El chocolate es una mezcla de cacao en polvo o pasta de cacao y azúcar.
Según el Código Alimentario Español, para que se considere como tal debe tener al menos un 35% de componentes de cacao.
- El contenido mínimo del cacao seco desgrasado, por tanto, tendría que ser del 14 %
- La manteca de cacao debe ser de al menos el 18 %.
Además, por norma general, se prohíbe la adición de grasas animales (distintas a las derivadas de la leche), y las grasas vegetales añadidas no deben superar el 5 % del total del producto.
En cuanto al cacao, que a menudo se suele confundir con el chocolate, es el fruto del árbol que lleva el mismo nombre y se emplea en la elaboración de diferentes alimentos, además del chocolate.
A la hora de disfrutar del chocolate (en España se consume una media de 5,5 kg por persona al año), el producto elaborado con las semillas del cacao, las variedades más populares son la tableta de chocolate, el cacao soluble o el chocolate a la taza. Pero si de lo que se trata es de elegir el más saludable, el cacao puro es la mejor opción gracias a su bajo contenido en azúcar.
Una gran variedad de estudios muestran al chocolate negro con más del 75 % de cacao y sin grasas trans como un alimento que puede consumirse con moderación, hasta dos o tres veces a la semana. Además añade que la ingesta de este tipo de chocolate, junto con una alimentación saludable, puede ayudar a controlar el colesterol.
Es verdad que, este tipo de chocolate no siempre es bien aceptado por su amargor y astringencia. Puede ser saludable consumirlo, en menor cantidad y menos veces a la semana, aunque contenga un poco de azúcar y manteca de cacao en cantidades moderadas.
Qué mirar en la etiqueta
No solamente debemos centrarnos en el porcentaje de chocolate que se ve a primera vista, sino que también tenemos que detenernos a leer la etiqueta para comprobar qué ingredientes contiene. El reglamento de la Unión Europea (UE) indica que los ingredientes deben estar dispuestos en la etiqueta en orden de cantidad.
Así podemos saber si el primer ingrediente es azúcar, cacao, pasta de cacao, etc., y detectar qué tableta es la más adecuada. Esto es extrapolable a muchos alimentos. En los procesados, la grasa hidrogenada se presenta, en muchas ocasiones, entre los primeros ingredientes de la etiqueta.
Entre los ingredientes, hay que observar qué cantidad de cacao puro lleva la tableta, si tiene manteca o si contiene leche. La mayoría de los productos derivados del cacao no tienen más del 50 % de cacao puro, con lo que su efecto antioxidante disminuye, debido a la menor riqueza en flavonoides.
Una de las claves es evitar las grasas parcialmente hidrogenadas y el consumo excesivo de azúcar, pero no todas las propuestas son válidas ya que aún no existen evidencias científicas claras sobre la conveniencia del consumo de tabletas de chocolate con edulcorante como una opción más saludable. Lo que sí que hay que tener claro es que es adecuado moderar tanto la ingesta de azúcar como el consumo de edulcorantes.
En cuanto al chocolate orgánico, aunque ofrece mejores características organolépticas y mejor sabor que otros tipos de chocolate, no siempre cumple con un buen estándar ambiental.
Existe cacao obtenido de forma poco sostenible o fabricado y exportado a un área geográfica lejana de su origen. La recomendación es adquirir un chocolate de comercio justo y orgánico o de zonas geográficas más cercanas.
Beneficios del chocolate para la salud
- Inhibición de la oxidación del colesterol LDL
- Vasorregulación y mejora de la disfunción endotelial
- Efectos antiplaquetarios y antihipertensivos
- Propiedades antiinflamatorias y moduladoras de la respuesta inmune
- Impacto positivo en la salud cardiovascular
- La elevada concentración de cacao (más del 75 %) en los productos, como es el caso de algunas variedades del chocolate mejora la riqueza de polifenoles y maximiza los beneficios para la salud.
Sin embargo, el consumo de productos derivados del cacao que contienen aditivos, azúcares y grasas no saludables puede anular estos beneficios para la salud.
Para obtener beneficios óptimos, es crucial consumir los productos de cacao con moderación y dentro de una dieta saludable, así como priorizar los que presenten un alto contenido de cacao
Además, la incorporación de leche al chocolate o de chocolate negro a una bebida de leche atenúa la absorción y los efectos antioxidantes de los flavonoides (en concreto, de la epicatequina). Se ha afirmado que las proteínas de la leche podrían ejercer una interacción inhibitoria de la absorción de estos flavonoides.
Mejora el estado de ánimo
La ingesta de chocolate puro activa principalmente dos partes del cerebro: el núcleo accumbens y la corteza prefrontal dorsolateral. Estas dos regiones, y en mayor medida el núcleo accumbens, son las responsables de que se genere una sensación de placer, de recompensa gratificante.
Los flavanoles, derivados de los flavonoides, presentes en el cacao, aumentan el suministro natural de óxido nítrico del organismo, favoreciendo un flujo sanguíneo saludable. Esto permite que el cerebro, los músculos y otros tejidos reciban el oxígeno y los nutrientes que necesitan para que puedan rendir al máximo.
En este sentido, los antioxidantes y los flavanoles del cacao favorecen el funcionamiento de las neuronas.
Ayudan a un mayor rendimiento de captación de la glucosa y del oxígeno, y fomentan que el metabolismo funcione mejor
Estos compuestos se encuentran en el chocolate puro, por lo que el hecho de consumir chocolate muy procesado no implica obtener estos efectos positivos. Los flavonoides del cacao, además, mejoran el rendimiento cognitivo y la práctica deportiva.
Su efecto sobre el sueño
Al igual que el café o el té, el cacao tiene unos alcaloides conocidos como metilxantinas que son estimulantes del sistema nervioso. En el cacao el que predomina es la teobromina, pero también podemos encontrar cafeína. Las metilxantinas inhiben la adenosina, una señal de crítica importancia para inducir el sueño. Por lo tanto, si consumimos chocolate, té o café tendrá efectos negativos tanto para iniciar el sueño como incluso para su mantenimiento.
Las metilxantinas se metabolizan en el hígado. Según el metabolismo de la persona, pueden llegar al cerebro en más o menos cantidad. Esto explica por qué en algunas personas su efecto estimulante es mayor que en otras.