Si hay algo que influye en la credibilidad de las personas es predicar con el ejemplo. Me dedico profesionalmente a motivar a otras personas para que lleven a cabo cambios. Cambiar es crecer. Nadie quiere quedarse estancado y por eso necesitamos soñar con nuevos proyectos, desear otros hábitos e implicarnos para alcanzarlos. Pero cada paso pasa por salir de la zona confortable. La zona confortable es ese lugar en el que te has acomodado, es el aliado perfecto de tu pereza. La zona confortable es la película de la que conoces el inicio, la trama, el desenlace y apenas tiene sorpresas. Es un lugar predecible con poco margen de error. Pero no es la plaza en la que puedes aprender y soñar con ser y hacer cosas distintas.
Cambios hay de todo tipo, desde grandes proyectos que implican una planificación a largo plazo con muchos pasitos que te van acercando al final, como puede ser planificar una temporada para competir en un mundial. O pequeñas metas.
Domingo Sánchez, el experto en fitness de Sport Life, gran defensor del fitball
El primer día que entré en las oficinas de Sport Life me impresionó ver a todos los compañeros trabajando en mesas delante de sus ordenadores sentados en bolas de fitball. No había un solo sillón de despacho. Enseguida me acordé de Andrés. Andrés es readaptador y preparador físico y mi amor.
Sabiendo las horas que paso con pacientes y escribiendo me sugirió una vez que trabajara sentada en un fitball. Pero me pareció imposible. Lo veía inestable y creía que iba a balancearme delante de los pacientes y que no sería capaz de teclear. Cuando hablé con mis compañeros de Sport Life escuché decir a todos que ahora no eran capaces de trabajar en un sillón de despacho, que era comodísimo y que habían ganado en salud. Así que la idea de trabajar en la bola la dejé pendiente en mi cabeza.
Deseos tenemos muchos, pero no siempre estamos preparados para realizarlos. A veces no se trata de fuerza de voluntad, ni de indecisión, a veces se trata de encontrar tu momento. Es agosto y yo he encontrado el mío. Así que el otro día hinchamos las bolas y llevo varios días trabajando en fitball.
Un cambio necesita: deseo, encontrar tu momento, estar pendiente para hacerlo de forma correcta y entusiasmarte cada momento. La conciencia de que estás haciendo algo bueno para ti y que para ello te estás esforzando, es muy gratificante. Un cambio además te devuelve tu capacidad de estar atento. Nos acostumbramos a lo que hacemos de forma cotidiana y nos somos conscientes de lo que ocurre alrededor. Estar encima de la bola me obliga a estar pendiente de teclear de forma distinta, enderezar la espalda y mirar hacia abajo y ver una pelota plateada…como si todo fuera nuevo. Y me encanta esta sensación.
"Estar encima de la bola me obliga a estar pendiente de teclear de forma distinta, enderezar la espalda... como si todo fuera nuevo. Y me encanta"
Siguiendo los argumentos y consejos de Andrés, os puedo decir que el fitball está considerado como un método de gimnasia suave. Podemos mejorar el equilibrio y la propiocepción. En el despacho lo utilizo como asiento y con él mejoro mi CORE, la zona media de mi cuerpo, transverso del abdomen, glúteos y suelo pélvico así como los estabilizadores de la columna, alineando la misma.
Tiene otras ventajas, como que mejoro también mi circulación sanguínea por ese ajuste constante de nuestro cuerpo ante los desequilibrios. De hecho me sorprendí gratamente ayer después de toda la tarde de consulta al comprobar que no tenía las piernas y pies tan hinchados como de costumbre.
Puedes incluir este hábito en tu rutina de trabajo en el despacho, pero también lo puedes hacer mientras ves la tele, delante del ordenador, incluso para comer. Es una manera de cuidar tu cuerpo.
Sentarme sobre el fitball al principio me costó un poquito, es una manera más activa de sentarme y
Un fitball, mucha mejor opción postural que la silla
trabajar. Me obliga a reequilibrarme ante los pequeños movimientos del balón. Con ello también estimulo las articulaciones. Y los músculos posturales, a veces olvidados, se ven obligados a trabajar.
Las sensaciones cuando cambias un hábito son raras. Llevaba veinte años sentada en el sillón de mi despacho y de repente, pierdo el respaldo y tengo que estar pendiente de mantener mi columna recta para realizar bien el ejercicio. El primer día estuve unas dos horas, el tercer día un poquito más, y ayer, dos horitas por la mañana y otras tantas por la tarde.
Con el fitball mejoro mi CORE, la zona media, glúteos y suelo pélvico
Cuando cambias de hábitos, no estás cómoda. Es normal. Cómoda estás en tu zona confortable. Pero cuando veo que me canso solo pienso en que estoy haciendo algo que me beneficia, que me ayudará a sentirme mejor y que tengo un montón de compañeros en Sport Life que lo han conseguido. Así que sí es posible.
De hecho, en mi despacho hay dos pelotas…así que cuando los pacientes decidan unirse al movimiento fitball, tendrán también una en la que sentarse.
Me gusta animar a las personas para que se atrevan a cruzar sus límites. Tus límites son los que tú decidas. ¿Te atreves a sentarte en la bola? Mándanos tus fotos por Twitter para motivar a otras personas a sentirse mejor. Puedes citarnos con @sportlifees y @patripsicologa y si quieres, utiliza el hashtag #DelSillonAlFitBall
Del sillón al fitball
Si hay algo que influye en la credibilidad de las personas es predicar con el ejemplo. Me dedico profesionalmente a motivar a otras personas para que lleven a cabo cambios. Cambiar es crecer. Nadie quiere quedarse estancado y por eso necesitamos soñar con nuevos proyectos, desear otros hábitos e implicarnos para alcanzarlos. Pero cada paso pasa por salir de la zona confortable. La zona confortable es ese lugar en el que te has acomodado, es el aliado perfecto de tu pereza. La zona confortable es la película de la que conoces el inicio, la trama, el desenlace y apenas tiene sorpresas. Es un lugar predecible con poco margen de error. Pero no es la plaza en la que puedes aprender y soñar con ser y hacer cosas distintas.