Si hay un músculo al que se le debería dar mucho más protagonismo, deberían ser a los isquiosurales. Sin embargo, al ser un grupo muscular biarticular es complejo su entrenamiento, ya que interviene en la extensión de cadera y flexión de rodilla, pero en un control excéntrico junto a glúteo mayor y cuádriceps.
En las salas de fitness se pasó del clásico femoral tumbado al sentado aplicando resistencia a través de levas excéntricas. Es una máquina que consigue su objetivo: localizar el trabajo en este grupo muscular desde una posición cómoda y asequible para todo usuario, pero también presenta algunos inconvenientes que merece poner sobre la balanza para tener una visión más completa.
Estas dos variables, máquina y banco inclinado, pueden resultar interesantes, pero sí que es cierto que la mayoría de las personas abusan de la versión sentado sin conseguir beneficios extras acordes a su nuevo nivel más elevado. Por tanto, sería conveniente que progresivamente se fuera abandonando la variable en máquina (sentado o tumbado) por situaciones mótrizmente más exigentes y más acordes a la función para así obtener transferencia.
La posición sentada no obedece a su acción natural. La mecánica natural es impulsarse con apoyos unipodales sobre el suelo, por tanto, sí que consigue mejoras de fuerza, pero no con la transferencia funcional deseada. No trabajan estabilizadores sinergistas de cadera o incluso el pie.
Por último, el retorno excéntrico a su posición inicial con rodillas extendidas supone colocar a la rodilla en una palanca agresiva que requiere una frenada activa en una posición de baja eficiencia mecánica.
Alternativa más funcional
En algunos centros o situaciones quizás no dispongamos de la máquina sentado, pero tenemos alternativas no tan habituales y sí con beneficios adicionales.
El banco de extensiones, más que trabajar lumbares, nos sirve para proponer una situación muy favorable para el control excéntrico de los isquiosurales. El criterio es realizar tan solo una extensión de cadera manteniendo la estabilidad de la columna, pero colocando las rodillas en ligera flexión.
Esta situación exige a los isquiotibiales ser los responsables de extender la cadera traccionando de los isquiones, y sobre todo controlar la bajada de forma excéntrica, lenta y controlada, situación muy beneficiosa para el trabajo de estos músculos generalmente tónicos. El inconveniente es que requiere cierta movilidad y sobre todo mucho control para mantener la disociación lumbopélvica.