El ajedrez tiene nuevo campeón mundial, el más joven de la historia

Un jovencísimo jugador da la sorpresa en el mundial de Singapur

Gukesh Dommaraju Foto EFE
Gukesh Dommaraju Foto EFE

El ajedrecista de India, Gukesh Dommaraju, se ha convertido en el nuevo y sorprendente campeón del mundo del deporte del tablero de las sesenta y cuatro casillas al derrotar al gran maestro que ostentaba el título, el chino Ding Liren.

El joven prodigio de Chennai, cuna de numerosos campeones indios, se corona en lo más alto del ajedrez con dieciocho años, lo que supone un récor histórico pues, en un deporte acostumbrado a los niños prodigio, el más joven en conseguir el entorchado mundial había sido hasta el momento el ruso Garry Kasparov, que cumplía los veintidós años cuando ganó el título en 1985.

Sus padres, ambos médicos, lo apuntaron a la extraescolar de ajedrez para intentar conciliar los horarios laborales; y fue en la escuela donde se reveló el talento del pequeño

Dommaraju no partía como uno de los principales favoritos, pero el ajedrez ofrece las mismas oportunidades a todos los contendientes y el indio está acostumbrado a sorprender. Lo lleva haciendo desde que era un niño. Sus padres, ambos médicos, lo apuntaron a la extraescolar de ajedrez para intentar conciliar los horarios laborales; y fue en la escuela donde se reveló el talento del pequeño. A los doce años era ya Gran Maestro. Con dieciocho, tras una partida que será recordada por el error del campeón chino en el movimiento cincuenta y cinco, ha conseguido lo que muchos creían imposible. Cuando Ding perdió su torre, ambos jugadores supieron que la partida tenia ganador. El vigente campeón se echó las manos a la cabeza y los ojos del joven aspirante se llenaron de lágrimas. Tres movimientos después, Ding se rendía y cedía el cetro mundial al joven que había tratado de defenderse con las piezas negras.

Mientras la comunidad ajedrecista se frota los ojos por lo que consideran un grosero error del campeón carente de explicación, dos millones de euros, un récor de precocidad y el orgullo de todo un país viajaron a Chennai para que cientos de niños y niñas puedan seguir soñando.