A todos nos han dicho alguna vez que se debe inspirar (coger el aire) por la nariz y se debe espirar (echar el aire) por la boca, y en realidad no es que haya una única manera correcta de hacerlo ya que todo depende de la intensidad y del medio en el que nos movamos.
Cuando damos un paseo es sencillo coger el aire por la nariz, pero cuando nos ponemos a correr esto es más difícil de mantener, debido a que el organismo necesita mucho más oxígeno para mover los músculos. Respirar por la nariz es insuficiente, de ahí que sintamos la necesidad de inspirar y espirar por la boca, algo totalmente instintivo y natural.
Es cierto que inspirar por la nariz aclimata y limpia el aire antes de llegar a los pulmones, pero cuando a los músculos les falta energía poco le importa la temperatura del aire o las partículas que lleva, solo quiere aire y más aire. La resistencia al flujo aéreo por la nariz es tres veces mayor que la que ofrece la cavidad oral. Por eso, cuando se requieren grandes ventilaciones pulmonares al realizar una actividad física intensa, la respiración es a través de la boca principalmente, y no a través de la nariz porque resulta menos costoso y más económico para los músculos respiratorios.
Otro aspecto importante es que serán más efectivas las respiraciones profundas, ya que cuando inhalamos una gran cantidad de aire, usamos más sacos de aire en nuestros pulmones, lo que nos permite admitir más oxígeno para alimentar nuestros músculos. Por tanto, cuando hacemos deporte deberíamos concentrarnos en respirar lenta y profundamente, más que en hacer respiraciones superficiales. Si lo hacemos de esta manera, notaremos que el esfuerzo disminuye.
Hasta ahora, todo entendido. El problema surge al respirar cuando nadamos, y es que, nos encontramos en otro medio totalmente diferente, el agua nos dificulta algo que parecía tan sencillo e instintivo. En esta situación habrá que adaptar la respiración cogiendo el aire por la boca y expulsarlo por la nariz para así controlar que no nos entre nada de agua en los conductos respiratorios, algo que resultaría muy molesto y desagradable. Un error que hace mucha gente cuando nada es la de respirar muchas veces y de manera superficial, sin dejar a los pulmones que aprovechen el aire captado en cada respiración, lo que nos lleva a un colapso muscular que es lo que nos impide resistir nadando. Habrá que coger el aire y mantenerlo un tiempo en los pulmones antes de expulsarlo, lo que mejorará no solo nuestra eficacia respiratoria sino también nuestra flotabilidad al llevar casi constantemente un balón de aire en nuestros pulmones.
En contra de todo lo comentado, en situaciones de reposo, como en la que nos encontramos leyendo este post de Sport Life, el aire tanto inspirado como espirado deberá ser siempre por la nariz.