A su casa de Las Rozas nos fuimos a ver cómo viven los Martínez. Chema y Nuria se conocieron allá por 1993 en la residencia Blume de Madrid donde los dos peleaban por su sueño de ser olímpicos, Nuria en hockey sobre hierba y Chema en el atletismo. "El amor surgió en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid donde estábamos los dos". Aunque el "papá" es más conocido, fue "mamá" la primera que consiguió participar en la gran cita mundial del deporte. Nuria se quedó a las puertas de participar en los Juegos de Atlanta en 1996, pero sí compitió cuatro años más tarde en Sidney.
"Habíamos pensando casarnos allí, en Australia, tras los Juegos, pero a mí al final no me seleccionaron aunque tenía la mínima en 5 y 10 km", nos cuenta Chema.
Su vida ha girado en torno al deporte y por supuesto tuvo mucho que ver a la hora de pensar en tener familia. Nuria se retiró en 2003 y a la hora de planificar la llegada de los niños había que tener en cuenta la agenda atlética de Chema. "Como yo competía en los Juegos de Atenas en verano, pusimos la semillita para que Paula naciera en febrero; con Nicolás lo hicimos para después del Campeonato de Europa de 2006 en Goteborg, aunque con los nervios de la carrera, fui segundo, se adelantó; y con la pequeña Daniela, repetimos en febrero ya que tenía el reto del Europeo de Maratón en Barcelona aquel año de 2010. Vamos, que si fuéramos los Beckham se llamarían Atenas, Goteborg y Barcelona…", cuenta entre risas el reciente fichaje del equipo de running de adidas.
Chema ha estado compitiendo en la élite con más de 40 años hasta hace sólo un par de meses, mientras que Nuria es "profe" en el colegio Gredos San Diego de Las Rozas. No es nada fácil la organización familiar… Chema nos pone al día. "Nuria se levanta primero y deja los desayunos preparados. Yo los despierto, los visto, los doy de desayunar, los peino, dientes y para el cole. Los dejo a las nueve y las nueve y cinco empieza mi vida de atleta. Entreno mañana y tarde, así que Nuria los trae del colegio y se enfrenta al lío de las extraescolares. Por la tarde hay días que Nico me acompaña con la bici en los rodajes. Luego baños (durante los dos primeros años yo me bañaba siempre con Paula), cena y a dormir. Ellos se acuestan hacia las nueve y media y el siguiente soy yo. Un rato para acabar de cenar, charlar con Nuria del día y a las diez "en el sobre".
"¿Cómo llevan tus hijos lo de tener un padre atleta?". ¡Es que para ellos es lo normal! Ellos me han visto desde pequeños meterme en el cubo de agua helada o ahora en la piscina de la urbanización en pleno enero después de entrenar para acelerar la recuperación. Y durante meses me vieron dormir en la tienda de hipoxia, que ellos le llamaban "la burbuja". Ellos ven las rarezas de su padre como lo más normal del mundo”.
Los mejores clientes de la frutería
Si hay alguien que quiere en el barrio a los Martínez es el frutero. Es sabido que Chema come 2-3 kilos de fruta al día pero sus hijos también la devoran. "Que caigan 5 kilos de fruta en casa es lo normal. Tratamos de tener una alimentación equilibrada, hay veces que los niños se adaptan a mí, por ejemplo yo tomo la pasta sin salsa, sólo con aceite de oliva, y ellos se han acostumbrado a hacerlo así también, pero también me adapto yo a su dieta y si les toca pescado, pues yo lo mismo".
Podía por supuesto ocurrir que "en casa del herrero, cuchillo de palo" pero en esta familia con pleno pedigree olímpico los niños no hacen deporte, "lo devoran", como dice Nuria. "Nos encanta que prueben todo tipo de deporte, que experimenten nuevos deportes, cómo son por dentro, cómo funcionan, y a ellos les gustan todos. Claro que se te cae la baba cuando ganan una carrera, pero no queremos criar campeones, sino niños para los que el deporte forme parte de su vida, como parte de su formación".
Nuria nos cuenta que a Paula le encanta la natación (justo tenía entrenamiento el día de nuestra visita), la gimnasia, los saltos de trampolín, la bici… "Nadando no lo hace nada mal, tiene mucha envergadura", remata Chema que nos cuenta que Nico "es un pura sangre, hay días que se ha hecho 32 km en bici a mi lado mientras yo entreno corriendo. Yo disfruto mucho esos momentos, surgen conversaciones que no se dan en otra situación. Yo le veo en la bici, lo bien que va, y me digo… pero si yo nunca he sido bueno con la bici". "Corriendo todo el mundo dice que por su estilo se parece mucho a mí". Nico también juega al fútbol ("no es muy bueno, pero va con sus amigos y se lo pasa genial", dice realista su padre), al pádel o al tenis. ¿Y la pequeña Daniela? "Es muy graciosa, me dice que quiere ser mayor para salir en la bici cuando yo corro y algunos días hasta tengo que dar una vuelta corriendo a la casa con ella cuando vuelvo de entrenar".
¿Y hay hueco para que mamá también pueda disfrutar del deporte? "¡Era la oveja descarriada pero ha vuelto al buen camino!", suelta Chema. "No me gustaba mucho correr, pero me he ido enganchando con gente a mi alrededor y ahora ya soy una runner de salir 2-3 veces a la semana y hago la San Silvestre o la Carrera de la Mujer. Hay días que mientras Chema se ocupa de la cena yo salgo a correr".
Le preguntamos a Chema si en su doble faceta de licenciado en Educación Física y profesional del deporte le sale lo de comentar las clases que reciben sus hijos. "Yo no entro, ellos son los profesionales y yo sería un intruso. Si dejas a alguien a tu hijo, hay que confiar plenamente. Lo que sí opino es que las horas que se dedican a la Educación Física son demasiado pocas; y lo argumento en que en estas clases no sólo se forma el cuerpo, también el carácter, se trabaja la disciplina, la fuerza de voluntad, el compañerismo, descubren que las cosas cuestan… y todo esto no puede ser malo".
Y para el final, la pregunta del millón. "¿Les afectará en su relación con el deporte el hecho de que sus padres hayan tenido éxito en el mundo deporte? ¿Si se dedican al atletismo, ser el hijo o la hija de Chema será una carga demasiado pesada?" Chema no duda en la respuesta: "a mí me han visto ganando y perdiendo y siempre me han visto con una sonrisa. Tanto a su madre como a mí el deporte nos ha hecho felices y lo único que queremos, como todos los padres, es que sean felices con lo que hagan cada día. Si es con el deporte, perfecto, pero si no será pintando, bailando o reparando coches".