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Mada Madariaga es la chef que consigue la receta perfecta para que los platos de la cocina tradicional española puedan hacerse sin carne, pescado o huevos, 100% veganos.
Mada lleva más de 30 años vinculada al mundo de la comida vegetariana y vegana y ha sido la pionera en nuestro país. Comenzó en el ático de su casa con cenas clandestinas. De su casa dio el salto a Manuela Malasaña, para montar La Isla del Tesoro, uno de los primeros restaurantes vegetarianos de Madrid. De Malasaña saltó a la isla de Ibiza, para crear el hermano de La Isla del Tesoro y de ahí a Brasil para abrir O abraço, una posada-restaurante y su único proyecto no vegetariano. Ya de vuelta a Madrid abrió el buffet al peso de Viva La Vida para finalmente hace unos años dar vida a Viva Burguer, una hamburguesería vegetariana-gourmet de referencia y pionera en la cocina vegana y vegetariana que atrae cada día a decenas y decenas de comensales para disfrutar de platos sabrosos y muy saludables.
*Recetas extraídas de su primer libro de Mada Madariaga: ¡Olé Vegan! Los grandes platos de la gastronomía española en formato cien por cien vegano. (Libros Cúpula). Un libro recomendado Sport Life, porque nos gusta la cocina de toda la vida y queremos comer verde para cuidar nuestra salud y la del planeta.
Cachopo
Para «la carne» del cachopo podrías utilizar cualquier filete de carne vegetal preparada que ya venden en los mercados, tipo seitán, soja texturizada o de guisante.
Sin embargo, con setas de cardo (conocidas también como setas ostra) la sustitución es perfecta y son mucho más jugosas y, por supuesto, más naturales. Eso sí, para esta receta han de ser bien grandes para imitar el tamaño y forma de un filete de carne. Al marinar las setas durante un día, o una noche al menos, conseguimos un sabor adobado delicioso, que se potencia al cocinarlas en su mismo adobo.
Para el relleno utilizo algún queso vegano bio tipo curado, ahumado o tipo mozarela si te gusta más suave, que le van perfectos y, en esta receta, le pongo tomates secos, que se puede sustituir por sobrasada vegana.
INGREDIENTES
• 8 setas ostra o de cardo del mayor tamaño posible
Para el macerado de las setas:
• 200 ml de AOVE
• 1 diente de ajo
• 1 cucharada de café de pimentón dulce de La Vera
• 1 cucharada de café de alcaravea
• 1 cucharada sopera de orégano
• 1 cucharada sopera de shoyu
• 1 cucharada sopera de miso
• Sal
• Pimienta
Para el cachopo:
• 4 lonchas de queso vegano tipo curado,ahumado o cheddar
• 8 tomates secos hidratados al ajillo (ver receta base página 64)
• 150 g de pan rallado (puedes usar pan rallado sin gluten)
• 150 g de harina de trigo (o harina de maíz o garbanzo para que sea sin gluten)
• 300 ml de agua
• Sal
• Pimienta
• Abundante AOVE para freír los cachopos
PREPARACIÓN
- Un día antes, pon todos los ingredientes de la maceración de las setas (el aceite, el ajo, el pimentón, la alcaravea, el orégano, el shoyu y el miso) en un bote y bátelo con la batidora de mano.
- Quita el pie a las setas y córtalas imitando el tamaño y forma de un filete de carne. Salpimienta las setas por la cara laminada. Empápalas bien con el aceite del marinado, untándolo con los dedos por la parte de las láminas para que penetren bien los sabores en las setas. Sumérgelas en el marinado, asegurándote de que quedan totalmente cubiertas por el líquido. Tapa el recipiente y deja macerar el preparado en el frigorífico hasta el día siguiente. Al día siguiente, sácalas de la nevera. Deja que se atemperen un poco a temperatura ambiente.
- Pon una sartén grande a fuego medio-bajo, y echa las setas junto a su marinado, dejando que se frían por ambos lados procurando que no se quemen, pero que se ablanden bastante. Al cocinarse con el marinado, absorberán más sabor.
