Aunque ya hemos publicado para vosotros diferentes artículos explicando incluso cómo fabricarse una mascarilla casera, volvemos a recuperar la información referente a este elemento activo de protección para aclarar cuál es la finalidad de cada tipo de mascarilla y cómo utilizarla en cada situación.
Las homologaciones y los límites
Existe una normativa internacional que define la capacidad filtrante de cada tipo de mascarilla, diferenciando entre el aire que inhalamos con el que exhalamos. Hay que tener muy presente que cualquier filtro que pongamos a la entrada de nuestro aparato respiratorio (nariz y boca) va a limitar la cantidad de aire que entre y salga del mismo, por lo que debemos analizar muy bien la actividad que vamos a realizar para no equivocarnos en la elección.
Si queremos protegernos para hacer deporte al exterior, algo innecesario si no vamos a realizar una actividad en la que nos crucemos o compartamos muy de cerca con otras personas, elegiremos una mascarilla con el mínimo coeficiente de filtrado, para así garantizar un buen flujo de aire hacia nuestros pulmones. Por el contrario, en ambientes confinados en los que sepamos que podemos estar más cerca de los consabidos 1,5 metros de distancia con otros individuos, utilizaremos mascarillas con un mayor nivel de filtrado, sabiendo que no vamos a realizar una actividad muscular que requiera de un gran aporte de aire.
Y lo más importante: hay modelos de mascarillas específicas (filtrantes de micro partículas, gases etc…) que solo deberían utilizarse por personal muy específico y en uso profesional, ya que en manos de un ciudadano normal pueden provocar más problemas que soluciones.
De todas las mascarillas que podemos utilizar vamos a referirnos exclusivamente a estos cuatro ejemplos, que son los que están a nuestro alcance en farmacias y establecimientos especializados.
Las mascarilla quirúrgica
Capacidad de filtración: depende de las capas de material que utilicen y de la posible cobertura de impermeabilización. Pueden ser de tipo 1, 2 o 3 y su capacidad de filtración puede estar entre el 95% y el 98%.
Utilización: Debido a su comodidad y fácil adaptabilidad son las más habituales y se emplean en cirugía, odontología y aislamiento preventivo. las mascarillas quirúrgicas protegen al paciente y su entorno (aire, superficies, material, campo operatorio). En caso de utilización por parte del portador de enfermedades contagiosas, evitan que el paciente contamine su entorno y el ambiente que lo rodea.
Vida útil: Siempre dependerá del grado de humedad que adquiera el elemento filtrante, pero un mínimo de 2 horas y un máximo de 8.
Mascarilla FFP1 (filtro de partículas tipo P1)
Capacidad de filtración: Mínima del 78% y un porcentaje de fuga hacia el interior máximo del 22%.
Utilización: Son las más cómodas de todas las comerciales. Suelen emplearse frente a partículas de material inerte (polvo, serrín, metal...), y no se recomiendan para uso médico.
Vida útil: Dependiendo del material con el que estén fabricadas siempre dependen del grado de humedad que reciba el elemento filtrante. En el momento que percibamos que están mojadas dejarán de tener eficacia. Su caducidad podría estar entre 2 y 8 horas, pero no se puede dar un dato preciso.
FFP2 (filtro de partículas tipo P2)
Capacidad de filtración: mínima del 92% y un porcentaje de fuga hacia el interior máximo del 8%.
Utilización: Se emplean frente a aerosoles de baja o moderada toxicidad, pero tienen capacidad para retener las gotículas portadores del coronavirus. Deberían ser las utilizadas por personas contagiadas con cualquier microorganismo que se transmita por vía aérea y nos protegen tanto a nosotros como al resto de las personas (aunque no lleven mascarilla). Tienen el inconveniente de ser incómodas, retienen mucho aire de entrada y salida, producen sensación de agobio y no son aconsejables para realizar actividades físicas. Son las mascarillas más seguras, pero sólo si se colocan correctamente, ciñéndolas al perfil de nuestra cara para evitar que entre o salga aire por los bordes. Estas son las mascarillas de la discordia en la Comunidad de Madrid, en realidad están diseñadas para profesionales, aunque nadie puede discutir su efectividad, siempre que estén correctamente manipuladas.
Vida útil: Como sucedía en las FFP1 están supeditadas a la saturación de humedad en el cuerpo filtrante, aunque se elaboran con fibras de más calidad y pueden protegernos durante 6 o 7 horas. Se podrían volver a utilizar si están fabricadas con multicapas, ya hemos tratado en profundidad el tema de la desinfección y reutilización de una mascarilla.
FFP3 (filtro de partículas tipo P3)
Capacidad de filtración: mínima del 98% y un porcentaje de fuga hacia el interior máximo del 2%.
Utilización: Son las más recomendadas para el personal médico que está en contacto con pacientes infectados. Totalmente desaconsejables para uso social, porque limitan mucho el flujo de entrada y salida de aíre, estando dotadas la mayoría de estos modelos de válvula de salida libre, lo que impide proteger a los demás en caso de que quien la utilice esté contagiado.
Vida útil: dependiendo de la composición del elemento filtrante podrían ofrecer protección entre 6 y 8 horas, incluso podrían reutilizarse siguiendo un riguroso protocolo de desinfección (solo apto para profesionales médicos con instrumental específico). Algunos modelos utilizan un elemento filtrante intercambiable, con lo que no habría que desechar la mascarilla después de cada uso.
La válvula de salida
Las mascarillas autofiltrantes, FFP1, FFP2 o FFP3 pueden tener una válvula de exhalación para reducir la humedad y el calor dentro de la mascarilla, proporcionando una mayor comodidad al usuario y ofreciendo la sensación de una menor resistencia respiratoria. Estas mascarillas con válvula no deberían utilizarse en ambientes estériles, ni tampoco en el caso de pacientes infectados con COVID-19, ya que podrían transmitir el virus a través de la válvula, salvo en el caso de que la válvula estuviera protegida a diseñada para evitar dicha transmisión hacia el exterior.
Si estás interesado en conocer toda la información científica de todos los tipos de mascarillas, te aconsejamos que consultes el informe que ha publicado el Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Por encima de lo que marca la ley
En algunos lugares ya es obligatorio el uso de mascarillas pero, con la información que ya hay disponible, debemos ser lo suficientemente responsables como para saber que en lugares donde vamos a estar en compañía de más personas, incluso en espacio abiertos, deberíamos ir provistos de mascarillas y no es solo por el miedo a contagiarnos: ningunos estamos a salvo de ser portadores del virus, incluso ser totalmente asintomáticos, y de lo que se trata es de colaborar para que se detengan los contagios.
Y…algo más
A muchos se les ha podido olvidar que, desde los primeros compases de la pandemia provocada por el coronavirus, se confirmó que la entrada del virus a nuestro cuerpo se realizaba a través de las mucosas de la boca, la nariz y ¡los ojos!
De nada servirá utilizar la mejor mascarilla posible si una persona positiva con el virus SARS CoV2 tose en nuestra dirección a menos de 1,5 metros de distancia. En cualquier caso el mayor porcentaje de contagios se sigue produciendo a través de nuestras manos: la mejor solución sigue siendo lavarnos con frecuencia y evitar tocarnos la cara.