He estado tan liado en las últimas semanas que justo hasta ayer no te podido terminar el artículo del viaje a Japón para correr el maratón de Osaka y la visita al "corazón" de Mizuno. Fue un viaje relámpago (en seis días ir y volver, teniendo en cuenta que via Dubai como fuimos al final son 26 horas entre salir de casa y llegar al hotel) pero que ha merecido mucho la pena. Por conocer una cultura diferente, por ver desde dentro una empresa legendaria en el mundo del deporte como Mizuno, por haber podido correr mi maratón número 25 en un nuevo continente para mí y especialmente por hacer podido compartir la experiencia con mi hijo Javi.
Este mes en Sport Life podréis leer una completo relato de toda la aventura, pero he corrido hacer una primera entrada en el blog para dar las gracias a todo el equipo de Mizuno (a Mark, a José María, a Davide...) por toda su contribución a la hora de hacer un reportaje en el que cuento como viví desde dentro el maratón. Como salí de los últimos fui adelantando a muchos de los 30.000 participantes, muchos de ellos disfrazados de cosas tan disparatadas como “bibliorunner" (con una estantería llena de libros de verdad a la espalda y que el hombre dejaba coger por si te aburrías) y otros tocando la tuba, y hasta ví uno que corría en chanclas.
Lo que me ha dejado impactado del maratón es cómo anima la gente. Mira que no entendía nada de lo que me gritaban pero es que la gente se volcaba tanto como en el Maratón de Nueva York. Y luego en el día a día japoneses tiran a tímidos… Había gente que cuando veían que pasaba un extranjero me levantaba un cartel que ponía “Fight" (lucha, en inglés). Además, había bastante puntos con música de todo tipo: desde la tradicional japonesa a rock pasando por grupos de “majorettes".
Yo sabéis que yo digo que ya no voy a correr muchos más maratones, pero ¿quién dice no a vivir esta experiencia en la que había hasta sushi en los avituallamientos?
@franchicosport
El corredor-biblioteca
He estado tan liado en las últimas semanas que justo hasta ayer no te podido terminar el artículo del viaje a Japón para correr el maratón de Osaka y la visita al "corazón" de Mizuno. Fue un viaje relámpago (en seis días ir y volver, teniendo en cuenta que via Dubai como fuimos al final son 26 horas entre salir de casa y llegar al hotel) pero que ha merecido mucho la pena. Por conocer una cultura diferente, por ver desde dentro una empresa legendaria en el mundo del deporte como Mizuno, por haber podido correr mi maratón número 25 en un nuevo continente para mí y especialmente por hacer podido compartir la experiencia con mi hijo Javi.