Las lesiones de rodilla suelen ser comunes en casi cualquier ámbito deportivo. Esto se debe a que es una zona que sostiene gran parte del peso corporal, de ahí que esté más expuesta a dañarse cuando se realiza una intensa actividad física intensa.
Todas las lesiones de rodilla se caracterizan por tener la misma sintomatología. Esta consiste en un dolor intenso en la zona, junto a una hinchazón y enrojecimiento generalizado. A partir de ahí, es importante discernir que existen distintos tipos:
Tipos de lesiones de rodilla
Artrosis. Esta afección se produce por el desgaste de los cartílagos de la rodilla tras un ejercicio continuado y demasiado intenso. También es una lesión muy común en personas de avanzada edad.
Esguince . Este tipo de lesión se produce cuando los ligamentos de la rodilla han sufrido alguna fisura debido a un fuerte golpe o caída.
Rotura de ligamentos . Es un tipo de rotura muy extendida entre los deportistas de élite, sobre todo en los futbolistas. Se producen tras realizar cambios bruscos de dirección al pivotar la rodilla.
Lesión en los cartílagos . Los meniscos son un tipo de cartílago que tienen forma de medialuna y que actúan de amortiguador natural al correr o al andar. También es muy común que se deterioren en deportes muy exigentes.
Tratamiento para la lesión de rodilla
A la hora de prevenir cualquier lesión de rodilla, se antoja muy importante realizar una rutina de estiramientos. Si de todas formas ya notas una leve hinchazón o dolor en esta articulación, puedes aplicar directamente un poco de frío en la zona, al que debes acompañar con el suficiente reposo durante unos días.
Si esto no sirve, te aconsejamos que acudas a un fisioterapeuta. Será él quien te haga un diagnóstico personalizado. Tras esto, es posible que recomiende inmovilizar la rodilla para las siguientes semanas.
No hace falta decir que durante este tiempo es importante abandonar cualquier actividad física. Puedes mitigar parte del dolor a través de un analgésico que actúe a modo de antiinflamatorio (siempre bajo prescripción médica).
En los casos más graves, no quedará más remedio que acudir a la cirugía para reparar directamente la zona afectada. Después de la operación, obviamente, será necesario realizar ejercicios de rehabilitación para recuperar parte de la movilidad de forma paulatina.