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Los investigadores del Brigham and Women's Hospital, analizando en profundidad la base de datos Premier Healthcare británico, estudiaron los registros clínicos de 419 hospitales que trataron a 3.222 pacientes hospitalizados con COVID-19 de entre 18 y 34 años.
Con el seguimiento de estas personas más jóvenes hospitalizadas por las consecuencias que atañe al COVID-19, se ha confirmado que tienen una probabilidad entre cinco (21%) de terminar en la unidad de cuidados intensivos, según el resumen que ya han publicado en JAMA Internal Medicine.
La mayoría con patologías previas
De todos los casos más graves estudiados de estos pacientes más jóvenes, con factores de riesgo cardiovascular aparecieron el 37%, mientras que el 24,5% de los ingresados en la UCI tenía obesidad, el 18,2% padecían de diabetes y el 16% sufrían de hipertensión.

En la franja de edad de 18 a 34 años, los pacientes con obesidad representaban el 41% de los hospitalizados que fallecieron o requirieron ventilación mecánica. Para los jóvenes con más de una de estas patologías previas, los riesgos de resultados adversos fueron comparables a los riesgos que enfrentan los adultos de mediana edad, de 35 a 64 años, que no tenían ninguna de estas afecciones, como se observó en un estudio de 8.862 miembros de esta población.
Los pacientes con obesidad representaban el 41% de los hospitalizados que fallecieron o requirieron ventilación mecánica.
Más consecuencias
Siguiendo con el estudio podemos verificar que el 10% de los pacientes hospitalizados de entre18 a 34 años requirió ventilación mecánica y el 2,7% falleció. En comparación, la tasa de mortalidad de las personas del mismo grupo de edad hospitalizadas por ataques cardíacos es la mitad de esa cifra.
Aunque la gran mayoría de las personas pertenecientes a este rango de edad desarrollan una enfermedad autolimitada (asintomáticos, en diferente grado) y no requieren hospitalización, no podemos ignorar que padecen un riesgo sustancial.
