La circulación es un sistema cerrado compuesto por dos circuitos. El circuito menor que corresponde a la circulación pulmonar, encargada de llevar a los pulmones la sangre pobre en oxígeno y retornarla al corazón purificada con oxígeno. El circuito mayor o circulación sistémica es impulsado por el ventrículo izquierdo aportando sangre oxigenada a todos lo tejidos.
Durante el ejercicio cardiovascular se produce una redistribución del flujo sanguíneo aportando más sangre a los músculos activos. El sistema nervioso simpático reduce la cantidad de sangre aportada a estómago, intestinos, riñones y piel, mientras que se produce una vasodilatación en los vasos que aportan sangre a los músculos, llegando más cantidad de sangre y con ello nutrientes y oxígeno.
- El retorno venoso se produce en contra de la gravedad. Los vasos venosos poseen unas válvulas internas que impiden su reflujo. El ejercicio favorece el retorno venoso gracias a contracciones musculares dinámicas que 'bombean' la sangre.
- En condiciones de reposo, el flujo de sangre a través de los músculos varía entre 4 y 7 ml por cada 100 g de músculo, y durante el ejercicio intenso puede aumentar hasta 60-80 ml por cada 100 g de músculo, es decir, unas 15-20 veces más elevado.
La sangre
Los hematíes, eritrocitos o glóbulos rojos son las células encargadas fundamentalmente del transporte de oxígeno a las células del organismo. El hematocrito es el porcentaje del volumen de la sangre que ocupa la fracción de los glóbulos rojos. Las cifras normales oscilan en hombres, entre 40,7% y 50,3% y en mujeres entre 36,1% y 44,3% de media.
Cuando se entrena en altura (a partir de 1.500/1.600m) el aporte de oxígeno se reduce, se estimula la liberación de eritropoyetina (EPO) desde los riñones, aumenta el hematocrito, elevando el número de eritrocitos en sangre, hasta que se vuelve a recuperar el aporte adecuado de oxígeno. Al volver a la altura normal, existe una mejora de la capacidad de transporte de oxígeno.
Con el entrenamiento cardiovascular se generó mayor cantidad de glóbulos rojos, aumentando ligeramente el nivel de hematocrito en sangre, aumenta la capacidad de transporte de oxígeno y mejora el rendimiento aeróbico.
El corazón
- El corazón es la bomba que se encarga de enviar la sangre por todo el organismo. Tiene el tamaño de un puño, sus latidos se deben al sonido que se produce al cerrarse las válvulas.
Los latidos del corazón por minuto (frecuencia cardiaca, F.C.) es una referencia objetiva de la intensidad del ejercicio. La F.C. máxima disminuye con la edad y no se modifica con el ejercicio, pero sí la F.C. en reposo, que es menor en deportistas, el músculo cardiaco es mas eficiente y bombea mayor cantidad de sangre en cada latido. A la misma intensidad, los sujetos sedentarios mantienen F.C. mas elevadas.
Con el trabajo cardiovascular aumentan las cavidades del corazón. Sus paredes también se hacen algo más gruesas que en la población no deportista. En conjunto el corazón crece de una forma armónica sin que se produzcan desequilibrios entre el volumen de las cavidades cardiacas y los espesores de las paredes. Pueden provocarse cambios estructurales de hasta un 25%. Como consecuencia de esta mejora del músculo cardiaco, la frecuencia cardiaca de reposo disminuye.
Durante el ejercicio el corazón bombea llenando aún más sus cavidades y además con más frecuencia. El gasto cardíaco puede aumentar desde los 5 l/min en reposo hasta 30 l/min en ejercicio máximo, representando un aumento de 5 a 6 veces. La tensión arterial sistólica se eleva hasta el doble que en reposo. Esta máxima expresión del músculo cardiaco se produce a intensidades del 80%, siendo esta intensidad la ideal para producir adaptaciones cardiacas beneficiosas para la salud.