Nació en Etiopía, pero con sólo 6 años fue adoptado y llegó al pueblo gallego de Noia. En un mes hablaba castellano y en tres también gallego. El último domingo de diciembre se convirtió en Valencia en el español que más rápido ha cubierto los 42,195 km. 2 horas, 5 minutos y 48 minutos es donde ha dejado el listón, pero Tariku quiere más…y el año que viene hay Juegos Olímpicos.
¿Cuándo te diste cuenta de que podías hacerte un hueco en el running?
Yo he corrido desde pequeño, desde que apenas tenía 7 años. Era un niño muy inquieto, y aunque jugué al tenis, al ping-pong, un poco a todo…a lo que siempre volvía era al atletismo. Se me daba muy bien y eso retroalimentaba mi interés. Hasta los 16-17 años yo entrenaba poco, aunque ya había conseguido en categoría cadete una medalla en los campeonatos de España de 3000 metros en pista cubierta, que fue una revolución en mi pueblo. Al venirme a Madrid con 18 años fue cuando me di cuenta de que hasta entonces había estado jugando al atletismo y que, si realmente quería brillar, tenía que sacrificarme de verdad.
El año pasado en el maratón de Valencia fue cuando el gran público te descubrió
Fue una carrera muy emocional, pasaba una época difícil a nivel personal. Tuve una preparación corta, tardía, con muchos contratiempos, llena de vaivenes y con una lesión que me impidió entrenar en la parte final y correr “entre algodones”. Cuando entré en el último km y ví que iba para 2h 07’ se me pusieron los pelos de punta en los brazos. “Soy un muy buen maratoniano”, fue mi conclusión.
Y este año, récord de España y primer nacional por debajo de las 2h 06
Yo fui muy sincero. Dije claramente en la rueda de prensa que ese era mi objetivo. Una diferencia radical con el año anterior, donde sólo pensaba en llegar a meta. Este año la preparación, aunque ligeramente corta debido a que corrí el Mundial de maratón en agosto, fue muy bien. Fueron 10 semanas, con dos meses completos en Etiopía. Yo llegaba al maratón totalmente convencido, aunque con el respeto a la distancia: son 42 kilómetros y 42 oportunidades de “cagarla”, en el maratón siempre hay cosas que no puedes controlar.

¿Cómo fue volver a tu país natal para entrenar?
Fue un reencontrarme con mis raíces, crear nuevos lazos, aunque yo soy un extranjero más allí ya que, aunque lo he intentado, hablar su lengua es demasiado difícil. Su sentido de la hospitalidad y de ayudar al prójimo es sencillamente espectacular. A nivel deportivo, he encontrado un grupo de atletas de muy alto nivel, con una filosofía de trabajo y sacrificio que se contagia. Han sido 60 días entrenando entre 2500 y 2800 metros de altitud, con la alimentación más saludable y orgánica. Es un trabajo muy duro pero con grandes atletas y personas a tu lado se hace más ameno y llevadero.
¿Cuántos kilómetros hacías a la semana?
Las de más carga fueron dos semanas seguidas de 240 y 246 kilómetros.
2024 va a ser el año de tu estreno en los Juegos Olímpicos. ¿Objetivo?
Yo soy muy estricto y sincero: nunca me pongo los objetivos antes del trabajo. De acuerdo al trabajo que hago me pongo los objetivos y los sueños encima de la mesa cuando ya está cerca el objetivo, aunque ya te digo que en los Juegos Olímpicos no me conformaré con poco. Va a ser un maratón muy diferente a Valencia, un recorrido duro, con una temperatura de agosto en Paris…
¿Hasta dónde puede mejorar un español esas 2 horas 5 minutos y 48 segundos?
Yo siento que todavía no he tocado techo, que tengo muchas cosas que mejorar, que hay mucho por pulir, pero no lo sé. Voy a seguir trabajando duro, marcándome objetivos nuevos, pero nunca puedes estar seguro de hasta dónde puedes progresar.
Una pregunta que muchos maratonianos populares se hacen, ¿cuántos geles tomaste en Valencia?
Antes de salir tomé uno con 50 gramos de carbohidratos y luego en los 8 avituallamientos tenía el bidón con un gel en cada uno, dos de High Fructose y los otros Isotonic de 226 ERS. Cogí todos menos uno, son muchos, pero yo nunca he tenido problemas de estómago y además no sólo me dan el plus de energía sino que me refuerzan a nivel mental. En la parte final tome uno de menta y el frescor me vino perfecto.
Y no te escapas sin que te preguntemos por las ya célebres adidas de los 500 euros. En Valencia fuiste uno de los privilegiados que corrió con las Adizero Pro EVO 1. ¿Tú pagarías los 500 euros que cuestan?
Sinceramente, pagaría 500 y 1000. Esa zapatilla es una barbaridad. Cómoda, ligera ultrarreactiva, es como un “calcetín”, cero rozaduras, te diría que hubiera podido correr con ella el maratón sin calcetines. Tengo que darle las gracias a adidas España que tuvieron que luchar para conseguir un par para mí. Contar con ella es otro refuerzo mental en la salida, cuando ves que eres uno de los pocos elegidos que tiene la mejor zapatilla del mundo.