Así celebra Kipchoge sus victorias: plantando un árbol

"Una vez alcanzada la meta el momento de gloria es un momento fugaz, pero la alegría que nos produce el crecimiento de un árbol dura muchas vidas"

kipchoge africa
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Pocas veces ha habido tanta unanimidad a la hora de recibir a un ganador del Premio Princesa de Asturias de los Deportes como en el caso de Eliud Kipchoge. No sólo es el mejor maratoniano de la historia (aunque ya no es el récordman mundial, le avalan sus dos títulos olímpicos y buscara un tercero en Paris ya al borde de los 40 años);  al atleta keniano le avalan sus títulos, sus marcas pero también una trayectoria personal ejemplar.

Su discurso en el acto celebrado en Oviedo dejó frases para enmarcar como “un mundo que corre es un mundo feliz. Y un mundo feliz es un mundo en paz” o “correr tiene el poder de unirnos sin importar el origen o el color”.

Y contó un detalle que más que una anécdota es una filosofía de vida. “La gente suele preguntarme como celebro mis éxitos. Puedo asegurarles que no soy alguien que sale de fiesta hasta altas por la noche de la noche a beber champán.  Me gusta volver a mi campo de entrenamiento y plantar un árbol; es una tradición que tengo con mis compañeros de equipo, plantamos un árbol para celebrar nuestros  éxitos. Una vez alcanzada la meta el momento de gloria es un momento fugaz, pero la alegría que nos produce el crecimiento de un árbol dura muchas vidas”.

Un sabio.

kipchoge premio
KIpchioge en la cermeonia de entrega de los premios Princesa de Asturias