- Cuando estén bien blanditas y hayan empezado a tostarse, sin llegar a quemarse, sácalas y ponlas a escurrir en un plato en el que habrás colocado papel de cocina que absorberá el aceite sobrante.
- Mientras dejas escurrir las setas, puedes preparar el rebozado: mezcla en un bol la harina y ve añadiendo agua poco a poco sin parar de batir con la varilla y sin crear burbujas, hasta que consigas una cremita suave, algo más espesa de lo que sería un huevo batido.
- En la mesa de cocina, empareja las setas por tamaño o forma similar, colocándolas con la parte de las láminas hacia arriba y en cuatro de ellas ve colocando dos piezas de tomate seco en cada una y cúbrelas de queso cheddar, curado o ahumado.
- Aplástalo con la mano para que quede bien plano y entonces tápalo con la pareja de la seta, poniendo las láminas en contacto con el queso.
- Nos quedará como un sándwich con la parte lisa de la seta por fuera. Vuelve a aplastarlo bien con un papel de cocina para que peguen bien las capas.
Cocido madrileño
El cocido en casa de mis padres era todo un ritual, que generaba un revuelo los días previos, ya que había que ir a comprar los ingredientes de la mejor calidad, cada uno a una tienda diferente.
La sopa se hacía un día antes con las carnes varias y había que estar pendientes de desgrasar cada dos por tres el caldo. Ya el mismo día, se hacían los garbanzos con los chorizos y las morcillas. La olla era enorme y siempre se sumaba algún familiar o amigo a disfrutar y alabar el cocido de mi padre. Aunque tengo que confesarte que mi madre siempre estaba ahí, en la sombra, para dar ese toque final de sabor. Lo acompañábamos de la salsa de tomate más rica del mundo: la de mi madre que os he compartido en las recetas base (página 57).
Nuestro cocido vegano es una recreación de este fabuloso cocido familiar, al que no tiene nada que envidiar. Es un poco laborioso porque tienes que hacer el choriyaca y morcitake, mi propuesta de sustitutos del chorizo (página 60) y la morcilla (página 63). Haz cantidad de sobra y así ya los tendrás listos para hacer otras recetas en otro momento, ya que los puedes congelar.
INGREDIENTES
• 50 g de alga kombu
• 400 g de garbanzos
• 350 g de zanahorias (búscalas de tamaño mediano-pequeño para ponerlas enteras)
• 1 puerro entero grande
• ½ repollo
• 4 setas shiitake deshidratadas
• 2 hojas de laurel
• 250 g de judías verdes
• 500 g de patatas baby con piel (o patatas normales, no muy grandes y peladas)
• 5 g de setas oreja de arce
• 5 l de agua
• 1 cucharada sopera de miso
• 2 cucharadas soperas de sal
• 300 g de choriyaca (página 60)
• 300 g morcitake embutida (página 63)
• 10 g de kuzu
• 1 cucharada de café de agar agar
Para la sopa:
• 200 g de fideos para sopa
PREPARACIÓN
- La noche anterior a preparar tu cocido, pon a remojo los garbanzos en agua fría con una cucharada sopera de sal gorda y los 50 g de alga kombu. A la mañana siguiente, cuélalos, acláralos y mételos en una buena malla para cocer. Conserva y reserva el alga kombu.
- En una olla alta, pon a calentar los 5 litros de agua. Cuando el agua esté caliente, añade la malla con los garbanzos (para que no se mezclen con las verduras y queden apartados a la hora de servir): el alga kombu que usaste para el remojo, las zanahorias raspadas enteras o cortadas en trozos grandes de unos 15 cm, el puerro limpio y solo la parte blanca, el repollo entero o cortado en dos, las setas shiitake y el laurel.
- Tapa la olla y déjalo cocer a fuego lento por una hora y media. En este momento, añade las patatas, las judías verdes enteras sin rabo y el choriyaka, junto con el miso y la sal.
- Deja que se cocine tapado veinte o treinta minutos más. Pasado un total de dos horas de cocción, retira la olla del fuego, saca las verduras y los garbanzos (sin sacarlos de la malla) y reserva todo en una fuente.
