Si comes sano, haces ejercicio y aún así no adelgazas, deberías plantearte un cambio de estrategia. O como se dice ahora en términos de 'coaching', debes salir de tu zona de confort.
No hace falta que dejes el trabajo, cambies de pareja o te mudes de ciudad, en cuestiones de alimentación, especialmente si lo que quieres es adelgazar, salir de la zona de confort no requiere cambios drásticos en la vida, sí en el plato, en la cesta de la compra, en las recetas y en tu actividad física.
Aquí tienes unas cuantas ideas para salir de tu zona de confort en la dieta:
1. Cambia el desayuno. Si comes siempre lo mismo para desayunar, ya no lo estás haciendo bien. Tanto si no desayunas bien porque comes comida poco adecuada, como si desayunas cualquier cosa o si no desayunas, es aconsejable probar desayunos diferentes a primera hora de la mañana. También puedes alternar algún día a la semana de entrenamiento en ayunas, y ver cómo reacciona tu metabolismo.
2. Haz una cura depurativa de 24 horas. Ponte un día al mes para estar 24 horas a agua, infusiones, fruta natural, ensaladas y verduras crudas o levemente cocidas, preferentemente orgánicas. Es más fácil si empiezas a las 2 de la tarde, después de comer, hasta las 2 de la tarde del día siguiente, antes de comer. En 24 horas no tienes porque pasar hambre y te ayuda a eliminar líquidos y sólidos, es un día diurético y laxante que también tiene el efecto psicológico de ayudarte a controlar tu apetito.
3. Identifica los alimentos de tu zona de confort. ¿Eres golos@ y necesitas dulce por la noche? ¿Estás deseando tomarte una cerveza con los amigos cuando sales? ¿Recurres a la cafeína para tener energía? Cada persona tiene asociado un alimento o grupo de alimentos a su zona de confort. Es curioso ver como muchas personas pierden peso y recuperan la energía, sin una dieta estricta, tan sólo dejando de comer su ‘alimento confort’ durante un mes.
4. Prepárate para pasarlo un poco mal. Una vez que das el salto a lo desconocido y te lanzas con una nueva dieta o alimentación… el sistema digestivo se tiene que adaptar al cambio. No esperes notar resultados el primer día o la primera semana. Tu estómago e intestinos tienen que aprender a digerir los nuevos alimentos, el hígado y los riñones también tendrán que hacer nuevas tareas. Puedes notar problemas como: digestiones pesadas, gases, diarrea o estreñimiento, dolor de cabeza y hasta picores y granos porque tus intestinos están haciendo un esfuerzo extra, o el hígado y los riñones están eliminando toxinas.
5. Ten paciencia y espera un mes. Tu mente también necesita adaptarse a los cambios en la dieta. Te va a pedir su ración de dulce, o de salado, su onza de chocolate o su cerveza, tienes que mantenerte firme al menos un mes para comprobar que el cambio es positivo, y que estamos mejorando. Dicen los neuropsicólogos que hace falta entre 25 y 45 días para convertir los nuevos hábitos en rutinas. Aguanta firme y ve tachando días en el calendario para conseguir tu primer mes de cambios.
6. Crea hábitos al salir de la zona de confort. Una vez que pase el mes de prueba, ya puedes empezar a notar los cambios y a disfrutar de los paseos por la nueva zona de confort que estás creando, y que vayas encontrándote cómod@ en el nuevo territorio y empieces a asentarte poco a poco. Los hábitos son humanos y nos ayudan, pues no podemos vivir en estado de ansiedad permanente. Amplía tus nuevos territorios mentales y físicos y reinventa tus nuevas rutinas nutricionales hasta que necesites volver a dar el salto.
7. Prueba un alimento nuevo cada mes. No es difícil y hasta puede resultar divertido, basta ir a la zona de comida internacional del supermercado, o darse una vuelta por un mercado bien surtido para descubrir nuevos alimentos, saludables sin duda, que no has probado nunca. ¿Necesitas ideas? Aquí tienes una lista de sugerencias.
a. Raíz de cúrcuma por su efecto antiinflamatorio.
b. Raíz de jengibre para fortalecer el sistema inmunológico.
c. Remolacha cruda para aumentar el hematocrito y la oxigenación.
d. Yogur de cabra para aportar proteína y calcio más digestivo.
e. Carne de caballo, rica en hierro para prevenir anemias.
f. Carne de conejo rica en hierro y vitamiana B12 antianémicas.
g. Col rizada para evitar infecciones y prevenir tumores.
