Entrevista a Julia Jiménez Hens, Dietista-Nutricionista, autora del libro Otra Nutrición es Posible y fundadora @nosequecenar
Soy fiel a Sport Life, la he comprado muchas veces.
27 años, Madrid, dietista-nutricionista, deportista y concienciada con la alimentación, el deporte, la salud... y la vida.

¿Por qué elegiste D-N?
Soy hija de 2 médicos y siempre me ha interesado el mundo de la salud y tenía interiorizado los hábitos saludables. Empecé con ingeniería medioambiental, pero no acabé la carrera y quería dedicarme a algo relacionado con salud y me llamaba la atención el tema de la nutrición, era muy deportista y me interesaba nutrición deportiva, y luego fui enfocándome por alimentación consciente enfocada a la relación con las emociones y salud mental, además del tema de nutrición vegetariana, yo sigo una alimentación 100% vegetal, y la nutrición clínica, que es la esencia de la nutrición y me interesaba formarme y trabajar en ello.
¿Y al acabar la carrera, cómo empezaste a trabajar?
Terminé la carrera y desde el principio quería trabajar por cuenta propia, mi enfoque se alejaba de la cultura de la dieta, clínicas, restricción, control y obsesión, quería algo más basado en la compasión, amor propio y entender el porqué y me lance a emprender y llevo 3 años como nutricionista, y ahora somos un equipo de 10 personas. Empezamos con sesiones presenciales y desde la pandemia las hacemos todas online.
En el equipo somos 6 psicólogas, 3 nutricionistas y 1 entrenadora, distribuidas por toda España y fuera. Las sesiones online están funcionando muy bien, especialmente por el tema de psiconutrición que puede llegar a más personas online que no irían a consulta presencial.

¿Cuál es tu perfil de seguidores y clientes?
Mi comunidad en redes sociales es un 91% mujer, y el perfil de clínica es 9 mujeres por 1 hombre. Quizás la presión estética y corporal a la mujer tenemos falsas creencias sobre cómo debe ser nuestra alimentación para conseguir un físico.
Creo que como equipo femenino de profesionales de la salud estamos más sensibilizadas con la presión estética y la cultura de la dieta que recae especialmente sobre nosotras, las mujeres. Nuestro propósito es ofrecer a toda mujer un espacio seguro y libre de juicios, donde trabajamos desde la sororidad para educar, cuestionar y empoderar en nuestra consulta.
“Somos víctimas de un sistema dominado por la cultura de la dieta y es difícil escapar de ello si no lo cuestionamos, por eso nuestro enfoque en consulta no solo ofrece un plan nutricional, sino también se basa en el cuestionamiento y la reeducación, no solo alimentaria sino también de creencias”.
¿Eres vegana?
Sí, soy vegetariana desde los 17 años y vegana desde los 23 años, ya 10 en el mundo vegetariano. Empecé por una cuestión de sostenibilidad, siempre he sido una ecologista convencida y uno de los pasos con más impacto de sostenibilidad, huella de carbono, emisiones de CO2, etc., era seguir una alimentación 100% vegetal. Estudiando ingeniera medioambiental era más consciente de esto. Y además esto me llevo a una mayor consciencia con los animales, y desarrollé la empatía y compasión.