- Deja que reduzca más el caldo durante cuarenta y cinco minutos a fuego lento y, esta vez, destapado. Pasados los cuarenta y cinco minutos, vuelve a incorporar las verduras y los garbanzos en su malla.
- Añade también el kuzu y el agar agar que habrás disuelto en un poco de agua fría (la justa para disolverse), y deja que cueza a fuego medio durante quince minutos.
- Así conseguirás que el caldo tenga el espesor y la untuosidad en boca que merece este platazo. Para darle más sabrosura al caldo, pon dos cucharadas soperas del aceite del choriyaka y desmiga 60 g de morcitake. Entonces vuelve a sacar las verduras y los garbanzos.
- Pon la olla con el caldo a fuego alto hasta que rompa a hervir, echa los fideos y deja que cuezan por cinco minutos o el tiempo que sugiera el fabricante en el envoltorio.
Para servir tu cocido, coloca en una fuente, por separado, las verduras y los garbanzos, ahora sí, sácalos de su malla de cocción. Acompáñalo con morcitake para que cada uno se ponga en su plato.
Fabada asturiana
En nuestra fabada 100% vegetal utilizo el hongo oreja de arce para conseguir esa sensación visual de la morcilla; y la morcitake y el choriyaca al final para darle sabor. La untuosidad del caldo la conseguimos triturando las verduras y con la maravilla de agar agar que aporta esa textura gelatinosa y grasienta en boca tan apropiada.
INGREDIENTES
• 500 g de fabes
• 120 ml de AOVE
• 1 cebolla de 250 g (aproximadamente)
• 2 dientes de ajo
• 1 zanahoria de 150 g (aproximadamente)
• 1 hoja de laurel
• 5 g de alga kombu (en una sola tira)
• 2 setas shiitake
• 10 g de hongo oreja de arce
• 1 cucharada sopera de miso
• 1 cucharada de café de alcaravea
• 2 cucharadas soperas de agar agar en polvo
• 200 g de choriyaca
• 200 g de morcitake
• 4-5 litros de agua mineral, preferiblemente (una parte para remojar)
• Sal
PREPARACIÓN
- La noche anterior, pon las fabes a remojo con abundante agua fría mineral, a ser posible (cuatro dedos por encima de ellas), y la lámina de alga kombu que sirve para ablandar y añade minerales y vitaminas a nuestros guisos. Al día siguiente, escúrrelas.
- En una cacerola de fondo ancho pon el alga kombu en el fondo, el aceite, la cebolla y los ajos pelados y enteros y añade la zanahoria, pelada y cortada en trozos grandes, las fabes y el laurel y cúbrelo hasta un dedo por encima de ellas con agua, preferiblemente mineral para un sabor más suave y una cocción perfecta.
- Llévalo a ebullición a fuego fuerte y cuando comience a hervir «asusta» a las fabes echando agua fría para cortar el hervor sin retirar la cacerola del fuego ni bajar su intensidad.
- Deja que vuelva hervir y «asusta» a las fabes de nuevo con agua fría. Y por tercera y última vez, repite la operación. Cuando vuelva a hervir, incorpora las setas shiitake y los hongos oreja de arce.
- Baja el fuego y deja que cueza a fuego lento durante dos horas, añadiendo agua templada o caliente a medida que se vaya evaporando el caldo, que siempre ha de cubrir tu guiso.
- Mueve la cacerola en vaivén cogiéndola por las asas, pero no remuevas nunca el interior porque las fabes pueden encallarse y resultar muy duras.
- Pasadas dos horas o dos horas y media, prueba las fabes. Si están blandas, retira el laurel y el alga kombu y deséchalos.
- Saca también la cebolla, los ajos y las zanahorias, tritúralos muy fino en un vaso de batidora con un poco de caldo y vuelve a incorporarlo a la cacerola.
- Prueba el caldo, es el momento de echar el miso, el choriyaca y añadir ahora las dos cucharadas de agar agar que habrás disuelto en un poco de agua fría, y deja que cueza un poco más para que se mezclen los sabores entre cinco a diez minutos.
- Mueve la cacerola en vaivén tomándola por las asas y deja que dé un hervor más para que tome la textura gelatinosa que aportan la grasa del chorizo y la morcilla en la receta tradicional, que en Ia nuestra la disfrutamos gracias al agar agar.