h. Naranjas rojas con licopeno para mejorar la vista.
i. Setas shiitake para prevenir tumores.
j. Arándanos rojos para prevenir infecciones urinarias.
k. Acai de Brasil para aumentar la energía.
l. Alcachofa de Jerusalem para aportar fibra laxante y digestiva.
m. Rábanos picantes para incrementar el metabolismo.
n. Ciruelas umeboshi para fortalecer el sistema inmune
o. Yogur kéfir para mejorar las digestiones.
p. Cacao puro como fuente de antioxidantes y energía.
q. Espelta o trigo antiguo como fuente de carbohidratos de larga duración.
r. Algas secas para aportar fibra, yodo y ayudarte a perder peso.
s. Aguas de manantiales medicinales, para hidratarte y aportarte diferentes proporciones de minerales.
t. Trigo sarraceno, fuente de carbohidratos y sedante natural.
8. Cambia las horas de las comidas los fines de semana. Aunque es bueno tener rutinas y comer siempre a horas marcadas, saltarse los horarios también ayuda a tener un sistema digestivo más flexible, que soporta cambios y se adapta a ellos.
9. Bebe a deshoras. Sí, los expertos no se aclaran, unos dicen que es mejor no beber agua en las comidas y otros que no hay que beber agua entre horas. Hagas lo que ya hagas, cambia tu hábito de hidratación para hidratarte mejor y para identificar la sensación de sed, que se ha perdido y se confunde con hambre, lo que hace que comamos más en vez de beber más agua.
10. Alterna las frutas y verduras de temporada. No comas siempre plátanos de merienda o brócoli de plato de verdura porque es lo que te gusta más o te resulta más cómodo. Oblígate a no repetir los platos vegetales cada semana y a comer de temporada. Te aseguras un mejor aporte de vitaminas y minerales cuando comes vegetales en su estación, también porque nuestro sistema digestivo evolucionó comiendo diferente a lo largo del año, estamos diseñados para comer sandía y albaricoques en verano, cuando necesitamos más hidratación, y naranjas, calabazas y zanahorias en invierno cuando nos viene bien el aporte de vitamina C o betacarotenos para el frío y los días cortos.
11. Disfruta probando. La curiosidad y las ganas de experimentar con la comida son divertidas. La mayoría de los alimentos tienen buen sabor, y no podemos reaccionar como niños pequeños y escrupulosos, que siempre quieren comer lo que les gusta y se niegan a probar platos nuevos. Madura, amplia tus horizontes en la cocina y prueba todo, al menos un par de veces, antes de decidir si te gusta o no la nueva comida.
12. Aprende a cocinar. Si no sabes cocinar, no puedes salir de tu zona de confort, lo siento. Es un gran reto, atreverte con el delantal y los fogones, pero es un salto necesario para mejorar tu alimentación y alcanzar el éxito en este nuevo reto.
13. Apúntate a cursos de cocina variados. Si ya eres cocinillas, ahora toca dar el siguiente paso. Desde cocina internacional, a sushi, pasando por cocina vegetariana... En todos los cursos vas a aprender mucho con los expertos que te van a enseñar nuevos alimentos, formas de cocinar y mezclar y además, al final puedes comer lo que has preparado y disfrutarlo en compañía de otros estudiantes.
14. Aprende de tus errores. A veces salir de la zona de confort te va mal, no adelgazas o incluso ganas peso. Si has decidido cambiar algo en tu dieta y notas que te falta energía, o que pasas hambre, o que no te gusta nada después de un mes de prueba… No sigas por ese camino, no es para ti.
15. Encuentra tus alimentos felices. Cada persona es diferente, no todo el mundo asocia el chocolate a la felicidad, o el café a el ‘chute’ de energía. Descubre qué alimentos te sientan bien, y no puedes prescindir en tu dieta si no es por motivos de salud. No tienes porque dejar de beber un vaso de vino tinto o dejar de comer pasta o lácteos si a ti te va bien y no notas mejoras al eliminarlos de tu dieta durante un par de meses.
Os dejo uno de los vídeos de www.inknowation.com, se hizo viral hace unos años y explica muy bien las ventajas de salir de la zona de confort en la vida:
https://www.youtube.com/watch?v=RSUykLfEmVE
¿Te has estancado con el peso? Sal de tu zona de confort y adelgaza
Si comes sano, haces ejercicio y aún así no adelgazas, deberías plantearte un cambio de estrategia. O como se dice ahora en términos de 'coaching', debes salir de tu zona de confort.