¿Si te dijera que hay otra forma de entender la energía de los alimentos?
Una más antigua, más intuitiva, y profundamente individual. Es lo que desde hace siglos propone la visión oriental: la alimentación energética.
Más allá de las calorías: energía que vibra con tu cuerpo
Según la tradición oriental —como la medicina tradicional china, la macrobiótica o el ayurveda—, los alimentos no solo aportan nutrientes, sino también una cualidad energética. Es decir, cada alimento tiene una “dirección” energética: algunos nos activan, otros nos calman; unos calientan el cuerpo, otros lo enfrían.
Y dependiendo de quién eres, cómo entrenas y en qué momento te encuentras, esa energía puede ayudarte… o restarte fuerza.
No es lo mismo un corredor de fondo que un practicante de yoga o un boxeador. Tampoco es lo mismo entrenar en invierno que en verano, o tener una constitución delgada y nerviosa que ser más robusto y tranquilo.
En alimentación energética no existe un menú universal: lo importante es escuchar el cuerpo y aprender qué alimentos te equilibran y te potencian.
¿Qué tipo de energía necesitas para rendir mejor?
1/ Alimentos expansivos vs. contractivos:
- Algunos alimentos tienen una energía más “expansiva”, como el azúcar o el alcohol. Nos dan un subidón rápido pero luego llega el bajón.
- Otros son muy “contractivos”, como las carnes rojas o los embutidos, que tienden a tensar y endurecer el cuerpo.
- Un deportista necesita encontrar el punto medio: alimentos que le den energía estable y duradera sin extremos.
2/ El poder del equilibrio yin-yang:
En este enfoque, cada alimento tiene una cualidad:
- Yin (más relajante, fría, expansiva)
- Yang (más caliente, activa, contraída).
Por ejemplo, las verduras de hoja verde son más yin; los cereales integrales cocidos, como el arroz o la quinoa, están más en el centro. ¿Quieres concentración, estabilidad y fuerza? Busca alimentos equilibrados, que no alteren demasiado tu sistema nervioso ni tu digestión.
3/ La cocina también cuenta:
No es lo mismo una verdura cruda que al vapor o salteada. En invierno o tras un entrenamiento intenso, lo ideal es optar por platos templados o calientes, que ayuden a relajar los músculos y recargar energía sin enfriar el cuerpo.
Pequeños cambios, grandes efectos
Integrar esta visión oriental en tu día a día deportivo no significa dejar de lado la ciencia o contar calorías. Significa ampliar la mirada y darte permiso para experimentar.
Tal vez, ese smoothie que a todos les sienta bien, a ti te deja frío y sin energía. O descubres que cambiar los cereales refinados por integrales mejora tu digestión, tu ánimo y tu capacidad de recuperación.
La clave está en probar, observar y adaptar. Porque la verdadera energía no solo está en lo que comes, sino en cómo te hace sentir lo que comes.
Tips rápidos para una alimentación energética deportiva:
- Prioriza alimentos naturales, de temporada y mínimamente procesados.
- Observa cómo te sientes después de cada comida: ¿ligero, con energía, o pesado y con sueño?
- Ajusta tus platos según la estación del año y tu tipo de entrenamiento.
- Evita los extremos: mucho azúcar o mucha proteína animal pueden desestabilizar.
- Escucha tu intuición tanto como tus macros.
No hay un alimento universalmente bueno o malo. Todo depende de la persona, del momento que atraviesa y de la energía que necesita. Comer con consciencia no es solo una filosofía, es una herramienta práctica para vivir y rendir mejor.
— Patricia Restrepo, directora del Instituto Macrobiótico de España y pionera en alimentación energética aplicada al bienestar físico y emocional.