Cuando sirvas tu fabada, ponle un poco del aceite de choriyaca por encima en la fuente o directamente en cada plato y unos trocitos de morcitake para darle más gusto.
Pulpo a la gallega (a feira)
Salta a la vista por la foto que este plato es un diez. Cuando reparé en la posibilidad del champiñón para sustituir al pulpo no podía creer que no se me hubiera ocurrido antes, pues este plato lo hacía hace tiempo para un menú gallego en mi restaurante y lo preparaba con setas de cardo. Jugar con las wakame y los copos de nori para que le den sabor y que al quedarse pegados en los laterales hacen la función visual de los tentáculos, ¡es magia pura!
INGREDIENTES
• 1kg de patata gallega pequeña (intenta que tengan el tamaño/diámetro más o menos de los champiñones que van a ir encima de ellas)
• 1 cucharada sopera de sal
• 20 champiñones medianos
• 2 dientes de ajo
• 150 ml de aceite de algas (si no tienes, sustitúyelo por AOVE)
• 4 cucharadas soperas de alga nori frita en copos
• 2 cucharadas soperas de shoyu
• 10 g de algas wakame deshidratadas
• 250 ml de agua caliente para remojar las algas
• 1 cucharada de café de pimentón dulce de La Vera
• ½ cucharada de café de pimentón picante de La Vera (si no te gusta el picante, pon la misma cantidad de más en dulce)
Para terminar y montar el plato:
• 4 cucharadas soperas de aceite de algas
• 1 cucharada de café de pimentón dulce de La Vera para espolvorear por encima
• 1 cucharada de café de sal gorda (o al gusto)
• 2 cucharadas de alga nori frita en copos
PREPARACIÓN
- Pela las patatas. Ponlas en un cazo con agua y la cucharada de sal a fuego alto y cuécelas durante quince o veinte minutos, ve pinchándolas con un tenedor para saber si están hechas. Cuando estén listas, escúrrelas y córtalas en rodajas de 1 cm de grosor, salpimiéntalas y resérvalas.
- En un bol, pon a remojo las algas wakame con los 250 ml de agua hirviendo por cinco minutos. Escúrrelas y pícalas en pequeños trozos.
- Quita el pie a los champiñones y límpialos bien hasta que queden sin rastro de arena. Si lo necesitas, lávalos un poco con agua, escúrrelos después y sécalos con un paño de cocina limpio.
- En una sartén grande, pon los 150 ml de aceite de algas y los ajos fileteados a fuego bajo. Cuando los ajos estén dorados, rescátalos con una espumadera y deséchalos.
- Retira la sartén del fuego para echar la cucharada de café de pimentón dulce, la media cucharada de pimentón picante, el shoyu y remueve bien con una cuchara de madera para que se mezclen por completo con el aceite.
- Vuelve a poner la sartén a fuego bajo y añade los champiñones enteros. Sofríelos por ambos lados para que se hagan de manera uniforme y tomen el color rojizo del pimentón.
- No dejes que se hagan demasiado, deben quedar firmes, no blandos. Cuando ya estén, apaga el fuego y agrega las cuatro cucharadas de alga nori frita en copos removiendo bien para que quede adherida a los champiñones, sobre todo por la parte de las láminas y los lados.
- Déjalos enfriar, sácalos de la sartén a una tabla de cortar y rebana la zona redondeada de la parte lisa de cada champiñón sin que quede al descubierto el hueco que ha dejado el comienzo del pie (para que quede con la forma y el aspecto de las rodajas de pulpo de, aproximadamente, un cm de grosor).
- Desecha la parte que has cortado para esta receta. Verás que el champiñón ha tomado una coloración anaranjada muy apetecible por los lados, pero la superficie de arriba queda blanca.
- Rehoga las algas wakame que habías picado a fuego medio en el aceite sobrante de los champiñones.
- Coloca veinte rodajas de patata, ordenadas una al lado de otra, cubriendo la superficie de un plato grande o una fuente. Pon sobre cada pieza de patata un poco de alga wakame.
