En primer lugar, y bajo mi opinión como Darío Santana de la web de Fisicología, deberíamos alejarnos del término ‘dieta’ y es que añadir este ‘cliché’ a esta pauta genera, en primera instancia, cierta aversión por el mismo incluso entre los profesionales sanitarios, llegando a relacionar este protocolo con mitos que nada tienen que ver con la realidad, tal y como veremos en este artículo.
La cetosis es un estado natural que el ser humano ha experimentado desde los inicios de los tiempos, por lo tanto, estamos adaptados evolutivamente a usar ambos sustratos energéticos, lo que no significa que ninguna civilización ancestral haya buscado de forma consciente un estado de ayuno o de cetosis inducida.
Es más sensato pensar que este estado era algo pasajero y que nuestros antepasados eran individuos oportunistas que comían lo que podían y cuando podían. De la misma forma que es, como poco, difícil pensar que estuvieran preocupados por comer cada 3 horas o hacer 5 comidas/día.
Es por ello que, evolutivamente hablando, nuestra fisiología debía buscar un mecanismo alternativo a la glucosa como única fuente energética. Es ahí donde entra en juego la cetosis, cuyo patrón dietético que intenta buscar sus resultados de forma voluntaria es la llamada cetosis nutricional.
¿Cómo nos ayuda la cetosis nutricional a mejorar la flexibilidad metabólica?
La acetona producida sigue su curso corporal hasta llegar a la orina. El aliento de personas que tienen gran cantidad de acetona en sangre exhala ‘olor a fruta’ o a ‘aliento afrutado’, también llamado ‘aliento de acetona’, lo que puede ser uno de los indicadores de que estás en estado de cetosis.
En cuanto al acetoacetato y el B-Hidroxibutirato, parece ser que ambos son usados como sustrato energético, y es el primero quien entra al ciclo de Krebs para producir finalmente energía.
Acetoacetato |
Fuente de energía para el corazón y el cerebro |
Acetona |
Una parte del acetoacetato sufre descarboxilación enzimática, y esto genera la acetona |
B-hidroxibutirato |
Excelente combustible, entre otros tejidos, para el músculo cardiaco y esquelético |
Recordemos que, aunque nuestras reservas de glucógeno (tanto muscular como hepático) son limitadas, no ocurre lo mismo con nuestras reservas de grasas, pudiendo estas últimas representar una cantidad muchísimo mayor que las primeras.
Entonces, ¿por qué nuestro organismo no usa las grasas? Lo que sucede es que en una alimentación tradicional basada básicamente en hidratos de carbono (y no siempre de las mejores fuentes) nuestro organismo encontrará siempre glucosa disponible en plasma y los almacenes de glucógeno repletos, por lo que no necesitará buscar otra fuente energética.
Simplemente nuestro organismo ha ‘olvidado’ cómo usar las grasas como fuente energética. Es aquí donde las pautas ‘low-carb’ o ‘cetogénicas’ son una herramienta interesante.
La ventaja de la flexibilidad metabólica
Podemos definir la flexibilidad metabólica como la eficiencia de nuestro organismo a la hora de usar determinados sustratos energéticos en función a la demanda. Pongamos un breve ejemplo que refleja una buena flexibilidad metabólica en una actividad como caminar, correr y esprintar. Si disponemos de una buena flexibilidad metabólica, nuestras reservas energéticas se usarán de forma óptima.
En la imagen de arriba vemos como ante una actividad que no genera una alta demanda energética, podríamos usar los ácidos grasos como fuente energética de forma dominante y, ante un esfuerzo puntual e intenso, usar nuestras reservas de glucógeno, que son aptas para tal fin ya que la demanda del trabajo se vuelve de carácter anaeróbico.
En Resumen
La cetosis nutricional es un protocolo dietético cuyo objetivo es mejorar nuestra flexibilidad metabólica a la hora de usar los ácidos grasos como sustrato energético. Para ello, la ingesta de hidratos de carbono se limita, en función del individuo, a aproximadamente 50 g netos por día. Con ello generamos unos niveles bajos de insulina en plasma y, posteriormente, una depleción de los niveles de glucógeno a nivel muscular y hepático. Ante esta ausencia del combustible principal (glucosa) se activa el proceso de cetogénesis, donde el hígado va a producir cuerpos cetónicos para alimentar a los diferentes tejidos y células diana.
*Darío Santana es Técnico Deportivo y Estudiante de Nutrición Humana y Dietetica. Puedes encontrarlo en su web y redes sociales www.fisicologia.com Facebook Darío Santana Hernández twitter Fisicologia Instagram Fisicología Canal Youtube Fisicologia