Cuando nos dijeron que "nada era imposible"

Este es el artículo con el que este mes, y van casi 20 años (los vamos a celebrar el mes que viene), tengo el honor de abrir la revista Sport Life

Cuando nos dijeron que "nada era imposible"
Cuando nos dijeron que "nada era imposible"

Fruto del buen marketing hemos llenado el mundo del deporte popular de eslóganes motivadores que se resumen en “nada es imposible", que no hay límites, que peleando duro podemos lograr todo lo que nos propongamos.

Por supuesto que soy el primer defensor de ese espíritu de superación que es uno de los principales valores del deporte. Pero lo que yo defiendo es que luchemos por ser el mejor de nosotros mismos, que aspiremos a avanzar cada día un poco más, pero con los pies en el suelo. Nos dijeron lo der “nada es imposible" y nos los creímos. Pero claro que hay cosas que son imposibles y asumirlo no es ser un conformista; en la vida es importante ser realistas para saber que puede estar a nuestro alcance si trabajamos duro y cuáles no. De esa manera nos evitamos entrar en retos en los que ni dejándonos en el camino nuestra salud, nuestra familia y nuestro trabajo conseguimos salir airosos. Hay medallas de finisher que sólo te recuerdan una gran derrota en la vida.

Lo que quiero no es desilusionar a nadie (nada más lejos de mi intención) y menos a aún a las personas con menos condiciones físicas o con discapacidad. Lo que quiero decir es que todos podemos tener una gran meta, un gran reto, pero no tiene porqué ser un Ironman o una prueba de ultrafondo. Lo que significa para un maratón lo es para otro una carrera de 10 km. El valor de cruzar una meta, más allá de trofeos y récords, se lo pone cada uno. Todos, absolutamente todos, llevamos un deportista dentro. ¡Y nunca es tarde para sacarlo!.

“Nada es imposible" es mentira pero en cambio que “es imposible que nada te emocione" es una gran verdad.