- Después, pon un poco de alga nori frita en copos en el hueco de la parte de las láminas de cada champiñón y, también, que te queden algunos copos de algas por los lados del champiñón (harán las veces de tentáculos negros).
- Colócalo sobre cada rodaja de patata dejando la parte lisa blanca hacia arriba. Si para entonces el plato ya está frío, precaliente el horno al máximo arriba y abajo por cinco minutos, apágalo y mételo para que se caliente (a mí no me gusta usar microondas, pero si tú lo tienes, también puedes calentar el pulpo en él).
Espolvorea pimentón dulce y riega con un generoso chorro de aceite de algas por encima y termina espolvoreando sal gorda al gusto.
Patatas revolconas con torreznos
La magia de la cocina española es que con pocos ingredientes puedes hacer platos riquísimos y muy resultones.
Esta versión vegana de las patatas revolconas, me encanta como aperitivo o para poner en el centro de la mesa como acompañamiento o entrante. No hay mejor matrimonio que el del pimentón de La Vera, la patata cocida y nuestro aceite de oliva. Yo, personalmente, les haría un monumento.
Me gusta jugar con el tempeh que, frito y marinado en las especias, nos recuerda al crujiente de los torreznos.
Lo utilizo así también para sustituir al beicon en los revueltos con tofu; los añado en salteados de verduras y cereales y me encanta encontrármelo en las ensaladas. Te comparto una de mis favoritas: una buena cama de espinacas frescas, con mix de setas salteadas, queso rallado, tempeh frito crujiente por encima, y la vinagreta templada hecha con el aceite de freír las setas y un chorro de vinagre balsámico al gusto, bien mezclados.
Una delicia y la mejor manera de tomar la proteína de la soja: fermentada.
INGREDIENTES
• 175 g de tempeh
• 1,2 kg de patatas buenas para puré
• 25 g de ajo
• 1 cucharada sopera de pimentón dulce de La Vera
• 1 cucharada de café de pimentón picante de La Vera
• 300 ml de AOVE
• 1 cucharada de café de tomillo
• 2 cucharadas soperas de shoyu
• 2 cucharadas soperas de sal para el agua de las patatas
Para el marinado del tempeh:
• 1 cucharada de café de polvo de cebolla
• ½ cucharada de café de polvo de ajo
• ½ cucharada de café de romero
• 1 cucharada de café de tomillo
• 1 cucharada de café de alcaravea
• ½ cucharada de café de pimentón dulce de La Vera
• 1 cucharada de café de sal
PREPARACIÓN
- Pela las patatas y cuécelas enteras en un cazo con abundante agua y la sal a fuego alto por unos veinte o treinta minutos, dependiendo del tamaño de las patatas. Lo importante es que estén bien cocidas, pues para esta receta tienen que quedar blanditas, así que ve probando a pincharlas con un tenedor durante la cocción hasta que veas que están en su punto, un poco pasaditas.
- Mientras se cuecen las patatas, corta el tempeh en tiras rectangulares, semejando trozos de torreznitos; pon 200 ml aceite en una sartén pequeña y caliéntalo.
- Cuando esté caliente, fríe los trozos de tempeh y deja que se doren bien por ambos lados. Cuando veas que están dorados, apártalos del fuego, rescátalos con una espumadera y deja que escurra el exceso de aceite en un plato con papel de cocina.
- En un bol con tapa o táper pequeño, mezcla todas las especias del marinado, mete el tempeh, tápalo y mézclalo meneándolo con suavidad para que quede bien rebozado por todas partes.
- Pela y pica los ajos en brunoise.
- En una sartén mayor, añade el aceite de freír el tempeh y los otros 100 ml de AOVE, caliéntalo a fuego medio, incorpora el ajo picadito y deja que se dore.
- Cuando esté dorado, retira la sartén del fuego, añade los pimentones, el tomillo y el shoyu removiendo bien con una cuchara de madera hasta que todo se haya mezclado y resérvalo.
- Escurre las patatas, ponlas en un bol y aplástalas un poco con un tenedor.
- Añade en el bol el aceite con los ajos y revuelve todo bien hasta que adquiera un color rojizo uniforme.
