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Muchos de vosotros ya sabéis de lo que estamos hablando porque, o bien tenéis una mountain bike eléctrica, o ya habéis probado alguna. Este artículo es para los que aún no se han atrevido o no han querido dar el salto, para que tengan otra visión acerca de estos fantásticos ‘inventos deportivos’ que te pueden cambiar la vida, olvidándose de prejuicios.
Puede sonar muy radical y un poco ‘vendehumos’ eso de que te puede cambiar la vida pero la verdad es que tenemos a más de un amigo al que se la ha cambiado, sí, al permitirle engancharse a la actividad física, o en algunos casos reengancharse después de muchos años fuera de juego deportivamente.
La eléctrica te regala el lado amable del ciclismo, el del placer, exigiendo menos esfuerzo a cambio de ese disfrute. Y decimos menos esfuerzo, no hablamos de nada de esfuerzo porque por legislación una bicicleta eléctrica solo te ayuda si tú pedaleas, sus sensores activan el motor con el movimiento de tus piernas así que tu corazón y tus músculos también tienen que trabajar, y además al llegar a 25 km/h el motor deja de empujar.
Ese inicio gradual en el entrenamiento, casi sin darte cuenta, te ayuda a ponerte en forma y facilita enormemente la adherencia al ejercicio, el factor más importante para darle continuidad al deporte porque por mucho que quieras entrenar, si no lo haces seguido no obtendrás los mismos beneficios ni físicos ni mentales.
Queremos compartir nuestras experiencias después de haber podido probar a placer muchas bicicletas eléctricas de montaña, con diversos enfoques y de diferentes marcas, y mostraros las razones que os daríamos para tener una en casa.
¡QUE NO… QUE NO SON PARA VAGOS!
Todavía hay gente que nos lo dice… “esas bicis son para vagos, ¿dónde está el esfuerzo?” Nada mejor que probarlas uno mismo para comprobar que no es así, a no ser que vayas todo el día con el modo de máxima asistencia, que puede pasar, claro. Lo normal es que vuelvas a casa después de una “electro ruta” bastante cansado, realmente tanto como tú quieras exigirte. Esa es la experiencia que nosotros hemos tenido y de hecho ha habido días que hemos vuelto a casa más cascados que si hubiéramos salido con nuestra bicicleta ‘pulmonar’. Todo depende de tu filosofía de la bici pero, a los que nos gusta sentir el esfuerzo, nos invita a ir más rápido manteniendo nuestro nivel de intensidad física en lugar de ir a la misma velocidad con menos esfuerzo.
1/ Te permite regular el esfuerzo
Para nosotros es uno de sus grandes argumentos. El ciclismo puede ser un deporte muy duro y romper esa barrera hasta que consigues una buena forma física no está a la altura de todo el mundo. La asistencia ajustable de una ebike te permite recibir mucha ayuda cuando realmente tus fuerzas no dan más de sí y poca cuando quieres sentir que tus piernas son las protagonistas del juego y tus fuerzas y tu condición física te lo permiten. Si tienes muchas ganas de marcha puedes incluso apagar el motor, especialmente si llevas una de las nuevas e-mtb ligeras, y si estás realmente muy cansado o a punto de la ‘pájara’ le puedes pedir a su motor más ayuda eligiendo un modo más potente.
2/ Ideal para acumular volumen de entrenamiento
Vas a poder hacer todos esos kilómetros de más que te gustaría completar para tener una buena base aeróbica sin “morir en el intento”. Con la ayuda extra de su motor puedes permanecer mucho más tiempo sobre el sillín a unas pulsaciones moderadas, lo que necesitas para construir una amplia base sobre la que cimentar tu entrenamiento de intensidad más adelante.

