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Cuando el camino se tuerce, llega la diversión. Con los giros el terreno se complica y, si no haces lo correcto, puedes incluso dar con tus huesos en el suelo pero a poco que te esmeres, en lugar de una complicación, verás que son un elemento más de disfrute.
La esencia de la bicicleta es el equilibrio, dos ruedas de por sí suponen una configuración inestable si no hay velocidad de por medio y la clave para mantenerse no es otra que ir constantemente haciendo pequeños giros, a menudo imperceptibles, que nos reequilibran constantemente. Incluso en una recta hay giros mínimos y movimientos del cuerpo para poder mantenernos derechos. Son movimientos que tienes interiorizados, no eres consciente de ellos y que aprendes de pequeño con tus primeros pasos sobre la bici.
Aquí vamos a ver otros movimientos mucho más aparentes y conscientes, los que haces cuando el camino decide apuntar para un lado diferente al que llevaba y tú decides seguir su línea.
Cambio de tercio
Por el monte vamos a encontrar curvas de todo tipo: abiertas, cerradas, rápidas, lentas, en subida, en bajada… En esencia y en todos los casos lo más importante es que haya una buena distribución de pesos sobre la bicicleta puesto que esta es la forma de proporcionar la máxima adherencia a las dos ruedas.
Por una simple cuestión de estabilidad, siempre intentaremos que el centro de gravedad esté cerca del suelo ya que esto hará que tengamos un mayor equilibrio. Eso lo lograremos con una posición algo más aplanada respecto de la postura estándar de rodaje. Además adelantaremos el peso para darle la mayor tracción posible a la rueda delantera, que es la que tenemos que mantener en su sitio a toda costa.
Coloca tu pie exterior a la misma altura que el interior o más bajo
Desplaza el peso al pie de fuera de la curva, presionando de modo consciente sobre el pedal exterior. Esta norma es una de las más importantes para mantener la estabilidad.
En curvas en las que se ha de frenar mucho, pon una marcha más corta antes de entrar, para salir con una buena aceleración.
Si no hay baches, peraltes ni zonas con adherencia diferente dentro de la misma curva, la mejor trayectoria es la más suave: has de abrirte antes de llegar, aproximarte al vértice interno de la curva en su mitad y luego volver a abrirte suavemente.
Fíjate bien
En muchas curvas puedes encontrar un posible apoyo natural que puedes usar como peralte y que te dará mucha más seguridad al girar, como te mostramos en la foto de abajo.
¡¡¡Qué me salgo!!!
Si has llegado al giro a una velocidad mayor a la que puedes controlar, la forma de trazarlo es dejando deslizar la rueda trasera hacia el lado exterior de la curva, derrapando. Al hacerlo, mientras mantienes la rueda delantera girando y con agarre, lograrás cerrar tu trayectoria y trazar esa curva que se te había atragantado.
No derrapes sobre tapiz vegetal ya que contribuyes a su deterioro. Prueba para aprender en una zona de tierra sin vegetación o en un camino. Aproxímate con la vista puesta en el punto más cerrado de la curva. Has de entrar frenando ligeramente con los dos frenos, tocando con suavidad el delantero. Necesitas perder velocidad en el trozo recto previo al giro.
Para empezar a girar adelanta el peso, saca el pie interior del pedal y úsalo como apoyo, deslizándolo por el suelo. Si algo saliera mal podrías apoyarte en ese pie para no caerte.
Presiona con más fuerza el freno trasero, con tu peso adelantado, así la rueda delantera seguirá sujetándote al terreno mientras que la trasera deslizará hacia fuera, cerrando el giro y permitiéndote perder velocidad.
Aprende la técnica del derrape
Aprender a derrapar es sencillo y puedes hacerlo en el parque para practicar antes de ir a la montaña. Solo necesitas una bajada de tierra para que tu bici avance sin que tengas que pedalear. Pon un cono, rama, piedra o marca en la bajada, varios metros por debajo de donde te encuentres.
Comienza a bajar con un pie fuera del pedal, el del lado hacia el que quieras girar, y en pie. Un par de metros antes de llegar a la marca extiende la rodilla llevando el pie hacia delante, apóyalo al lado de la marca, gira y en seguida, después, bloquea el freno trasero, sin tocar en absoluto el delantero. La bicicleta derrapará sin que tengas que hacer nada.
Repite también hacia el lado contrario, para el que probablemente te resulte más difícil.
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