- Entonces, mete un brazo batidor y da tres o cuatro toques cortos en diferentes zonas para que algunas de tus patatas se trituren un poco más y se amalgamen, y otras permanezcan con una textura más gruesa.
- El secreto del resultado es que quede irregular, zonas con trozos de patata que haya que masticar y otras zonas en las que sean casi puré.
Preséntalo en una fuente con tus torreznos por encima y riega con un chorrito de AOVE en crudo.
Tortilla española (de patata)
¿Qué por qué pongo paso a paso cómo hacer esta receta que a primera vista parece tan sencilla y con tan pocos ingredientes? Sencillamente, porque quiero mostrarte cómo hacer una tortilla rica, rica. De esas que, cuando empiezas, no puedes parar de comer. De esas que están jugosas y con la patata bien confitada y frita. Estoy feliz porque he descubierto lo sumamente parecido que es el mucílago (sustancia viscosa que suelta el lino en contacto con el agua) a la clara del huevo. Antes lo hacía con una crema con tofu, leche de soja y cúrcuma, que quedaba rico también, pero con esta nueva receta estoy mucho más satisfecha.
INGREDIENTES
• 1 kg de patatas
• 500 g de cebolla
• 1 cucharada de café de sal (para las patatas)
• 1 l de AOVE
• ¼ cucharada de café de cúrcuma
• 1 cucharada de café de sal
• 50 g de semillas de lino enteras
• 300 ml de agua
• 150 ml de leche de soja
• ½ cucharada de café de sal
PREPARACIÓN
- Tritura o muele las semillas de lino, si no tienes molinillo ni robot potente, no pasa nada, déjalas así.
- Pon el agua calentar y llévala a ebullición, cuando rompa a hervir, retírala del fuego y pon el lino a remojo en ella por media hora al menos. Pela y corta la patata y la cebolla en la mano con un cuchillo puntilla.
- Trocéalas haciendo gajos ni muy gruesos ni muy finos. Calienta el aceite en una sartén mediana con los bordes altos.
- Cuando el aceite esté caliente, pon a pochar las patatas y la cebolla a fuego medio y, cuando empiecen a burbujear, baja el fuego y deja que se hagan en el aceite a fuego lento, casi como si se cocieran.
- La estamos confitando en el aceite. Remueve con mucho cuidado, de vez en cuando y de abajo a arriba, para que se hagan todas por igual.
- Cuando veas que las patatas han tomado color y la cebolla tiene un tono más traslúcido, sube el fuego y deja que se doren e incluso que lleguen a apelmazarse ligeramente.
- A continuación, saca las patatas y la cebolla a un escurridor y deja que suelten todo el aceite. Échales ahora la sal por encima.
- Haz ahora tu crema sustituta del huevo: Cuela el líquido que ha desprendido el lino, y júntalo en un bol grande junto con la leche de soja, la cúrcuma y la sal. Bátelo con firmeza, pero sin que se genere mucha espuma. Cuando las patatas con cebolla estén escurridas, pásalas al bol moviendo suavemente con un tenedor para que se vayan empapando todas las patatas.
- En una sartén mediana, no muy grande, pon dos cucharadas soperas de aceite, deja que se caliente a fuego medio, y muévela en círculos para conseguir que se pinte por completo, incluso los laterales.
- Echa las patatas con la crema en el fuego medio, aplástalas suavemente y remuévelas un poco con una cuchara de madera para que se caliente todo por igual y quede la superficie plana.
- Cuando observes que está caliente y va cuajando, deja que se dore la parte de abajo por unos dos minutos, no más, para que no se queme ni se nos haga demasiado y, así, no quede seca, mientras vas dando forma redondeada al borde con la cuchara.
- Después, tapa la sartén con un plato que la cubra por completo; si sobresale un poco, mejor. Pon la mano encima y voltea la sartén sin separar el plato, de manera que el plato quede debajo de la sartén, sujeto con tu mano.
- Levanta la sartén con cuidado y deja la tortilla en el plato.
- Si es necesario, limpia la sartén con papel de cocina para eliminar los restos de patata y vuelve a pintar completamente la sartén con el aceite. Es el momento de dejar deslizar lentamente, con firmeza y con mucho cuidado, la tortilla en la sartén empezando por la parte que queda más lejos de tu cuerpo.
