Vida Sana

¡No más excusas! Claves psicológicas para que las excusas no nos paralicen

Nada ocurre si no te involucras. Para que las excusas no te paralicen ni te impidan cumplir tus objetivos deportivos, apúntate estas claves que nos deja nuestra psicóloga Patricia Ramírez Loeffler

Patricia Ramírez Loeffler

3 minutos

¡No más excusas! Claves psicológicas para que las excusas no nos paralicen

Decía un proverbio árabe: "Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer algo encuentra una excusa". Utilizamos las excusas porque permiten no sentirnos culpables de nuestros errores, y aquí es donde aparece el principal motivo por el que nos excusamos, la mala gestión del error. La rigidez con el error nos obliga a excusarnos para no sentirnos mal y dejar de machacar así nuestra autoestima.

La excusa también está relacionada con el locus de control externo. Es el entorno, los demás, la falta de tiempo, las circunstancias, las que te han llevado a actuar o dejar de hacerlo de la forma que no deseabas. Echar la culpa fuera te protege.

También se ponen por falta de valentía. Hay personas que antes de decir a su compañero de running "no tengo ganas de salir hoy a correr" revientan, y prefieren decir que están cargados de trabajo, que no se encuentran bien, etc. Busca la excusa diplomática con la que evitar la censura y desaprobación de los demás.

Pero, si deseas cambiar, también tendrás que asumir la experiencia de tu propia vida. Tienes que dejar el autoengaño y empezar a actuar. Nada ocurre si no te involucras. Estas son las excusas más conocidas para no comprometerte con tus objetivos deportivos:

- Yo soy así. A pesar de que cada uno tenemos una imagen de nosotros mismos que nos define, muchos son los que creen que la forma de pensar, sentir y comportarnos se puede cambiar, pero otros creen que no, que la genética nos define y contra según qué etiquetas no se puede luchar. "Es que yo soy perezoso, poco disciplinado, poco voluntarioso, vago, etc." El yo soy así te limita.

- Aunque tuvieras una predisposición genética, podrías cambiar rasgos y formas de comportarte que crees que te definirán toda la vida.

- No es el momento. La gente cree que existe un momento perfecto para iniciarse o retomar algo. Identifican ese momento perfecto con un estado de serenidad, de orden en sus vidas, de ausencia de caos. El momento perfecto no existe, ni siquiera lo necesitas. Lo poco que empieces a hacer hoy terminará por generar la rutina. El inicio de algo nuevo no depende de ese momento salvo que tú lo condiciones a ello.

- No encuentro con quien. Cuenta contigo, eres la persona a la que siempre vas a encontrar cuando te levantes por la mañana. Correr con alguien es genial, pero hacerlo solo también es un placer. Depender de otra persona condiciona tu actividad. No necesitas a nadie.

- No tengo tiempo. Los estudios demuestran que la gente que practica ejercicio de forma regular no tiene más tiempo que los demás, solo lo gestiona y prioriza mejor. Trata de llevar una agenda escrita, en la que unifiques tu agenda personal y profesional. Hazle hueco, márcalo en fosforito y respeta ese horario. Si dejas el deporte para cuando te sobra tiempo, al final, nunca te sobra.

- No soy hábil. Nadie es hábil con algo que no practica. Uno puede tener más o menos talento para el ejercicio, pero como la idea no es competir en los próximos Juegos Olímpicos, no tienes que preocuparte de si tu capacidad es alta o baja. Además, todo lo que se entrena, mejora. Busca cuál es el objetivo: disfrutar, mejorar la forma, perder peso, sentirte ágil y fuerte. Para esto no necesitas ser muy talentoso, solo dejarte aconsejar y empezar a entrenar.

- Siempre lo termino abandonando todo. Con la excusa de la falta de perseverancia muchos son los que ni siquiera inician la actividad. ¿Y si de repente te engancha? ¿Y si disfrutas muchísimo, o te hace sentir genial, o te retas y deseas superarte? Si no empiezas, nunca lo sabrás. Olvida los fracasos anteriores. No te definen. Lo que te define es tu motivación actual, el plan que elabores y tu compromiso. No eres tu pasado, eres tu presente.

Ojo con las excusas, si te acostumbras a ponerlas te costará mucho salir de ese bucle. Se convertirá en algo normal en tu vida de lo que ni siquiera llegarás a ruborizarte. Da el paso y da la cara.