¿Utilizas la palabra dieta o no?
Como la palabra dieta tiene una connotación tan negativa, está asociada a dieta restrictiva, y como nosotras hablamos de enfocar a ‘no dieta’ y más reeducación alimentaria lo hablamos es de plan nutricional o plan de alimentación.
Se trata de empoderar a la persona, darle los conocimientos básicos y necesarios con sus características, su vida, sus miedos, y que tenga un plan que entienda y que pueda seguir toda la vida.
“Yo prefiero empoderar a las personas y confiar en sus capacidades para adquirir nuevos hábitos y conocimientos. Por eso, en lugar de hacer dieta, propongo hacer un plan de alimentación consciente, basado en la educación alimentaria”.
En nutrición deportiva, es un perfil diferente, más formado y enfocado a los alimentos para mejorar el rendimiento deportivo. A veces, tener tantos conocimientos y disciplina que implica el deporte puede hacer que esa tendencia perfeccionista puede alejarnos de la nutrición saludable.
¿Qué deportes has hecho?
Desde pequeña he hecho bastante deporte, mi padre es muy deportista, hace mucho ciclismo de montaña, esquí de travesía y mucha montaña en general. Desde que tengo uso de razón he ido de excursión a la montaña en familia, estaba en los scouts, por lo que estaba habituada a las excursiones y la montaña, siempre he sido muy activa. En el colegio jugaba al baloncesto y hacía patinaje artístico.
Al crecer me aficioné al ciclismo, supongo que por seguir a mi padre, tanto bici de montaña como de carretera, y a la carrera, he llegado a media maratón de asfalto. He estado en varios clubs de atletismo, y ahora hago 2-3 veces por semana TrueCycle, que es como spinning pero en bicis estáticas que son de carretera, el recorrido te cambia la resistencia y no te puedes escapar, 2-3 veces por semana hago entrenamiento de fuerza en casa o gimnasio. Y el fin de semana subo a la montaña y hago mis rutas de ciclismo, o rutas de andar y esquí de pista, depende un poco de lo que nos apetezca a mi pareja y a mí.
“Las dietas asociadas a modas son un gran problema. Cualquier cambio en la alimentación debe ser siempre pautado, guiado y supervisado por un nutricionista titulado en consulta, de esta forma se podrá hacer de manera adecuada, personalizada e individualizada.”

¿Cómo surgió la web y las redes sociales?
Tenía una cuenta de IG personal, a medias mi vida a medias nutrición, y mi amigo Carlos Ríos me recomendó en su día que me hiciera una cuenta solo nutrición. Ya tenía un blog donde divulgaba sobre nutrición y el me animo a crear la cuenta de IG con el mismo nombre: no sé qué cenar.
Empecé como una prueba, sin expectativas y fue creciendo muy rápido, sin darme cuenta. Yo no me lo había planteado como algo viral, no buscaba seguidores, me apetecía compartir y sin idea de marketing. Una idea muy espontánea y natural y sin pensar mucho en qué debía poner para tener más.
“Comparto lo que nace de mi corazón y procurando que sea de calidad y en menos de 3 años ya somos 126.000 seguidores, pero no lo pienso mucho.”
Empecé a tener más pacientes de los que podía seguir sola y formé el equipo. He ido creciendo de manera orgánica, natural y creciendo y aprendiendo. A quien le llegue y ayude es maravilloso, y a quien no, no es para todo el mundo, no pasa nada.
En redes sociales, tengo en cuenta que no todo el mundo estará de acuerdo ni le va a gustar. Pero es bueno que haya diversidad y creadores de contenido diferentes, hay nutricionistas para todos los gustos y personas. Y la experiencia personal te hace ir aprendiendo y adaptándote.
“De alguna manera nosotros escogemos a nuestros pacientes con nuestra forma de divulgar y nuestra energía. Cuando no tienen nada que ver contigo es mejor ser sincero y perder un paciente porque no se adapta a tu enfoque y no vas a poder ayudarle como desea.”
Yo misma sigo a personas y cuentas en redes sociales con la que estoy muy de acuerdo en todo lo que publican, pero que igualmente admiro en otros aspectos. Nunca vamos a estar 100% de acuerdo con todo el mundo, por mucho que nos guste su divulgación, y es importante tenerlo presente porque no es la idea. Escuchar sobre otros enfoques nos ayuda a ampliar nuestra mirada y a hacernos más tolerantes y humildes. Además, incluso cuando creemos que no aprendemos nada (algo bastante cuestionable), al menos estamos en contacto con la realidad. Es importante exponernos a muchos puntos de vista para no pensar que nuestra forma de ver las cosas es la que domina el mundo, y es que esto que parece tan absurdo puede sucedernos si solo seguimos perfiles cómo el nuestro, que respaldan nuestra ideología o corriente. Creo que es muy peligroso.

