A nadie le cabe duda de que el deporte está creciendo. Sólo hace falta quedarse parado un rato en la calle y no tardará en pasar alguien corriendo. Hemos pasado de ser los raros de la oficina por hacer deporte a que ahora el raro es el que no tiene entre sus aficiones el deporte.
¿Son buenas noticias entonces? Yo siempre he hecho dicho que una sociedad deportista será una sociedad más sana y más solidaria, pero hay algunos aspectos de cómo está evolucionando el deporte que me preocupan.
Por encima de todo, creo que un tema a vigilar es la “sobredosis" de deporte. Cada vez conozco más cosas de gente tan enganchada al deporte que olvidan que no son profesionales como Contador, Nadal o Gómez Noya. Toda su vida personal, familiar y laboral quedan marcadas por lo que exige el plan de entrenamientos. Está claro que ponerse retos (sea bajar de tres horas en maratón o ser finisher de un Ironman o de una carrera de ultrafondo) es algo fantástico para experimentar crecimiento personal a través del deporte, pero el gran triunfo es hacerlo compatible con tu vida diaria. Que las series o el doblar piscina-bici no sean a costa de no saber ni el curso en el que está tu hijo pequeño.
Otro tema que me preocupa es el exceso de materialismo que estamos llevando al deporte. Y en esto antes que nada reconozco mi culpa como editor de las revistas deportivas de Motorpress (Sport Life, Bike, Ciclismo a fondo, Triatlón, Trail Run, Oxígeno, Ecuestre, Bicisport y desde este mes también Golf Digest). Las revistas especializadas somos en buena parte culpables de que parezca que sin la bici sin cambio electrónico, sin el neopreno con diseño de tiburón del Pacífico o sin el último GPS que te mantiene informado hasta del resultado del Levante-Almería ya no se puede dar ni la primera zancada ni la primera pedalada. Yo siempre digo que lo único que necesitas para hacer deporte es realmente tener ganas. Porque las terrazas y los garajes están llenas de bicis estupendas que se han usado un par de veces. Las marcas también contribuyen con tecnologías, que muchas veces representan grandes avances prácticos, pero otras muchas veces son cosas innecesarias que se esconden bajo extraños términos en inglés y que dos años después no se acuerdan ni en la propia marca de que lo lanzaron al mercado. Mi amigo Curro Barba me envió esta foto del Medio Maratón de Málaga de este domingo. Sin duda un ejemplo extremo de que lo único que hace falta para salir a hacer deporte son muchas ganas.
Y me queda por comentar el tema de las redes sociales. Compartir con tus amigos (si tus amigos son esos que se agrupan en Facebook o en twitter) lo que te pasa o lo que sientes cuando haces deporte me parece estupendo, pero para mucha gente se ha dado casi la vuelta: “a ver si terminamos que tengo que subirlo". Vamos, que “O lo subes a Facebook o no ha ido a entrenar".
Por encima de las medallas de finisher, de la bici galáctica de cambio automático o de un post con 1.000 “likes" queda esa sensación única que tienes cuando sales a correr tú sólo por el bosque en un día lluvioso. Eso que no se puede contar luego con palabras, eso que simplemente te hace sentirte bien sin que con lógica alguna pueda explicarlo, es dónde se esconde la verdadera esencia del deporte.
@franchicosport
El deporte más allá de las medallas de finisher, los post en Facebook y las zapatillas de 150 €
A nadie le cabe duda de que el deporte está creciendo. Sólo hace falta quedarse parado un rato en la calle y no tardará en pasar alguien corriendo. Hemos pasado de ser los raros de la oficina por hacer deporte a que ahora el raro es el que no tiene entre sus aficiones el deporte.