- Si lo necesitas, ayúdate de una espátula o cuchara de madera para empujarla. Vuelve a moldear el borde para que quede redondeado.
Deja que se dore la parte inferior por dos minutos a fuego medio, con cuidando de que no se queme, vuelve a poner un plato sobre la sartén y voltéala como hiciste antes, con un giro rápido y con decisión, esta vez para llevarla directamente a la mesa.
Tarta de la abuela
Esta tarta es muy sencilla de preparar y gusta muchísimo, sobre todo entre los más pequeños. Me encanta hacerla en casa porque, utilizando productos integrales, me da la tranquilidad de que, aunque estén comiendo dulce, también se están alimentando potentemente.
Por eso te recomiendo que, en la medida de lo posible, siempre utilices productos ecológicos e integrales. Libres de químicos, productos artificiales e industriales. Busca los alimentos tal cual nos los ofrece la Madre Tierra, o procesados en coherencia con su naturaleza.
INGREDIENTES
Para la crema pastelera:
• 1 l de leche de almendras, avena o soja
• 50 g de azúcar moreno (la cantidad depende de si tu leche vegetal está azucarada o no; yo uso una de almendras azucarada, por eso uso 50 g)
• 15 g de piel de naranja sin la parte blanca
• 15 g de piel de limón sin la parte blanca
• 10 g de canela en rama
• ½ cucharada de café de cúrcuma
• 100 g de fécula de maíz bio (tipo maicena)
• 1 cucharada de café de agar agar en polvo
Para la tarta:
• 600 g de galletas rectangulares integrales bio (las que más te gusten)
Para la cobertura:
• 400 g de chocolate bio para fundir
• 400 ml de nata vegetal, de avena soja o coco bio
PREPARACIÓN
- El día anterior, o al menos dos horas antes, prepara la leche para tu crema pastelera: Pon a hervir la leche de almendras, avena o soja con la rama de canela, las ralladuras de naranja y limón y el azúcar al gusto, (ya sabes que no todas las leches vegetales vienen azucaradas o no tienen el mismo grado de dulzor, así que, pruébala y tú decides si añades más de los 50 g). Deja que hierva unos diez minutos, retírala del fuego y déjala reposar durante al menos un par de horas para que tome con intensidad los aromas de los cítricos y la canela. Será mejor si la dejas reposar en el cazo desde el día anterior.
- Al día siguiente, cuela la leche y reserva 100 ml para empapar las galletas.
- Pon el resto de leche aromatizada a calentar en un cazo mediano, y añádele media cucharada de café de cúrcuma.
- Disuelve los 100 g de fécula de maíz bio y la cucharada de café de agar agar en un poco de leche o agua fría, y luego agrégalo al cazo, mezclándolo todo bien con una varilla de batir.
- Déjala al fuego unos diez minutos sin dejar de remover hasta que veas que se espesa con la consistencia deseada y parecida a una crema pastelera bastante líquida, ya que espesará un poco más al enfriarse.
- Por otro lado, haz tu cobertura de chocolate poniendo en un cazo a calentar los 400 g de chocolate para fundir junto con los 400 ml de nata y, de nuevo, remueve con una varilla para que todo se vaya mezclando al fundirse el chocolate.
- Ve empapando las galletas en la leche que has reservado.
- En una fuente mediana rectangular y honda, coloca galletas empapadas, una junto a otra, creando una capa hasta cubrir el fondo.
- Pon encima la crema pastelera y extiéndela por toda la superficie de galleta.
- Cubre la crema pastelera con otras dos capas de galletas que cubrirás esta vez de chocolate extendiéndola también por toda la superficie de la tarta.
- Métela en la nevera toda la noche o al menos por cuatro horas.
Recuerda sacarla del frigorífico con tiempo para que temple hasta estar a temperatura ambiente y procura que el chocolate se caliente un poco, deja incluso que le dé el sol o dale un golpe de soplete o de horno, para que se reblandezca y resulte fundido y cremoso a la hora de servir.




