El rumano que preparó con austeridad el asalto al olimpo de la natación

Popovici inscribe su nombre en la historia de la natación olímpica

Gerardo Centeno García-Rodrigo

David Popovici, el rumano que preparó con austeridad el asalto al olimpo de la natación. (Foto: raed.krishan via Wikimedia Commons)
David Popovici, el rumano que preparó con austeridad el asalto al olimpo de la natación. (Foto: raed.krishan via Wikimedia Commons)

La piscina de París y la natación mundial tienen un nuevo ídolo, el francés Léon Marchand con su colección de oros en mariposa, espalda y estilos es la estrella del momento. Pero los Juegos nos dejan otra figura del deporte del agua, un nadador que huye de los focos y las entrevistas reivindicando un modo austero de afrontar el éxito deportivo. En una disciplina dominada tradicionalmente por estadounidenses, rusos, chinos o australianos, un joven rumano irrumpe definitivamente en el olimpo de la natación.

David Popovici, quien debutara en los pasados juegos de Tokio con tan solo dieciséis años, se ha colgado en París la medalla de oro en la prestigiosa prueba de los 200 metros libres. En una carrera que pasará a la historia, el de Bucarest paró el crono en 1 min 44 seg 72 cent. Para los entendidos, cuatro largos en piscina olímpica constituyen una de las distancias más complejas del catálogo olímpico. Velocidad y estrategia se juntan en un medio fondo acuático que ha tenido como plusmarquistas históricos a figuras de la talla de Michael Phelps, Ian Thorpe o el holandés volador, Pieter van den Hoogenband.

El cetro del estilo libre o crol vuelve al Este de Europa, pero no a la Rusia del zar Alexander Popov, sino a un país que logra así su primer gran éxito en la natación internacional, Rumania. Popovici lo ha conseguido a su manera. Desde 2023 permanece alejado de todo tipo de entrevistas o promociones. Su vida y sus entrenamientos recuperaron hace un año la sencillez que la exigencia deportiva demandaba en un nadador que recuerda a la antigua forma de afrontar el deporte en Europa. Popovici entrena cerca de su casa, se mueve en bicicleta por el barrio y cultiva sus amistades de siempre. Decepcionado por sus resultados en el Mundial de Natación de 2023 decidió volver a su círculo. Vivir de forma sencilla para aspirar a la gloria. Con un bronce en los 100 metros libres y el oro en los 200 metros, la carrera de la libélula (tatuaje que luce en su rasurada piel) no ha hecho más que despegar.

Si en algún momento el que aquí escribe se decide a afrontar una segunda parte de la novela Catorce Largos a Braza, de ediciones Maluma (en cuyas líneas aparecen las mayores figuras de la natación) seguro que tendrá que dejar sitio preferente para este estoico y genial rumano.