La Superliga gana la primera batalla

La Sentencia del TJUE abre la puerta a la nueva liga europea de futbol que pretenden el Real Madrid y el FC Barcelona

Gerardo Centeno García-Rodrigo

La Superliga gana la primera batalla (Foto: iStock - El Camp Nou y Barcelona al fondo)
La Superliga gana la primera batalla (Foto: iStock - El Camp Nou y Barcelona al fondo)

El Real Madrid y el FC Barcelona están dispuestos a cambiar el panorama futbolístico continental, y no sólo a través de sus fichajes veraniegos, sino mostrando al estamento de la FIFA su fortaleza como actores económicos dueños de su destino. Las amenazas de la FIFA y UEFA hace unos meses ante la propuesta de la creación de una liga paralela entre grandes clubes no amilanaron a los precursores de la idea. La batalla judicial estaba servida. Y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha terminado fallando a favor de los equipos que apuestan por caminar por libre. La sentencia recién publicada concluye que el organismo europeo del fútbol incurrió con dichas amenazas de sanción en un abuso de posición de dominio, lo que resulta contrario a las normas de competencia y libre mercado que rigen en la Unión. No entra la parte dispositiva del Fallo en autorizar expresamente la Superliga, lo que no constituía el objeto estricto del pleito, pero sí establece un nuevo marco para regir las relaciones entre clubes y federaciones. UEFA dejaría por ello de ostentar el monopolio como organizadora exclusiva de competiciones internacionales, y mucho menos podrá sancionar a los clubes que organizaran otro tipo de torneos.

Con este nuevo panorama, la idea de la Superliga vuelve a cobrar fuerza. De los equipos que lanzaron la propuesta en 2021, tras la renuncia de los equipos ingleses, del Milan AC, Inter y Atlético de Madrid, tan sólo Real Madrid, FC Barcelona y Juventus han peleado por el proyecto. Quizá ahora alguno de los que permanecía alienado con la UEFA vuelva a confiar en la idea, más cuando la misma ha cambiado garantizando la permanencia de las competiciones nacionales. Los precursores de la Superliga proponen ahora un sistema de divisiones basadas en el mérito deportivo, por lo que ningún equipo tendría plaza asegurada. Por otro lado, los catorce partidos por temporada, más la fase final, dejarían a los principales clubs europeos más ganancias que el sistema actual. La UEFA, por el contrario, vería reducidos fuertemente sus ingresos. ¿Es el dinero lo único importante aquí? Si la Superliga es capaz de explicar otras ventajas como el mayor interés de las nuevas generaciones por el fútbol, las emisiones en abierto, el fomento del futbol femenino y el respeto por los aficionados de cada club, quizá empiece a tomar forma. Por encima de todo, habrá de estar el deporte y sus mejores valores.