Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Aunque se actuó de acuerdo a los protocolos preventivos ocurrió, y podía haber sido peor, aquí va el relato de “un susto en el agua". La crónica puede servir de aprendizaje para otros nadadores.

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real
Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Javier Val y Alberto Cebollada se conocen desde niños. Coincidieron ya en los ochenta en el Club de piragüismo de Tudela, donde remaron durante años en el Ebro, aguas arribas, aguas abajo, en esta población de la Ribera de Navarra a orillas del río. Después les unió el atletismo y también el triatlón, entrenando y participando en múltiples pruebas populares y federadas.

La natación la han practicado juntos en diversos escenarios: en el mar, embalses y por supuesto en el Ebro que les vio nacer. Todos los años, ambos realizan un descenso a nado, de unos 6.500 m., que une Tudela con el complejo hidráulico de El Bocal (nacimiento del Canal Imperial de Aragón). El padre de Alberto, ya en los años 50 realizaba nadando este precioso tramo fluvial. Este descenso es su particular homenaje a una actitud ya pionera en esa época.

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

En el Ebro nadan con frecuencia, en especial en los meses de primavera en los cuales el caudal y la limpieza del agua permiten disfrutar del río en su plenitud. Destacan el potencial medioambiental y la riqueza de la avifauna, y las vistas únicas de los sotos y del río que se pueden disfrutar desde dentro, a ras del agua.

Nadan en el río con respeto, conocedores de sus riesgos y posibilidades, analizan las características del entorno y de las orillas, de los accesos, lindes, profundidades, corrientes y otros obstáculos naturales que tratan de controlar al máximo en cada uno de sus entrenos adoptando todas las medidas de seguridad posibles. Como reconocen, “al igual que en otras actividades al aire libre nunca sabemos cuándo o dónde puede sobrevenir un percance o un accidente". De hecho los accidentes son eso, cosas que ocurren de forma imprevisible y que en el caso de la natación, en espacios naturales abiertos, pueden ser de mayor entidad al ocurrir dentro de un medio acuático.

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

A: Javi, ¿nadamos esta tarde? el río está perfecto, poco cierzo, baja agua limpia y sobre los 20.4ºC, pero como el día está fresco, mejor nadamos con traje.

J: Si, mejor con traje. ¿Qué hacemos hoy? Descendemos de la presa al puente (5 km) o nadamos una hora, saliendo desde el embarcadero (Más cómodo al no requerir dejar un coche al final del recorrido y acceder con otro al inicio).

A: Yo creo que mejor hoy nadamos desde el embarcadero. Si te va bien, a las 6.45 pm nos vemos ahí, con los trajes puestos.

J: Ok, nos vemos allí.

Alberto y Javier con la puntualidad de dos experimentados deportistas, acuden a su entreno. Sienten cierto nerviosismo, pero también ilusión por experimentar una zambullida más juntos. Comienzan mano a mano, o mejor dicho, brazada a brazada en el río. Antes, determinan el recorrido, deciden por dónde van a pasar bajo el puente de Tudela, acuerdan remontar el río contra corriente durante unos 35 minutos, para luego descender el mismo trayecto en unos 25, río abajo hasta el embarcadero.

Nadan con control visual uno del otro, con trajes, con boyas y con calzado de agua por si necesitan vadear una presa, o para salir del cauce sin riesgos de cortes, y un móvil que guardan en un compartimento estanco en el interior de las boyas Buddy Swim de Blunae, por lo que pudiera pasar.

A los 1200 metros recorridos, Alberto escucha el sonido de un silbato y detiene el nado viendo a Javier que se ha parado. Tiene una mano sobre su frente. Acude rápido a la señal de aviso y le pregunta: “Javier, ¿Qué pasa … ¿Ocurre algo?".

Conforme se aproxima en nado salvamento (crol con cabeza fuera del agua ) aprecia que Javier está sangrando, que una importante cantidad de sangre mezclada con agua cubre su cara.

J: Me he golpeado en la frente con un tronco, o con una gran rama sumergida a ras de la lámina de agua. No se veía.

Su gorro está rajado y su frente también, tiene una brecha de unos 4 cm en la frente, no es profunda pero sangra abundantemente. Está consciente, no se marea ni está desorientado, dice encontrarse bien, sin dolor aparente. El problema está en que el accidente ocurre en una zona del río de difícil acceso, aguas arriba de Tudela, imposible salir a la orilla en ese punto concreto.