¿Cómo surgió la idea de escribir un libro?
Siempre me ha gustado escribir, ya había publicado 4 libros por cuenta propia, uno de alimentación enfocada al ciclo menstrual, más un manual, y 3 libros de prosa poética y reflexiones. Han tenido y tienen muy buena acogida, es otra parte de mi vena creativa y artística.
A raíz del confinamiento, me llamaron de Planeta y me propusieron escribir un libro de nutrición. Me hizo mucha ilusión y ya lo tenía en mente en mi carrera de nutricionista en algún momento, pero era un reto, muy grande, no escribir un libro, si no escribir un buen libro. Y al final fue el empujón para hacerlo. Decidimos enfocarlo como un manual de nutrición y salud holística, pero amplio y para todas las edades y públicos, soy 100% vegetal por mi alimentación, pero no quería cerrarme a eso, que fuera más amplio, ya habrá más libros.
Por eso el libro se divide en una primera parte: nutrir el cuerpo, y la segunda: nutrir el alma.
En el libro quería hablar de la base y con conceptos técnicos y científicos, bien evidenciados, por lo que me documenté bastante, pero también he dado mucha opinión porque soy bastante crítica con el tema del control, perfeccionismo, cultura de la dieta, falsear la salud cuando es preocupación estética... Hablo mucho del tema ‘dieta’, la gordofobia, patrones en RRSS que para mí no son saludables, y son patrones que creo que no se deben recomendar, poco recomendables para la salud mental.
“Trato de integrar la parte más científica y técnica de la nutrición y la salud con la parte más compasiva y humana, un proceso basado en el amor, compasión, escucha y más salud mental, que creo que es imprescindible, que creo que falta.”
Es el libro que me hubiera gustado leer cuando estudiaba nutrición, o incluso antes, porque sufrí problemas de conducta alimentaria de joven, por esa presión de perfección tan enorme que recae en las mujeres y quería dar una visión más amable sobre el tema con rigor científico.

En el libro cuentas que viviste con un Trastorno de Conducta Alimentaria o TCA ¿Cómo lo superaste?
Con 15 años desarrollé una anorexia nerviosa que evolucionó a bulimia, sufrí episodios de acoso en el colegio y varias situaciones que afectaron mi salud mental en la adolescencia. Mejore un tiempo pero a los 20 años volví a caer en anorexia nerviosa y fue más duro, no a nivel de sufrimiento porque la adolescencia es una época muy dura, pero a nivel fisiológico era más grave, con un porcentaje de grasa corporal muy bajo, con desmayos constantes.
Comenzó una recuperación más consciente, con mayor implicación por mi tiempo, con psicoterapia grupal varias veces en semana, reconstruí lo que creía que era o tenía que ser y me di cuenta de que llevaba toda mi vida tratando dar la imagen que se esperaban de mí, pero no me había planteado que era lo que de verdad me hacía feliz, sin saber decir que no, sin marcar límites asertivos, sin escucharme. De los 21 a los 23 que estuve iniciando mi recuperación, solté todas las creencias que tenía y me planteé quien era yo y quien quería ser y cómo quería relacionarme con el mundo.
Tuve que parar mi vida, dejar la universidad durante 1 año, escucharme y sanarme, fue probablemente lo más valioso que he hecho por mí, creo que ahora no podría transmitir en redes sociales de la forma en que lo hago si no hubiera hecho el trabajo interno de cuestionarme mis creencias y mi persona, un trabajo de demolición, todo fuera y construir desde un lugar más honesto y basado en el amor más puro.
Creo que fue parte del éxito de ‘No sé qué cenar’, que no es una búsqueda externa para buscar seguidores, es una búsqueda interna y personal, un compartir genuino desde un proceso doloroso, también bonito, un poco de todo. Ese reconocerme humana y vulnerable me permite conectarme con la gente desde un ‘tú a tú’ no por encima como una verdad por encima del resto de las personas.
“Todos tenemos momentos en que se tambalea el mundo, o perdemos el norte y no sabemos lo que queremos, tenemos muy interiorizado que la alimentación y el deporte son importantes, pero damos poco peso e importancia a la salud mental, el amor propio y la autocompasión, que son la base de una buena salud”

