El rendimiento deportivo se apoya en una base sólida compuesta por tres grandes pilares: entrenamiento, alimentación y descanso. Tan importante es definir y programar uno de estos pilares como desarrollarlos de forma equilibrada.
La mejora de las marcas o de los cambios físicos no depende tanto del entrenamiento duro y continuo, esto es tan solo el estímulo para provocar los cambios y adaptaciones que buscamos, el verdadero beneficio se encuentra en** favorecer la fase posterior donde el organismo recupera su homeostásis** (su equilibrio funcional metabólico) e incluso la mejora, y es aquí en esta fase postentrenamiento donde reside la clave del éxito de nuestra sesión.
De poco sirve un entrenamiento bien estructurado y un gran esfuerzo si después el organismo no obtiene los nutrientes necesarios o no garantizamos una adecuada recuperación. Todos sabemos que de poco sirve que comamos muy saludable y tomemos los mejores suplementos si no entrenamos con estímulo y frecuencia suficiente, los cambios no llegarán; sin embargo no lo contemplamos al contrario y son muchos los que vuelcan sus esfuerzos y programaciones en entrenar más descuidando, o al menos no tratando por igual, a los otros dos pilares de alimentación y descanso.
Llega un momento en toda progresión donde el rendimiento ya es muy elevado y las mejoras se estancan, y sabemos que ya no es cuestión de entrenar con más frecuencia o con más intensidad, sino de cuidar y centrar la atención en otros aspectos buscando una mejora en estrategias nutricionales y/o favoreciendo la recuperación. Debemos ser inteligentes y no entrenar más duro, sino favorecer la fase anabólica.
Debemos tener en mente que el rendimiento, ya sea a niveles bajos y sobre todo de élite, requiere una base sólida donde apoyarse y esta base debe estar equilibrada con los tres pilares a la misma altura: entrenamiento, alimentación y descanso.
Mientras más exigente sea nuestra sesión de entrenamiento, más debemos favorecer la fase de recuperación, por tanto debemos ser más exquisitos eligiendo muy bien los macro y micronutrientes e incluso utilizando algún suplemento como ayuda ergogénica, pero también garantizar las horas de sueño de calidad e incluir sesiones recuperadoras y recursos que favorecen la recuperación y por tanto facilitan las nuevas adaptaciones como sesiones de hidroterapia, masaje fascial o algo tan simple como meditar, no solo hay que recuperar al músculo, sino también al sistema nervioso central, evitando la producción de hormonas del estrés (cortisol) y favoreciendo un clima hormonal anabólico.
Entrena duro, esfuérzate en cada ejercicio, sé perseverante, pero también…
- Cumple el tiempo de recuperación entre series, ni mucho, ni poco.
- Programa sesiones y microciclos de recuperación activa.
- No basta con evitar alimentos procesador, tienes que incluir alimentos con alta densidad nutricional, frescos y naturales.
- Duerme 7 horas de sueño de calidad.
- Evita el estrés diario.
- Si tomas suplementos que sean el culmen de una pirámide de alimentación bien organizada y no que se base en ellos.
- Visita al fisioterapeuta como costumbre al menos una vez al mes en vez de verlo como remedio de emergencia.
- Realiza un buen calentamiento. No olvides que aquí comienza tu rendimiento.
- Garantiza tu hidratación, la mejor bebida es el agua mineral.
- Consume más frutas y verduras
- Evita desajustes de horarios, toma una rutina y mantenla.
- Saluda, sonríe y disfruta del entrenamiento. Que te haga feliz y no esclavo.