A los deportistas también nos gusta mojar. Y mucho... ¿Por qué nos íbamos a privar de ese placer? Es cierto que buscamos cuidarnos y que al escuchar la palabra salsa rápidamente la podemos asociar a insana, a procesada, a condena eterna en el fuego de las calorías y los aditivos alimentarios.
Puede ser, pero eso no quiere decir que no podamos disfrutar de las salsas que nosotros mismos hagamos, eso sí, con conocimiento. Que por muy casera que sea una mayonesa o una salsa césar hecha en casa con picatostes estaremos tropezando con la misma barrera hipercalórica que a veces tan a raya mantenemos.
En fin, ni tanto ni tan calvo.
Para arrojar un poco de luz en esta cuestión salsera, queremos proponeros tres salsas que no solo brillan por las propiedades naturales de sus ingredientes, ¡es que están muy buenas! Este suele ser nuestro más incontestable argumento, si están buenas y son sanas, ¿por qué no disfrutar? Ahora, que no nos sirva esto de carta blanca para engullir una ración para cuatro personas en solitario una tarde lluviosa de domingo, al ser salsas de mojar, la verdad es que compartirlas forma parte de su oscuro placer.
Pueden ser perfectos como aperitivo ligero o entrante, bajo en calorías y grasas, y saciante. Una buena combinación de superalimentos, vegetales como el apio, zanahoria, ajo, pepino, garbanzos, especias y pimientos, ricos en fibra, vitaminas, minerales y fitonutrientes, junto al yogur a las proteínas, calcio y vitaminas de origen animal del yogur y el queso crema o el requesón.
Salsa de requesón
Suave y con ese puntito ácido que nos da el requesón, esta salsa es perfecta para aprovechar las grandes propiedades de este queso. Puedes probarla con verduras crudas cortadas en tiras para dipear, pero también puedes aprovecharla para darle vida a una rebanada de pan tostado (si te atreves a hacer tú mismo el pan mejor que mejor)
El requesón es una muy buena fuente de proteínas, con cuatro veces más proteínas que la leche. Además, sus proteínas (lactoglobulina y lactoalbúmina) son de mayor valor biológico que las presentes en mayor cantidad en otros lácteos como la caseína. Esto se debe a que el requesón se elabora a partir del suero lácteo; muy rico en seroproteínas (proteínas del suero) que contienen todos los aminoácidos esenciales. Tiene la ventaja de que aporta menos grasas que la mayoría de quesos con sólo 4 g de grasa por cada 100 gramos. Contiene la mitad de grasa que el queso fresco y casi ocho veces menos que un queso semicurado, un roquefort o un tipo Cabrales. ¿Necesitas más razones para unirte al equipo "salsero-requesonero"?
Hummus
Es el popularísimo puré de garbanzos con limón y pasta tahine. Cada vez son más los adeptos a este popular plato de Oriente Medio que, si bien Grecia también exporta su propia receta de hummus, es en la primera versión de oriente en la que nos basamos para preparar nuestra receta . Lo cierto es que ha habido un "boom" hummusístico, cada vez son más los apasionados declarados de una salsa que, desde luego, tenemos muchos buenos argumentos para consumir.
De hecho, el garbanzo es un alimento muy interesante para los deportistas por su alto contenido en hidratos de carbono de asimilación lenta, fibra, aminoácidos vegetales, vitamina B1, magnesio, calcio, manganeso, potasio, fósforo y hierro. También contiene vitamina E y ácido fólico.El alto contenido en magnesio, protege contra las enfermedades cardiovasculares y el estrés. El manganeso de los garbanzos también alivia el dolor e inflamación de las úlceras pépticas y duodenales y de artritis y alergias
Otro de los ingredientes fundamentales de este hummus es la pasta tahine, esa "chispa" que le da un sabor inconfundible y que está realizada a base de semillas de sésamo que se tuestan y posteriormente se muelen, añadiéndoles aceite y sal hasta formar la pasta. Estas semillas son una fuente de calcio y proteínas de origen vegetal. Pero no pienses que el sésamo es algo nuevo en nuestra cocina, los árabes nos dejaron la herencia de los dulces de postres de ajonjolí y las barritas de miel con sésamo por ejemplo.
Salsa de yogur
Ligera y fresquísima, es un rayo de luz en nuestro paladar deportivo que combina la acidez y cremosidad del yogur con el aroma del eneldo o la hierbabuena. Te la recomendamos no solo mojando verduras, también puede ser la mejor compañera de una ensalada, de un quebap casero o incluso también puede servir como contraste perfecto para una hamburguesa vegetal o de legumbres, ahí tomas tú la decisión.
El rey de esta receta es sin duda el yogur, lo que nos permitirá aprovechar sus múltiples propiedades y es que no es solo el lácteo más digestivo de todos, es que es un alimento "vivo" que nos ayuda a mantener y repoblar la flora bacteriana del sistema digestivo. También ayuda a mantener la densidad ósea, refuerza las defensas, equilibra los niveles del colesterol y los trigliceridos y es perfecto para tomar tanto antes como después del entrenamiento. En fin, no queremos aburrir, ya hemos enumerado más de una vez todas sus ventajas para el deportista, el caso es que esta salsa nos puede brindar una oportunidad diferente para disfrutar de este superalimento.
Y no temáis, compañeros poco adiestrados en las artes culinarias, la ciencia de estas recetas pasa por mezclar y triturar, así que son opciones más que asequibles y con las que además podemos quedar muy bien si nos toca preparar una comida o cena en casa. Con el agravante de que también están buenísimas. ¡A mojar!