¿Por qué el nombre ‘No sé qué cenar’?
No hay un motivo, un día estaba en el sofá pensando en poner un nombre a mi blog, algo divertido y no demasiado serio, fácil de recordar y que todo el mundo se identificara y se me ocurrió, no sé qué cenar, todos lo hemos dicho alguna vez.
En mi cuenta IG hay contenido muy variado, de empoderamiento, vegetarianismo, sostenibilidad, feminismo, no sólo nutrición, la marca fue creciendo y ahí se quedó, aunque ahora me dicen que debería llamarla ‘Ya sé que cenar’.
¿Qué consejos nos ‘regalas’ a Sport Life para mejorar la alimentación deportiva, con tu Sello Julia Jiménez?
- Es un error enfocarnos solo en rangos de macronutrientes y calorías, y es importante, pero perdemos el origen, de donde procede el nutriente. No es cuestión de comer X gramos de proteínas, carbohidratos o grasas y meter de todo, donuts, o mucha proteína aislada. No es un problema, pero es importante cuidar la calidad del alimento, la materia prima, y que sean alimentos naturales.
- Cuidar nuestra microbiota, que es importantísima, dirige nuestra vida desde el intestino. Hay un efecto metabólico de los alimentos en nuestra alimentación y en deporte es muy interesante. En nuestra alimentación no deben faltar probióticos y prebióticos.
- La idea de que puedes comer lo que quieras porque haces deporte, no es cuestión de quemar calorías o incluir energía, pero vas a tener igual los picos de insulina, o los problemas arteriales. El deporte es importante pero no va a revertir una mala alimentación por comer por ‘calorías’ comer solo combustible, no es sólo cantidad, también calidad de combustible.
- En deporte la proteína se tiene muy en cuenta, pero solemos olvidar los antioxidantes, y durante el ejercicio se producen más cantidad de radicales libres, no es un problema si se combaten de forma natural con antioxidantes naturales de frutas, verduras, frutos secos, vegetales de hojas verdes y algunos alimentos más antioxidantes como col kale, jengibre, cúrcuma, uvas con piel y semillas, frutas del bosque, etc. Es importante consumir suficientes antioxidantes si eres deportistas.
- Y el tema de los probióticos, no solo comemos par nosotros también para todos los microorganismos que conviven con nosotros y que hay que alimentarnos no solo para mantener una buena salud inmune, también porque producen ácidos grasos interesantes, vitamina K y con la microbiota sana nuestro cuerpo está sano y se consigue con alimentación rica en probióticos vegetales y fermentados.

Nos podrías compartir 3 errores que cometemos o has cometido como deportista y no solo nos impiden mejorar en rendimiento deportivo también perjudican nuestra salud.
- No respetar el descanso, sobreentrenar, que yo he hecho porque me gusta tanto el deporte y por la creencia tan ‘capitalista’ de siempre más es mejor. Hay que planificar pero también escuchar la sabiduría del cuerpo. Aprender a diferenciar entre pereza y cansancio, si estamos agotados y necesitamos 1, 2 o 3 días de pausa, hay que escucharlo, dejar que se reparen los músculos, se recarguen los depósitos de glucógeno, etc.
- Un exceso de cardio, y falta de entreno de fuerza, lo he cometido y lo veo más típico en mujeres.
- En la alimentación vegetariana o vegana, en general, y más en deportistas, no se suele dar la suficiente importancia a las proteínas, lo mínimo para no enfermar son 0.8 g de proteínas por kilo de peso corporal al día, pero no es lo óptimo para el rendimiento y correcto funcionamiento del cuerpo; y si buscamos estar sanos y mejorar calidad deportiva, 1,2 a 1,5 g por kilo de peso corporal es más recomendable. Y en personas vegetarianas o veganas que la proteína es tan fácilmente biodisponible, lo óptimo en deportistas sería 1,5-2 g de proteína vegetal por kilo peso al día. Que no tengamos miedo a consumir proteína vegetal. O incluso introducir proteína vegetal aislada de soja, guisante, arroz, etc., añadir una cucharadita a un yogur, o un batido o una masa de tortita.

