Poco a poco nos vamos dando cuenta que la tecnología e industrialización pueden haber hecho mucho bien para algunos aspectos de la evolución del ser humano, pero no así para su salud. Teniendo en cuenta que tenemos la misma fisiología que nuestros tatatatatatarabuelos cazadores-recolectores, algunos inventos, como la silla, no han venido más que a estropear nuestra postura entre otros 'malos hábitos modernos'.
En el pasado y, actualmente, en muchas comunidades de Oriente, la postura en cuclillas es una pose cotidiana para realizar gran parte de las actividades del día a día: comer, charlar, descansar, jugar... La mayoría se coloca con los talones firmes en el suelo y los glúteos casi tocándolo. Por este lado del planeta, solo vemos 'en cuclillas' a los niños. Al hacernos mayores dejamos de adoptar esta forma innata de colocar nuestro cuerpo y luego, cuando intentamos volver a hacerlo, estamos demasiado rígidos y bloqueados.
Recuperar esta postura puede ser una buena manera de añadir una nueva estrategia en mejorar nuestra relajación y combatir el estrés. En la práctica de yoga esta posición tiene nombre: Malasana (La postura de La guirnalda) aquí la profesora Alicia Velasco nos enseña en Sport Life cómo hacerla y empezar a entrenarla, para volver a ponernos de cuclillas cómoda y progresivamente.
Entre los beneficios más destacados de esta postura:
- Estira y libera la espalda. La zona baja de la espalda se estira, de modo que se descomprime la columna vertebral y se liberan las caderas.
- Reduce tensiones localizadas. Durante la postura de cuclillas el peso del cuerpo se distribuye uniformemente, evitando que se acumule tanta tensión en ciertos puntos.
- Mejora la postura. Al ponerse de cuclillas se activa la musculatura que mantiene la corrección postural, estirando la cadena posterior de la espalda y movilizando la articulación tibioastragalina, muy importante para mantener el equilibrio. También alivia el dolor de espalda y cuello.
- Alivia el estreñimiento. Esta postura mejora la digestión, ayudando a ir al baño con mayor regularidad y facilidad.
- Estimula la circulación. Cuando nos ponemos de cuclillas aumenta el retorno venoso, lo que puede ser de utilidad para aliviar o prevenir las molestias circulatorias.
- Favorece la eliminación de toxinas. También aumenta la captación del sistema linfático, mejorando el sistema de drenaje del organismo.
¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO PONERNOS DE CUCLILLAS?
Posiblemente, en alguna ocasión te lo hayas preguntado. Los razones pueden ser variadas:
- Un factor cultural: el hecho de que se relaciona el sentarse en cuclillas con la imagen de alguien de una tribu en una aldea africana, o la de unos campesinos vietnamitas comiendo arroz.
- La forma de vestir: ponerse de cuclillas en vez de en una silla de oficina sería sanísimo para la articulación de la cadera, la manera en que nos vestimos hace poco factible el adoptarla.
- El diseño de los inodoros: los hoyos en el suelo requieren la posición de sentadilla que ya no practicamos, a pesar de que diversos estudios muestran que una mayor flexión de la cadera en esta postura se correlaciona con menos tensión al defecar.
Ahora ¡A practicar!
Podemos empezar haciéndola 3 veces al día durante 10 segundos al principio e ir incrementando el tiempo poco a poco, hasta conseguir estar al menos 1 minuto.
Si tienes problemas de estreñimiento, esta postura es mano de santo ;-)
