A veces, cuando no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo en mi cuerpo me pasaba que sentía que iba al ralentí, como si me faltara alguna marcha más para arrancar y seguir con el resto del día. una fatiga, un cansancio repentino, un “dame un sofá que me acuesto un ratito”... Y así, un café tras otro, iba aguantado.
¿Te ha pasado alguna vez?
Yo tardé una carrera universitaria y atender a varios casos en consulta hasta que entendí que esa fatiga tenía que ver con los cambios hormonales, que mi salud hormonal no era del todo incontrolable y que lo que las decisiones que tomamos a primera hora y a las últimas del día, nos arreglan o desarreglan más de lo que te puedas llegar a imaginar.
Secretos para una buena salud hormonal en la menopausia
Aquí comparto algunos de mis secretos de la mañana, para la salud hormonal:
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Cuidar del desayuno. Asegurar las proteínas, olvidarme del desayuno dulce y no apostarlo todo al pan con algo. En realidad, no necesito el pan para obtener los nutrientes que realmente necesito. El pan ocupa lugar y no me sacia y además, me hace tener hambre más pronto. Mejor unos huevos, o una tortilla con verduras o unos brotes verdes.
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Evito el café con leche (aunque sea vegetal) por la mañana, a media mañana o media tarde. Con uno al día me basta, si realmente me apetece mucho. Mi cuerpo ya ha aprendido a regula la energía y el tuyo también lo hará sin estímulos externos.
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Movimiento en ayunas o después de comer, pero siempre. Mejor por la mañana y así ya lo tengo hecho. Luego si el día se complica, mi mente y mi cuerpo están más fuertes.
Y estos son mis secretos de tarde-noche para una salud hormonal:
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Meditar, respirar y agradecer en una especie de ritual que tú misma puedes crear a tu gusto. El tema es hacerlo conscientemente y tomándote el tiempo.
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Cenar temprano y ligero, aunque sea de día y nadie más quiera cenar a esa hora. Tiene que ver con la gestión de la insulina y otras hormonas que por la noche son menos activas y en la menopausia todavía menos. Hay que darles una ayuda…
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Acostarme temprano, dormir es mi prioridad. Sin obsesionarme, relajándome.
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No renunciar a algún encuentro social que puntualmente me haga acostarme más tarde o comer a deshoras. La vida social también es salud y que el vivirlo con naturalidad y sin restricciones es lo más saludable.
Recuerda: el bienestar es tan relativo como el malestar. ¡Y el bienestar es decisivo!
Y si nadie te lo ha dicho antes hoy quiero sepas, que eres espléndida y que vas a alcanzar más poder del que imaginas. Desde aquí, vamos juntas a por tu poder, el poder de la menopausia.
¿Quién es Carla Romagosa?
A los 35 fui diagnosticada de celiaquía e intolerancia a la lactosa y a los 39 de menopausia precoz, también conocida como fallo ovárico prematuro. Justo en el momento en que quería ser madre.
Pasé una perimenopausia y una menopausia muy abruptas y con mucha sintomatología. En realidad, vivía en una vorágine de estrés, mala alimentación, sedentarismo, viajes de empresa y ritmos que me lastimaban sin que yo fuera consciente de ello.
A mi menopausia le dio por la depresión, la ansiedad, mucho cansancio, dolor articular y migrañas. Yo le agradezco mucho que no me molestara demasiado con los sofocos.
He recorrido años de búsqueda de mi bienestar que me han conducido hasta aquí. He aprendido y estudiado y tengo Formación académica en nutrición e investigación científica, pero también espiritual.
Creo en el objetivo de sentirme bien y fijar las bases de mi salud en los años venideros.