Un día con... Julia Jiménez
- Cada día es diferente, 2 días paso consulta de nutrición y el resto trabajo en casa.
- Me levanto sin despertador a las 7:30-8:00.
- No desayuno, me tomo un café con leche vegetal.
- Me pongo a trabajar en casa en el ordenador, correos, consultas, etc.
- A media mañana me ducho o voy a entrenar y me ducho después.
- Después me tomo un yogur de soja con frutos secos o alguna semilla (lino, calabaza, etc.) y algo de fruta.
- Salgo a la calle a hacer recados, paseo, compra, que me dé un poco el sol.
- Comida entre las 13 y las 15h, me guío por mis sensaciones de hambre o saciedad, no tengo una rutina de entrenamiento o de alimentación, me escucho mucho por energía o por hambre. Una base de vegetales con proteína vegetal (tofu, tempeh, seitan o heura a la plancha), pan integral, quinoa, boniato, legumbre… Intento seguir el plato de Harvard.
- Si tengo la tarde libre, leo un rato, doy un paseo o entreno si no he ido a la mañana, quedo con alguna amiga o con mi madre.
- No tengo rutinas pero todos los días saco un rato para entrenar, para leer, para caminar sin más.
- A eso de las 7:30h saco a mis perros (por la mañana los saca mi chico), un paseo de 45-60 min con calma escuchando algún podcast o entrevista.
- Cena temprana, a las 8:30, parecido a la comida, me apetece más una ensalada, con base de espinacas o lechuga, o pepino, tomate, garbanzos, lentejas o tofu, etc. Pero alguna vez me zampo una pizza para cenar y me quedo tan ancha.
- Luego peli o serie con mi pareja.
- Me voy a dormir antes de las 12h, me entra sueño como a los niños y duermo que da gusto.

JULIA JIMÉNEZ es dietista-nutricionista especializada en Nutrigenética y Nutrigenómica y Mindfulness y Gestión Emocional, además de Nutrición Clínica, Nutrición Deportiva y Nutrición Vegetariana. Es la fundadora y directora de la consulta de psiconutrición No Sé Qué Cenar (@nosequecenar). Se dedica a la nutrición consciente en su consulta privada, imparte cursos, charlas y talleres, y a través de sus redes sociales promueve una forma de vida consciente, saludable y sostenible en todos los aspectos (físico, mental y espiritual).
«No merece la pena llevar una alimentación terrible, aunque te mates a hacer deporte. Es probable que no engordes, pero es que la salud no está en el peso: la salud está en el funcionamiento correcto de tu metabolismo, órganos, músculos, huesos y tejidos, además de en tu estabilidad mental. A no ser, claro, que la salud nos dé igual y se trate solo de una excusa que utilizamos para juzgar el aspecto físico de los demás».
Julia Jiménez nos propone una aproximación a la nutrición que nos permitirá sentar las bases para generar hábitos sanos y duraderos y abandonar la cruzada contra la comida y nuestra imagen personal a través del trabajo de amor propio y de aceptación.
En una sociedad en la cual todo lo que no sea un cuerpo delgado y «perfecto» parece ser señalado e insuficiente, es imprescindible entender que delgado no es equivalente a sano si para mantenerlo es necesario vivir restringiendo la alimentación, el ocio y la felicidad. Dicho de otra manera, por mucho que aparentemente tengamos una imagen muy sana, delgada o fit, no necesariamente tenemos salud.
Es por esto que no se trata únicamente de comer bien, es necesario ir más allá y aprender a nutrirnos con materias primas de calidad que nos ayuden a mantenernos saludables, pero, sobre todo, debemos encontrar un equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestra mente, aprendiendo a llevar una vida y una alimentación más pausadas, conscientes y sostenibles, incorporando una visión más holística de la nutrición, porque otra nutrición es posible.