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Preparado para un entorno impredecible, para corrientes invisibles, para golpes en las boyas y para tomar decisiones tácticas en medio del esfuerzo.
Ya seas un nadador que busca completar su primera travesía o un competidor experimentado afinando detalles para arañar segundos, entender y dominar los aspectos técnicos es clave para rendir con confianza y eficacia.
Las habilidades que te hacen eficiente en piscina no siempre se traducen directamente al mar o al lago. Sin embargo, la piscina puede y debe convertirse en un laboratorio perfecto para preparar esas habilidades específicas que luego marcan la diferencia en aguas abiertas: control técnico, adaptación táctica y toma de decisiones en movimiento.
En este artículo exploramos uno de los cinco aspectos clave que pueden entrenarse en ambos entornos, pero que adquieren una relevancia especial cuando el agua se vuelve impredecible:
- Cómo trabajar la simetría de la brazada y cuándo romperla estratégicamente.
- El control de la respiración en circunstancias cambiantes.
- La navegación eficiente para evitar regalar metros.
- La orientación precisa sin perder ritmo.
- Y la técnica para ejecutar giros y pasos de boya con precisión.
No se trata solo de nadar más fuerte, sino de nadar con más inteligencia. Porque en aguas abiertas, quien domina la técnica, domina el entorno.
Simetría en la brazada
Cuándo mantenerla y cuándo romperla
- En piscina, la brazada simétrica representa eficiencia.
- En aguas abiertas, la simetría es una base, no una regla. Cuanto más simétricos son tus patrones de movimiento y más parecidas sean las fuerzas que generas mejor simetría obtendrás. Romperla de forma controlada puede ayudarte a adaptarte al entorno, mejorar tu navegación y por tanto no hacer más metros.
Cuando romperla intencionadamente:
- Si necesitas corregir levemente el rumbo, abrir intencionadamente el brazo en deslizamiento hacia fuera generará una pequeña desviación lateral útil para ajustar dirección sin dejar de nadar.
- Uno de los errores más comunes que alteran la dirección sin quererlo es cruzar uno o ambos brazos por delante de la cabeza (hacia la línea media). Esto genera una trayectoria en zigzag. No solo pierdes eficiencia, sino que además te obliga a hacer más correcciones visuales y de rumbo.
- Una asimetría involuntaria mantenida puede hacerte nadar metros de más sin darte cuenta.
Sobre el autor:
Jorge Gómez es entrenador de natación, lleva más de 20 años de experiencia en el mundo como nadador y entrenador, contagia esta pasión a cada uno de sus nadadores. Imparte clases a todas las edades y etapas (embarazadas, matronatación, natación terapéutica hidrofóbicos, amateurs, competición o de aguas abiertas). Desde sus comienzos ha tratado de perseguir la excelencia, desarrollando un método efectivo para los nadadores. Recibió formación de Terry Laughlin, fundador del método Total Immersion, es entrenador certificado nivel 3, especializado en los 4 estilos y certificado como director de cursos. Experto en vídeo-análisis biomecánico de la brazada, sigue en formación continua. Su objetivo es anteponer una técnica eficiente y respetuosa con nuestro cuerpo, para alejarnos de los riesgos de lesiones que pueden producirse en este deporte si no mantenemos un apropiado control postural, que nos permita proteger nuestros músculos y articulaciones.
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