Si buscamos en internet información sobre lo que es o se entiende como "envejecimiento activo" encontraremos información que se refiere a "la idea de que las personas mayores deben ser capaces de participar activamente en la sociedad y tener un estilo de vida saludable y activo, en lugar de ser vistas como una carga o una población pasiva".
Sin embargo, hablar de envejecimiento y asociar este concepto solo en personas que han alcanzado una determinada edad (50, 60, 70 años), es reducir tantísimo la perspectiva de lo que realmente implica, que me gustaría compartir con vosotros esta mirada un poco más amplia.
Envejecer... envejecemos desde el mismo momento en el que nacemos. Hasta aquí todos conformes.
Pero hablar de envejecimiento no es algo que nos hayan enseñado ni trasmitido como algo constructivo y nutritivo. Envejecer conlleva cambio, transitoriedad, incertidumbre ante la enfermedad y miedo a la muerte. Estas emociones y creencias pueden haber arraigado de manera muy profunda en nuestra mente y, dado que nuestra mente y cuerpo son uno, nuestro cuerpo se cree lo que la mente le trasmite y pensamos que hacernos mayores va a implicar directamente una invalidez o enfermedad a determinada edad.
¡Pero eso no tiene porqué ser así!
Si bien es cierto que no podemos controlar si nos va a aparecer una determinada enfermedad o dolencia al cabo de los años, sí podemos ejercer un control sobre nuestros hábitos de vida de los cuales sí sabemos que nos hacen bien a nuestro cuerpo y a nuestra mente. Y esto es algo con lo que se puede empezar a trabajar desde que somos jóvenes.
No gastemos energía, tiempo y confianza en intentar parar el paso de los años y vivir en la ilusión de una "eterna juventud", eso no es posible y solo nos llevará a la frustración y la amargura. Pero sí podemos emplear toda esa fuerza interna en cultivar diariamente cualidades físicas y recursos emocionales con los que ganar años a la vida de calidad.
5 ACCIONES SALUDABLES DE INTEGRACIÓN DE ENVEJECIMIENTO ACTIVO
1/ Actividad física diaria
Combinando trabajo cardiovascular y ejercicios de fuerza.
2/ Mantener una buena salud mental
- Manejo del estrés
- Participación en actividades sociales
- Realización de actividades que generen placer y sentido de propósito.
3/ Participación en la comunidad social
- Actividades voluntarias
- Apoyo a organizaciones benéficas
- Participación en actividades culturales y recreativas.
4/ Constante aprendizaje
Cursos, talleres, lecturas...
5/ Adaptar el entorno
Encontrar un espacio donde poder desarrollar nuestra vida conforme a nuestros principios y valores.
EL MIEDO A LA MUERTE
El miedo a la muerte es un temor no solo que compartimos todos los seres humanos, sino que implica la mayor amenaza para nuestra supervivencia y es lógico que huyamos de cualquier atisbo de peligro o idea que se acerque a ella.
Pero no podemos mirar constantemente hacia otro lado obviando que todos, absolutamente todos los seres, vamos a pasar por ella. Vamos a morir.
Lejos de crear más miedo en el ambiente y sonar como una "desquiciada apocalíptica", lo que propongo es que: precisamente como la muerte es algo que va a ocurrir sí o sí, dejemos de luchar contra ella como si no fuese con nosotros. Cuánto mayor es la resistencia a lo inevitable y lo que no está bajo nuestro control, mayor es el sufrimiento con el que vivimos los años que estemos en este viaje de la vida.
Tal vez el hecho de saber que algún día todo terminará, nos sirve de motivación para que cada día cuente y que lo hagamos desde un cuerpo y una mente fuertes y lúcidos. No todos los días serán color de rosa, ni se pretende que lo sean, pero con un buen entrenamiento físico y emocional, el paso de los años puede ser la mejor aventura.
Pero si esto no es suficiente para ti en este momento y el miedo a la muerte, la incertidumbre sobre lo que sucede después de la muerte, el miedo a sufrir dolor o sufrimiento antes de morir o el miedo a dejar atrás a seres queridos, mina tu bienestar vital, tal vez estas ideas te sirvan de apoyo:
- Hablar sobre el miedo con un terapeuta o consejero, ya que pueden ayudar a procesar y entender las emociones relacionadas con la muerte.
- Buscar apoyo en amigos y familiares, ya que pueden proporcionar una perspectiva valiosa y una red de apoyo emocional.
- Educarse sobre el proceso de morir y lo que sucede después de la muerte, ya que puede ayudar a reducir la incertidumbre.
- Reflexionar sobre el propio legado y cómo se quiere ser recordado después de la muerte.
- Practicar técnicas de relajación y meditación para ayudar a reducir el estrés y la ansiedad relacionados con el miedo a la muerte.
- Buscar un sentido de propósito y significado en la vida, ya que puede ayudar a enfocar en el presente en lugar del futuro incierto.
En general, el miedo a la muerte es un tema complejo y personal, y puede requerir un enfoque personalizado para abordarlo de manera efectiva.
Espero que estas reflexiones te hayan resultado de interés y sobre todo sirvan para que vivamos sacando todos nuestros recursos.
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