1. Correr con los primeros rayos de sol
Aunque todavía no haya amanecido puedes salir a correr sin problemas de temperatura. Para ello deja toda la ropa y las zapatillas preparadas para, nada más despertarte y antes de desayunar, salir a correr.
Esta es una opción poco apta para perezosos pero que nos llena de gran energía para todo el día, pues activamos intensamente nuestro cuerpo y mente. Ya sabes el dicho: “Al que madruga Dios le ayuda”.
Una vez que llegues de entrenar opta por tomar un plátano o alguna fruta fácil de comer, para que así no pierdas mucho tiempo en ir a trabajar, pero teniendo especial cuidado en tener preparado del día anterior un bocadillo para tomar a la hora del café con un zumo.
Esta sería una opción interesante para todos los que dicen que no tienen ni un minuto libre por el día y llegan muy cansados por la noche. Lo único malo se el madrugón y que hay que hacer antes los preparativos del día anterior.
2. Correr a medio día
Si no te gusta madrugar y prefieres aprovechar la hora de la comida para salir a correr, procura hidratarte bien las horas previas y en caso de mucho calor aprovecha el día para correr menos y realizar en la sombra ejercicios abdominales y estiramientos.
También puedes sustituir la carrera por alguna otra actividad aeróbica complementaria en la que el calor afecte menos a su realización, como por ejemplo andar en bicicleta o nadar en la piscina.
Procura tener ya preparado un “Tupper” con comida de fácil digestión y ligera para nada más terminar tomarla. Si eres de los que tiene el estómago revuelto y sin apetito al acabar, opta por un preparado instantáneo de papilla con leche o zumo.
Como la comida ha sido ligera, no te olvides de merendar por lo menos alguna pieza de fruta con un puñado de frutos secos (almendras, nueces o avellanas).
3. Correr por la noche
Si eres de los corredores a los que no les gusta correr por la mañana ni a medio día, tienes la opción de correr al final de la jornada, y aunque sea de noche, la temperatura no será un impedimento para realizar tu rutina de entrenamiento, pero procura no olvidarte de merendar y realizar una cena ligera.
Aún así, de las 3 opciones explicadas para gente que tiene incompatibilidad de horarios, esta sería la menos recomendable pues entrenar a elevadas horas hace que el sueño sea menos reparador, debido a que una vez que terminamos de correr el cuerpo permanece activado por lo menos 3 horas.