A por los mitos de beber 2 litros de agua al día, recuperación en sauna y entrenar con hambre

También tratamos los falsos mitos del kettlebell con poco peso y el banco inclinado para abdominales

Domingo Sánchez

A por los mitos de beber 2 litros de agua al día, recuperación en sauna y entrenar con hambre
A por los mitos de beber 2 litros de agua al día, recuperación en sauna y entrenar con hambre

Beber mucha agua, al menos 2 litros al día

Disponer de una óptima hidratación es necesario, sobre todo a la hora de realizar ejercicio; pero el organismo dispone de muchas vías para obtener el agua que necesita sin que tengas que beber los míticos 2 litros de agua diarios, y si lo has logrado comprobarás como lo único que consigues es miccionar con mayor frecuencia ya que el cuerpo tiene un exceso y lógicamente lo eliminará.

Lo cierto es que beber mucha agua no te hará perder peso, limpiará el organismo y por esto mejorará el rendimiento, en este último aspecto incluso puede resultar contraproducente ya que con una sobrehidratación puede llegarse a unos niveles muy bajos de sodio por una ingesta excesiva de agua y ser agravado al no reponer los niveles de sodio perdidos.

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Es lo que se conoce a nivel fisiológico como hiponatremia, situación muy peligrosa que puede causar desde náuseas y vómitos hasta incluso alteraciones en el funcionamiento eléctrico del corazón que pueden llegar a provocar un paro cardiaco.

Llevando una alimentación equilibrada, variada y rica en frutas y hortalizas se obtiene la mayor cantidad de agua que el organismo necesita, es bueno y deseable beber agua mineral pero sin que sea necesario llegar a los 2 litros de agua como norma general diaria.

Una sauna para recuperarse

Siempre se ha pensado que tomar una relajante sauna es bueno, sobre todo después de un duro entrenamiento y que incluso facilitará la recuperación, pero no es así.

Evita tomar saunas después de entrenar, recuerda que en este momento el organismo está deshidratado y lo que necesita es volver a hidratarse y no eliminar más agua y sales. Además de aumentar la deshidratación y no favorecer los procesos antiinflamatorios, puedes sufrir desorientación y mareos.

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Las saunas no son tan saludables como parecen, menos aún después del ejercicio. Lo cierto es que ese criterio de incluir saunas en los vestuarios de gimnasios no es una buena idea.

Lo más indicado después de entrenar son las duchas de contraste en las que alternes agua caliente y fría. Es muy conveniente que termines con unos minutos de agua más bien fresca (incluso en invierno) para reducir los procesos inflamatorios musculares.

No entrenar con hambre

La sensación de hambre viene originada por una bajada de glucosa en sangre, esta hipoglucemia es como un sistema de alarma que desencadena diferentes mecanismos para que pensemos en ingerir alimentos.

Solo desaparecerá ante dos situaciones: o bien que llenemos nuestro estómago hasta distender sus paredes, cuestión no muy compatible con comenzar a realizar ejercicio; o bien elevar la glucosa en sangre, para esta segunda opción podemos ingerir algo glucosado de rápida asimilación como una bebida isotónica, pero nuestro organismo posee mecanismos para verter glucosa a la sangre desde las reservas musculares y hepáticas, el estímulo que provoca este mecanismo será el propio ejercicio.

Si observamos, al poco de comenzar a movernos la sensación de hambre desaparece, nadie tiene hambre durante el ejercicio físico. Para evitar alteraciones digestivas e incómodas, es recomendable no comer nada justo antes de entrenar.

Si tu alimentación es correcta, tu organismo tendrá mecanismos para aportarte la energía necesaria desde sus reservas, si acaso una bebida isotónica puede ser la mejor opción, sus azúcares son a base de maltodrextrina, que son polímeros de glucosa con un índice glucémico moderado.

Por tanto, es perfectamente factible comenzar a entrenar con sensación de hambre, siempre y cuando las ingestas anteriores hayan sido correctas, incluso aunque hayan pasado más de 8 horas, un ejemplo es entrenar a primera hora sin desayunar.

La idea de que entrenar sin comer puede causar mareos y no es conveniente, no es cierta del todo, esta situación puede darse en personas con muy bajo nivel de forma ya que no disponen de las adaptaciones y mecanismos adecuados, sin embargo en personas activas no existe inconveniente.

Más flexores que abdominales

El banco inclinado para hacer abdominales y además con peso ha sido uno de los imprescindibles en toda sala de fitness, sin embrago debería ser uno de los que debería comenzar a desaparecer, su presencia tan solo invita a realizar no solo un ejercicio poco rentable para los abdominales, sino que además puede incrementar el riesgo a sufrir alteraciones en la espalda baja porque el responsable de la acción no son los músculos de la pared abdominal como se ha pensado, sino el tónico y potente psoas.

Si observamos el movimiento, lo que se produce es una flexión de la cadera mientras que la columna permanece estable, esto significa que son los flexores de cadera (psoas) el motor y principal músculo involucrado, mientras que los músculos abdominales se mantienen en una contracción prácticamente isométrica.

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El resultado es que aunque los abdominales trabajan realizando su función estabilizadora, tenemos dos grandes inconvenientes: por una parte los tónicos flexores siempre van a trabajar mucho más; y por otra, la región lumbar se dispone en flexión provocando un empuje posterior del disco intervertebral, ambas consecuencias no son nada deseables, provocarán graves alteraciones en la región lumbar. Por tanto es un ejercicio que no compensa, son más los inconvenientes que los beneficios que puede aportar.

Por todo ello este banco es indicativo de una deficiente gestión de la sala de fitness y no debería verse en un centro donde se tienen claros los criterios de entrenamiento y de salud.

Kettlebell con poco peso

Uno de los grandes errores es el de intentar enseñar un movimiento que requiere inercia y potencia con muy poco peso. En primer lugar, si una persona quiere acceder a un ejercicio donde existe una aceleración de la carga como un push-press o en este caso un swing con kettlebell es porque ya dispone de una buena base de fuerza y experiencia que le permiten acceder a este nivel superior de ejercicios.

El problema aparece cuando se quieren subir escalones saltándose estados previos y necesarios que garanticen una buena construcción de base, muchas personas que se inician quieren apresuradamente realizar cuanto antes un swing, lanzamiento o salto al cajón, pero lo peor es que los entrenadores o técnicos acceden a estas peticiones o que directamente sean ellos los que las propongan.

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En estos casos se intenta enseñar el movimiento con el incorrecto recurso de realizarlo con una carga muy liviana, este recurso puede servir para ejercicios con movimientos lentos y controlados como son los de la clásica musculación, pero no funciona con ejercicios donde exista aceleración de la carga ya que se trabaja con la inercia generada por el peso, si lo intentamos realizar de forma lenta o con un peso muy ligero dejamos de poder sentir y manejar la inercia, con lo cual no solo cambia la técnica y las sensaciones sino también la musculatura involucrada, por ejemplo si un swing lo hacemos de forma lenta será el deltoides anterior el responsable de la acción, pero si se realiza con una carga mayor y con aceleración, el músculo que realmente eleva la carga es el glúteo mayor con su explosiva extensión de cadera que se transmite a los brazos que actúan con tirantes y finalmente es la carga la que experimenta la aceleración.

Un aprendizaje basado en la imitación del movimiento pero con cargas muy bajas o movimiento muy lento es una solución incorrecta que suelen utilizar personas con pocos recursos.

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