Si te caes 8... levántate 9, con un amigo

Hoy lo he pasado mal, físicamente mal. He salido en bici con mi amigo Kymbo, me ha dado un buen repaso. Una vez en casa, es bueno analizar lo que ha sucedido para poner un poco de orden en todas las emociones que se experimentan en estas situaciones y sacar una lectura positiva.

Domingo Sánchez

Si te caes 8... levántate 9, con un amigo
Si te caes 8... levántate 9, con un amigo

Lo cierto es que hace meses comencé a salir algunos días con mi gran amigo y compañero Kymbo, tiene una gran calidad como persona y atleta. Me sobrepasa en unos diez años y está verdaderamente en forma, hay que decir que fue dos veces olímpico y tiene una carrera llena de éxitos deportivos como nadador de élite. Son de esas personas con cualidades físicas innatas, ahora ya retirado de la competición, monta en bici de montaña y dirige Paidesport en Avilés.

Después de unos meses de parón y no estar cogiendo la bici como debería, confié en mis posibilidades -gran error- y quedé con mi gran amigo, persona y compañero Kymbo. Nada más afrontar la primera subida me percaté de que mi nivel de condición física no era el mismo que hace unos meses, pero aun así intenté mantener el ritmo que imponía el gran Kymbo –gran error también- así durante los primeros 30- 40 minutos, donde mi compañero de fatigas siempre hace comentarios irónicos que te “ayudan" a llevar mejor el pedaleo. Lo cierto es que muchos comentarios comienzan a ser humillantes y parecen los primeros sentimientos de desilusión y frustración; “para que habré quedado", “con lo que queda todavía", “con lo bien que voy yo solo" …

Mi “amigo" Kymbo, sigue haciendo comentarios con ese humor negro, irónico y particular que le caracteriza mientras sube con un ritmo matador (que cabrón), yo apenas puedo sonreír, la hiperventilación me impide terminar más de cuatro palabras seguidas.

Pasado una hora, se me acaba la gasolina, ya voy a diésel, elijo el plato pequeño, Kymbo sigue con el medio, esto cada vez es más humillante. Recuerdo que hace unos meses subíamos conversando.

El desgraciado de Kymbo me saca una ventaja de varios metro -bueno, unos 200 m- después me espera, le alcanzo hiperventilando y deja caer su comentario irónico -será cabrón, no vuelvo a salir más con él- intento justificarme con que últimamente he entrenado mucha fuerza, he cogido algo de peso muscular pero en la bici… -seguro que hago más dominadas que él- “te machacaré en el gimnasio, la venganza será terrible" “ya te haré yo comentarios irónicos cuando te retuerzas subiendo en las dominadas capullo"… son pensamientos que tienes en el silencio de la humillación y el sufrimiento, la rabia es mejor que la desesperación.

Si te caes 8... levántate 9

A la hora y media comienzo a notar que mis cuádriceps tienden a retraerse cada vez que me levanto, voy como un tractor, bueno ni eso, como un coche de juguete cuando se va quedando sin baterías. El capullazo de Kymbo me dice que hoy haremos unas dos horas y media más o menos. Pensé que era broma –un error más- Ya no disfruto, frío, mucho frío, pies húmedos, piernas a punto de hacerse un ocho y con los riñones al Jerez, solo pienso en cuando veremos una cuesta abajo, que manía con subir -jodida Asturias-.

Mis peores pensamientos se hacen realidad y las advertencias dejan paso a la tragedia, se me suben los gemelos y sobre todo los cuádriceps, dolor, dolor desagradable, me bajo de la bici como si quemase, y al tocar suelo no puedo ni ponerme extendido, parecía Chiquito de la Calzada sujetando una bici, al final bici al suelo y yo de cuclillas maldiciendo. Kymbo vuelve hacia atrás, la situación era evidente, le confieso que voy jodido, bromeamos con el tema de los calambres –gracioso para él, triste para mí- me dolían tanto las piernas como el orgullo.

La última media hora, por fin bajada, incrustado sobre la bici, congelándome y con miedo a volver a ponerme de pie sobre el suelo, avanzo hacia el final. Ya un simple llano, era un suplicio, agotado de glucógeno, con hipotermia, mis cuádriceps retorciéndose y mi moral mucho más baja que mi rendimiento de mierda. Solo pensaba en la ducha y un plato de pote caliente. En estos momentos te das cuenta como las pequeñas cosas te pueden dar tanta felicidad.

Al fin llegué, pie al suelo, ando como el pato Donald, ducha y… pote caliente (Gracias Lili, -Posada de Barro, Infiesto, recomendable-como quiero a esa mujer, hoy me salvó la vida que casi me quita el olímpico de los coj… de Kymbo).

Ya por la noche, pienso, analizo y aquí estoy escribiendo en voz alta mis emociones y experiencias. Seguro que te ha sucedido una situación como esta en multitud de ocasiones. Hay dos opciones; no volver a cometer el error de salir con alguien superior a tus posibilidades, o prepararte mejor para la próxima. Con la primera opción tu orgullo seguirá intacto, con la segunda, lo mismo vuelve a ser tocado… y hundido.

Lo cierto es que el carácter, el éxito, la superación, no se consigue celebrando éxitos, sino superando fracasos, no importa las veces que caigas, sino las veces que te levantes. La opción fácil es vivir feliz en la ignorancia y no exponer tus límites, si, tu orgullo seguirá intacto, pero solo un tiempo, tarde o temprano, caerá y cuando caiga –tenlo por seguro- es mejor que te pille entrenado y habituado a levantarte, porque si no, correrás el riesgo de quedarte tirado en el suelo, diciendo esa maldita palabra de “no puedo".

Si te caes 8... levántate 9

Hoy he conocido algunas cosas de mí, necesarias de vez en cuando y creo que me siento orgulloso de ello. A pesar de ir jodido –lo siento por la expresión, pero ahora es la perfecta- mi mente no pensó en “no puedo", “mejor vuelvo", “paro y bajo"… me he dado cuenta que mis limitaciones están más allá que mis límites, es decir no caí por una debilidad mental (limitación), sino por una debilidad física (límite), a pesar de mis calambres, quería seguir, me dolía mi orgullo, esto no es algo de lo que sentirse orgulloso, a nadie le gusta que le vean tirado en el suelo retorciéndose, pero mucho peor hubiera sido parar diciendo “no puedo" buscando alguna justificación que evitase el daño de mi orgullo.

Lo cierto, es que ahora veo a Kymbo como una prueba, si no es por él no hubiera llegado hoy a conocer donde están mis límites y mis limitaciones, así que… ¡gracias Kymbo! a veces es necesario tener a alguien que tire de ti y te lleve a estados físicos (y emocionales) donde tu solo no llegarías. Kymbo ha sido hoy mi cruz, pero también mi bendición, bien sabe él que le aprecio como persona y que sin duda, volveré a subir junto a él, tan solo necesito unas semanas, por ahora a ver si quiere hacer unas dominadas -jejejeje-.

Cuando te encuentres en esta situación, deja pasar la fase emocional, cuando entres en fase racional, medita no sobre lo negativo, sino sobre lo positivo que puedes sacar, esto es lo que determina el que una persona sea un poco más feliz o sea un poco más infeliz y busque la compasión de los demás, no solo en el deporte, sino en la vida. Si te caes 8 veces, levántate 9, recuerda que solo se equivoca el que camina, el que arriesga, el que se supera a sí mismo, los errores forman parte del aprendizaje, forman parte de la vida, tú decides cómo quieres asumirlos, superándolos con determinación o evitándolos a toda costa.