Mi primera experiencia con una bici eléctrica

Esta mañana he tenido la oportunidad de montar una Trek Powerfly, mi primera experiencia sobre una bicicleta eléctrica. A la hora de escoger ruta para ponerla a prueba no he dudado. Pongo rumbo al monte Abantos en San Lorenzo de El Escorial.

Gerardo Centeno - Autor de 'El Ciclista'

Gerardo Centeno
Gerardo Centeno

Esta mañana he tenido la oportunidad de montar una Trek Powerfly, mi primera experiencia sobre una bicicleta con asistencia eléctrica. A la hora de escoger ruta para ponerla a prueba no he dudado. Pongo rumbo al monte Abantos en San Lorenzo de El Escorial. ¿Razones? Varias. La primera porque será al aumentar los porcentajes de pendiente cuando la asistencia al pedaleo adquiera importancia máxima; la segunda es que ascendí el puerto hace dos días con mi Orbea Alma de siempre y aún tengo frescas las sensaciones en el paso de sus rampas y senderos. Mejor para extraer las diferencias.

Nada más salir de la estación de El Escorial y enfilar las primeras subidas hago un rápido recorrido por las sensaciones que me aportarán cada una de las posiciones de la pantalla del motor en modo On. No tardo en percibir que la marcha ECO aporta sensaciones parecidas al pedaleo en una bicicleta convencional. Eso sí, a un ritmo que te costaría aguantar en tu mayor pico de forma del año. La posición TOUR se muestra como la esencia de la máquina, el pedaleo se multiplica por tres y con un esfuerzo contenido escalo el adoquinado del pueblo como si de un pro se tratara.

Realmente es otra dimensión afrontar puertos duros con estas máquinas.

El TURBO casi no lo uso, pues me ha parecido excesivo, casi es un ritmo de ciclomotor, no le veo sentido en una ruta en solitario. En cuanto a la geometría de la bicicleta me parece cómoda y estable, a lo que ayuda un grosor de neumáticos que quizá nunca calzaría en la tradicional. El caso es que mientras doy vueltas a las frases con las que compondré la crónica de mi jornada, me encuentro en la última parte de la subida. Para los que conocéis el puerto, las temidas tres últimas curvas a pleno sol pasan con absoluta placidez para los músculos inferiores. Una mueca se dibuja en mi cara al pasar con el bote de agua intacto por donde hace escasas horas subía dando tumbos y ávido de cualquier gota de bebida isotónica.

Perfecta para volver a disfrutar de las vistas de las cumbres

Realmente es otra dimensión afrontar puertos duros con estas máquinas. Aquellos que renunciaron a tocar cima hace años podrán volver a disfrutar de las vistas de las cumbres y aquellos que quedaban atrás en la grupeta pasarán a esperar al resto haciendo fotos de sus esfuerzos. Quizá piense el ciclista habitual y preparado que la inversión en una eléctrica no es para él, pero podría verse desde otros ángulos. La opción eBike es perfecta para esos días que apetece sensación rodadora pero la orografía del terreno no permite ese tipo de salidas. Podría ser también un buen complemento en el entrenamiento o un buen scounting para conocer vías no exploradas. Pensad en compartirla con pareja, padre o hija; podría funcionar, para ello están las tijas telescópicas y los pedales mixtos. Y en estas ando cavilando cuando llega el momento del descenso. Imaginad la inercia que alcanzan los veinte kilos en bajadas pronunciadas. Obviamente, si no llevas un modelo diseñado para ello, la distribución de pesos obligará a una adaptación en la conducción.

Mejor por pistas que por senderos complicados

La Powerfly no es una montura ágil, aunque a velocidad controlada salta los obstáculos sin problemas. Cuestión distinta son los senderos. Mi incursión de prueba en uno de ellos mostró que las pistas o carreteras en mal estado son mejor ambiente para esta americana que los caminos revirados. Ya subiré con alguna de sus primas de doble suspensión para compararlas. Lo importante es disfrutar el día de hoy. Continúo la bajada sin incidentes y cada vez más seguro con unos frenos que hay tratar con tacto para no bloquear la rueda trasera. Conseguido. ¡Menuda media he sacado!. El indicador de batería señala que de la carga completa, tras ascender el puerto por ambas caras y corretear por la parte alta, he consumido un 30%. Si sumo esto a que mis piernas vuelven con carga parecida, sólo puedo concluir una cosa: como me la dejen más veces, me va a costar volver a mi rígida por estos lares.