Una de las palabras más temidas en la pandemia: NEUMONÍA.
Se estima que su incidencia anual en países desarrollados es de 12 casos por cada 1.000 habitantes, con cifras mayores en niños y ancianos. Un 20% de ellos requiere de ingreso en el hospital.
En la actualidad, las neumonías se dividen en aquellas que se adquieren en la comunidad y las relacionadas con la asistencia sanitaria (NRAS). Estas comprenden la neumonía adquirida en el hospital (nosocomial), la asociada a la ventilación mecánica y las relacionadas con la asistencia sanitaria que se contraen fuera del hospital.
- Sobre las neumonías comunitarias, diversas bacterias, hongos, virus y parásitos pueden ocasionarlas. La bacteria más común que produce esta afección es la Streptococcus pneumoniae (neumococo).
- La neumonía en personas ingresadas en centros hospitalarios, conocida como neumonía nosocomial, está producida por otro tipo de bacterias poco comunes en la comunidad.
*Los virus también son una causa menos frecuente de neumonía, como el virus de la gripe, el VRS o el SARS-CoV-2.
A pesar de que todo el mundo es susceptible a sufrir neumonía, hay dos picos de incidencia:
- en niños menores de 5 años
- en adultos mayores de 65 años.
Además, existen personas que presentan mayores factores de riesgo:
- Fumadores y/o personas con adicción al alcohol
- Pacientes con enfermedades crónicas pulmonares como EPOC, así como cardiacas o renales
- Inmunodeprimidos (VIH, trasplantados o con cáncer)
- Personas con ausencia de bazo.
Síntomas
Las neumonías suelen cursar con:
- fiebre
- síntomas respiratorios: tos, expectoración, dolor torácico y disnea
- malestar general
- anorexia
- confusión
- deshidratación
- empeoramiento de enfermedades crónicas
Diferencias entre la neumonía y la bronquitis
A diferencia de la neumonía, la bronquitis es un proceso infeccioso de la vía aérea, producido generalmente, por virus respiratorios y no suele provocar complicaciones graves ni precisa de ingreso.
Para descartar una neumonía y diferenciarla de otras patologías, se requiere de una valoración clínica integral y programando pruebas complementarias que permitan establecer el diagnóstico diferencial.
Diagnosticar la neumonía a tiempo resulta fundamental para prevenir complicaciones que puedan poner en riesgo la vida del paciente:
- Insuficiencia respiratoria: sobre todo en individuos con patologías cardiacas o respiratorias previas. En estos casos, se puede precisar de oxigenoterapia.
- Bacteriemia: esto significa que los gérmenes pasan al torrente sanguíneo, lo que puede derivar en un shock séptico.
En los casos más leves no es necesario el ingreso hospitalario, pero en los más severos, bien por la condición del paciente o gravedad de la neumonía puede ser necesario el ingreso.
Cómo prevenir la neumonía
- Evitar el consumo de tabaco
- Mantener una buena higiene dental y bucal, así como lavarnos las manos varias veces al día
- Fortalecer el sistema inmunitario con: ejercicio diario, una dieta saludable y un buen descanso.
- Vacunación anual antigripal, aconsejable en aquellas personas vulnerables, como son los mayores de 65 años, o individuos con enfermedades bronquiales o pulmonares crónicas, renales, cardiacas o hepáticas crónicas.
- Vacunación antineumocócica (contra el neumococo), conveniente para personas mayores de 65 años o niños con más de dos que padezcan alguna patología cardiovascular o pulmonar crónica. Se recomienda que se vacunen también las personas con sufran alcoholismo, enfermedad hepática crónica, ausencia de bazo por cirugía o traumatismo, además de pacientes con inmunodeficiencias, cáncer, insuficiencia renal crónica o que han recibido un trasplante.