Correr, de ser una actividad aburrida a ser una pasión

Hay actividades que a priori nos echan para atrás, de las que decimos que jamás nos veremos convirtiéndolas en una afición… hasta que ocurre.

entrenate-para-la-vida

Correr, de ser una actividad aburrida a ser una pasión
Correr, de ser una actividad aburrida a ser una pasión

Hay actividades que a priori nos echan para atrás, de las que decimos que jamás nos veremos convirtiéndolas en una afición… hasta que ocurre. Correr era una de ellas para mí. Cuando practicaba gimnasia deportiva entre los 11 y 16 años, correr formaba parte de mi entrenamiento y me gustaba salir a correr sola. En esa época no podías correr con música porque hubieras tenido que tirar de walkman y es bastante incómodo llevarlo en un bolsillo del chándal.

Cuando dejé de hacer gimnasia y empecé en la universidad, correr empezó a aburrirme, me daba muchísima pereza y empecé a nadar, hasta que me lesioné el manguito hace cuatro años. Nadar  se había convertido en una actividad en la que me sumergía en un mundo paralelo, me aislaba acústicamente del mundo y meditaba con cada brazada. Salía del agua como nueva.

Así que debido a la lesión del hombro, empecé a correr, como el que no quiere la cosa. Corría con desgana porque había asociado que no era divertido y me asfixiaba enseguida. Pero cuando eres apasionada y comprometida, ocurre que terminas encontrando la manera de engancharte a lo que haces. Y de repente me vi corriendo, con el perro, sola, con amigas y con mi amor. Y lo mejor de todo, disfrutándolo mucho. Tanto, que ahora no salgo a correr cuando tengo tiempo, sino que trato de ordenar mi agenda para que el running sea una prioridad.

¿Cómo se transforma una actividad a priori aburrida en algo prioritario en tu vida?

Primero, tienes que darle tiempo. Cualquier actividad en la que te inicias, salvo que te enamores de ella a primera vista, requiere paciencia e invertir tiempo. Estás saliendo de la zona confortable y al principio hay sensaciones de cansancio, de no estar a la altura, dudas de tu continuidad, de si serás capaz de ajustarlo a tu rutina, te ves torpe y apenas aguantas unos minutos corriendo.  Tenemos que darnos un margen. Un tiempo para vernos hábiles y capaces.

Lo segundo, adorna correr con otros aspectos atractivos. Estos adornos no los necesitarás cuando estés enganchado, pero al principio, ayudan. Si te gusta escuchar música, hazlo, si te gusta la naturaleza, busca un parque bonito, cómprate ropa deportiva mona para correr, que te sientas atractiva o atractivo. El primer día que salí a correr os prometo que me puse las mallas que tenía de cuando corría con 16 años. He tenido la suerte de no cambiar de talla, salvo cuando parecía Don Pin-Pon durante mi embarazo. Pero claro, esas mallas estaban muy descoloridas. Y al cuarto día en el que te has enganchado también empieza a apetecerte verte estupenda para correr. Que si flores, colores, camisetas fosforito de tirantes, tops, una motivación más. Yo corro sin música porque me gusta escuchar la fricción de mis zapatillas con el tierrecilla del camino con cada zancada, busco parques porque no me gusta el asfalto y disfruto muchísimo con la selfie que me hago con mi perro cuando acabo de correr. Correr ahora es algo más.

Patri2

Tercero, son agujetas, no te estás destartalando. Identifica los síntomas negativos y reinterprétalos. Son agujetas, no es gripe; es mi corazón latiendo, no me va a dar un infarto; es cansancio, no es falta de habilidad. Muchas veces, lo que nos hace sentir bien o mal es fruto de la interpretación que hacemos. Así que trata de ver el lado positivo de lo que haces.

Cuarto, concéntrate en las sensaciones. La zancada, el braceo, sentirte fuerte, ver cómo eres capaz de correr más y cada vez más rápido, tu superación día a día es muy evidente en el running. La respiración, el paisaje, la sensación de bienestar cuando llegas cansado, la ducha calentita después de pasar un poco de frío corriendo. Recréate en estos placeres para que correr sea algo apasionante. Si estás pendiente del cansancio y de la pereza y dejas de valorar los aspectos positivos, es muy difícil engancharse.

Quinto, busca compañero de actividad y complicidad. Correr con alguien es más entretenido y aumenta el compromiso. Hay personas a las que no les importa fallarse a sí mismas, pero les cuesta mucho fallarle a un tercero. Correr con alguien, a un ritmo adecuado, te permite hablar, reír, compartir agujetas y logros, competir. Es un factor motivacional más.

Si eres de los que rechazas las cosas antes de probar, si realizas juicios de valor sobre tu incapacidad, tu falta de tiempo, el propio aburrimiento de la tarea a pesar de que te encantaría ser uno de esos que se vuelve loco corriendo, date un margen de tres semanas. Prueba y luego decide. La mayoría de vosotros seguirá saliendo a correr.