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Para evitar suspicacias debemos ponerle un número al término “Mayor”.
Ya sé que las variables son múltiples, pero 55 (y en adelante) es mi número elegido.
Es, muy curiosameeeente, mi edad.
55 está en el camino entre la caprichosa cuarentena y el sentido sexto piso, digamos que de 25 a 54 puede que no pasen grandes cosas, pero a los 55 (estadísticamente) la vida te mete una trompada en todo el mentón.
Es cuando te encara y te “pide lo prestado”.
Una erosión lenta que empieza a desquebrajar todo tu sistema.
Hace 25 años la gran mayoría del entrenamiento de fuerza era potestad de adolescentes y veinteañero/as ávidos de una imagen corporal deseable para el sexo opuesto, o el mismo sexo. Y los pocos y pocas de más de 55 que hacían ejercicio regularmente eran enviados a realizar actividades “seguras” con mínima demanda muscular.
Si tenías más de 60 directamente te sentaban en una silla y “suba y baje los brazos, maestro”.
Este siglo ha popularizado el término Sarcopenia, y la ciencia se ha encargado de evidenciar que esa pérdida de masa muscular progresiva puede verse enlentecida al máximo con un programa de entrenamiento de la fuerza.
Los/las profesionales del entrenamiento (y publicaciones cómo SportLife) han expandido los beneficios evidenciados que tiene el entrenamiento sobre la longevidad.
Es 2024 y ahora las personas “mayores” entrenamos fuerza. Y lo hacemos como narra la evidencia científica, lo hacemos con vigorosidad, segura pero intensa.
Es 2024 y la fuerza se ha popularizado más allá de la simple imagen corporal, sobre todo para el ser humano que desea vivir más y mejor.
Obviamente es muy distinto si tienes un residuo de entrenamiento (es decir, si has entrenado desde mucho tiempo) que si empiezas a los 60. Pero, aun así, siempre hay tiempo para responder.
Mi dictamen:
Esto es magistralmente espléndido. Ojalá se extendiera a toda la población (cosa que parece muy difícil) pero estos 25 años han supuesto un gran avance para que no seamos viejos antes de tiempo, incluso que nunca lo seamos.
Hace 25 años, las personas “mayores” eran más mayores.
Hoy, poco a poco, logramos retrasar esa mayoría-vejez.