*A: “Sólo estás sangrando, no es nada, un rasponazo…, comprime la hemorragia con el talón de tu mano (para tratar de facilitar la coagulación y evitar la pérdida de sangre), que yo te sujeto por detrás y te ayudo a mantenerte." *

Para ello se dispone detrás de Javier y lo tumba quedando boca arriba, estando Alberto detrás, con la ayuda de las boyas resulta fácil mantenerse en esta posición de flotación y auto salvamento. Conversan un poco mientras pasan un par de minutos. La presión por contener la hemorragia empieza a hacer su efecto, la brecha va dejando de sangrar. Al resultado ayuda el hecho de que el agua está fría y el ambiente es fresco, lo cual facilita la vasoconstricción. A los minutos y aprovechando la parte del gorro de silicona que queda íntegro, tapamos la herida para protegerla del agua. Javier se siente con ganas y fuerzas para continuar nadando hasta el punto de salida. Así que empezamos a nadar para llegar al embarcadero, unos 25 minutos. El nado salvamento precede al nado con cabeza dentro. Al no haber dolor y comprobar que el agua fría ayuda a la vasoconstricción, la herida sigue sin sangrar. Nadan juntos, muy juntos, relativamente rápido por la corriente a favor, pero sin prisas. Están tranquilos pero algo ‘conmocionados’ por lo sucedido. Mientras nadan, piensan en que es la primera vez que les pasa algo parecido, en cómo iban a imaginar que pudiera haber un objeto delante de su trayectoria, algo sumergido, pero no lo suficiente como para raspar, sino lo suficientemente sólido como para provocar semejante impacto y producir ese corte.

En este sentido, Javier se siente afortunado de que haya sido sólo eso y de no haber perdido la consciencia. El hecho de nadar contra corriente, hizo que la velocidad de crucero fuera moderada. El mismo impacto, en sentido favorable a la corriente hubiera tenido consecuencias muy distintas. A pocos metros de llegar, valoramos que se haya contenido la hemorragia, que haya ocurrido en compañía, que se sepa cómo proceder y cómo ayudar a un compañero en el agua que requiere nuestra ayuda.

En definitiva, el descenso nos da para pensar en algunas cosas más, como por ejemplo, cómo se lo vamos a contar a nuestras parejas para que no se preocupen la próxima vez que volvamos a nadar en aguas abiertas porque…, volveremos seguro.

Este hecho que no pasó de ser un mero “pequeño susto" con desenlace relativamente feliz a pesar de la muesca que el nado en el medio natural ha dejado en la frente de Javier, nos sirve de aprendizaje, y puede servir para otros nadadores practicantes del nado en aguas abiertas. Y por extensión, para deportistas que desarrollan su pasión en un medio natural al aire libre: corredores de trails, de descenso de barrancos, ciclistas, montañeros o piragüistas.

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Aprovechamos la ocasión para recordar las medidas de seguridad en natación en el medio natural

● Nunca nades solo.

● Consulta el parte meteorológico, caudal del río, previsiones, conocimiento de la zona por parte de expertos.

● No nades en una zona desconocida.

● Analiza el recorrido desde fuera y valora el acceso, la salida y las posibles vías de escape a lo largo del recorrido.

● Visualiza el recorrido y hazte un esquema mental en el que te imagines realizándolo. Ten en cuenta los factores que pueden afectar negativamente a tu nado de acuerdo a tu nivel técnico y físico y recuerda guardar fuerzas siempre para la vuelta.

● No saltes de cabeza, entra poco a poco y mójate antes de ponerte a nadar.

● No nades a última hora del día y evita nadar en contra de la corriente, de las olas y del viento.

● Siempre que puedas nada en una zona vigilada, en paralelo y cerca de las orillas. Ten presente el concepto de ver pero en especial el de "ser visto", usa siempre un gorro de color llamativo.

● Lleva una boya de seguridad agarrada a la cintura, pero asegúrate de que el cinturón tenga un cierre rápido que se pueda soltar en caso de necesidad usando sólo dos dedos. En la boya lleva un bolso estanco con el móvil por si necesitas llamar al 112 y lleva un silbato porque nunca sabes lo que puede pasar.

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

Accidentes en aguas abiertas: una crónica real

● Antes de meterte en el agua comparte tu recorrido y previsiones con alguien que se queda afuera, ideal si mantiene un control visual y mejor si te sigue o da apoyo con una embarcación mientras nadas.

● En un embalse o en el río nada a una distancia prudencial de la orilla que te mantenga alejado de los pescadores pero que al mismo tiempo te de seguridad.

● En el mar nada paralelo a la costa por detrás de la zona donde rompen las olas y siempre por dentro de los 200 m. de anchura de la zona de baño balizada.

● Antes de meterte en el agua mide con termómetro la temperatura. Ante la duda ponte el traje de neopreno.

● Cada cierto número de brazadas mira al frente para orientar tu trayectoria y corregir posibles desviaciones y manten un constante control visual con tu compañero/os de nado. El control visual debe ser recíproco “quid pro quo", tú le controlas y él te controla.

● Si tienes un contratiempo, no te encuentras bien o empiezas a sentir los efectos del cansancio o del frío, sal de inmediato.

● Si te ves afectado por una corriente, resaca o fuerte oleaje y no puedes salir, no luches contra ellas, agarra tu boya y adopta la posición de autosalvamento, déjate llevar y trata de contactar con el 112 que el servicio de emergencias canalizará tu rescate.

● Ten preparada una toalla, ropa de abrigo, comida energética y bebida caliente para después de nadar.