3/ ¡No pares, sigue, sigue…!
Especialmente si vives en una zona con mucho desnivel una eléctrica te permite montar cada día, sin necesidad de tomarte días de descanso porque puedes hacer ‘descanso activo’ los días que en teoría tendrías que parar, saliendo con más asistencia del motor para no sobrecargar tus músculos. Puedes hacer días más intensos, con la asistencia mínima o incluso sin asistencia en las zonas más favorables, y días suaves dejándote ayudar más por el motor que no te machacarán por muchas cuestas que haya en tu zona.
4/ Democracia al poder
Todos podemos equipararnos, llega la “ciclodemocracia”, ya que una ebike equilibra los niveles físicos y permite que puedas salir con gente que tiene mucho más nivel físico que tú, y a la inversa, le permite a personas con menor condición física acompañarte con su eléctrica mientras tú vas en una bicicleta convencional. ¡Por fin podrás salir con tu vecino el ‘pro’ a subir esos puertos que tanto se te atragantan, gracias a tu ebike! ¡Ya puedes llevarte a tu hijo pequeño a disfrutar de un rutón de mountain bike sin peligro de que se aburra y se quede sin fuerzas por el camino, no tienes más que prestarle tu bici eléctrica!
5/ Mejora tu técnica en tiempo récord
Tanto si eres un simple aficionado como un pro del máximo nivel una mountain bike con asistencia eléctrica es una gran herramienta para mejorar la técnica en descenso, para saltar sin descanso, hincharte a dar curvas por mucha subida que haya... Ya no necesitas tener un remonte o engañar a tus amigos para que te suban en coche a lo alto de la montaña con tu bicicleta y así poder entrenar las bajadas, te puedes subir pedaleando con ayuda para hacer tantas repeticiones de descensos como permita la capacidad de la batería de tu ebike.

6/ Te quita la pereza
A menudo empezar a pedalear es lo más duro, hasta que calientas, ir subiendo de pulsaciones, las piernas que duelen… pero con la eléctrica nos hemos sorprendido a nosotros mismos saliendo dos veces al día, o justo después de comer… o cuando nos lo pidiera el cuerpo, rompiendo ese umbral de la pereza de la bicicleta convencional. Puedes iniciar el pedaleo con la asistencia sin que te cueste apenas y luego a medida que vas calentando ir disminuyendo el empuje para ser tú cada vez más protagonista del esfuerzo.
7/ El complemento perfecto de una bicicleta convencional
Si te puedes dar el lujo de tener tanto una bicicleta de montaña eléctrica como una ‘analógica’ tendrás la combinación perfecta porque se complementan a las mil maravillas. Las sensaciones son diferentes pero el efecto es el mismo: aprendes más, te pones más en forma y mejoras mucho, por contraste. Cuando cambias de una a la otra apreciarás más las virtudes de cada una, la convencional te parecerá muy ligera y manejable cuando te bajes de la eléctrica y ésta te parecerá todopoderosa cuando te bajes de la bicicleta muscular. La variedad de estímulos es muy positiva.
8/ Perfecta para explorar
Seguro que más de una vez te has visto en mitad de ninguna parte, teniendo que subir por el mismo camino que acabas de bajar, un camino que no conocías, porque estabas explorando. Puede ser agotador, especialmente cuando nunca encuentras el sendero correcto que te dirige a donde tú quieres ir y más aún si te pilla en las horas centrales de un día de verano... ahí apreciarás la asistencia eléctrica. También te invitará a descubrir a dónde llegan esos senderos por los que nunca te habías atrevido a pasar, sin temor a agotarte.
9/ Ideal como vehículo urbano no contaminante
Aunque no tengas ducha en el trabajo podrás ir en bici a tu oficina sin hacer ruido, sin contaminar y accediendo a todas las zonas por las que no puedes ir con tu vehículo convencional de motor de combustión. Una opción ideal es ir al trabajo con la ayuda de la asistencia, para llegar seco, sin sudar y volver a casa sin ayuda, con el motor apagado, para entrenar duro y cumplir con tu dosis diaria de ejercicio.

10/ Una forma estimulante de entrenar
Probando eléctricas hemos descubierto una nueva dimensión del entrenamiento al permitirnos variar la resistencia con mucha facilidad. El interval training y los cambios de ritmo son formas muy eficientes de mejorar la condición física en tiempo récord y aunque no tengas cuestas cerca de casa vas a poder simularlas fácilmente, cambiando entre motor encendido y motor apagado. En las de gama alta incluso podrás ver en su display diferenciada la potencia que aporta su motor y la que aportan tus piernas, pudiendo realizar entrenamientos avanzados por potencia con sencillez aunque no tengas medidor de potencia.

ENTONCES ¿LA NECESITO O NO?
Está claro que necesidad real de una bicicleta eléctrica no tiene nadie, salvo personas con alguna patología cardiovascular en la que no se aconseje subir de pulsaciones o con alguna distrofia muscular que suponga un bajo nivel de fuerza, para el resto no deja de ser un lujo… pero un lujo de los buenos, de los que te invita a moverte más y te descubre una forma extra de hacer deporte, tan intenso como tú quieras que sea, y divertido, ¡al máximo!