El riesgo del unicornio

El aviso de los socorristas: ojo con los hinchables, manguitos, flotadores…

Redacción Sport Life

El riesgo del unicornio
El riesgo del unicornio

Se habla mucho de los accidentes de tráfico y poco de la gran cantidad de personas que mueren ahogados cada año. Especialmente triste es cuando es un menor el que pierde la vida en la piscina o en el mar.

Muchas veces los padres estamos tranquilos porque nuestro hijo va con flotador, manguitos o con la histórica “burbuja" de espalda. Pero como bien dicen los expertos del socorrismo, estos elementos que ayudan a que nuestros hijos tengan mayor flotabilidad están más cerca de ser un juguete un elementos de seguridad propiamente dicho. Hay que dejarlo bien claro: no protegen del ahogamiento.

La Real Federación Española de Salvamento y Socorrimos (RFESS) destaca que dan un falsa seguridad a los padres que se convierte en doblemente perjudicial al poder llevar a estos a una falsa sensación de confianza que puede derivar en una situación realmente peligrosa para el menor. Hay que tener en cuenta el riesgo de que un manguito pueda escurrirse del niño o que el niño se volteara con un flotador que no le da opción de poder darse la vuelta o simplemente que reventará, como ya se han dado casos, al haber sido mordido por el niño. Ninguno de estos sistemas nos aseguran al 100% la postura del niño.

El consejo de los técnicos de la RFESS es en primer lugar enseñarles a nada cuanto antes y en segundo lugar no confiarse nunca. Es fácil distraer la vigilancia de nuestro hijo charlando un vecino que entra a la piscina de la urbanización. Respecto a los sistemas de protección se decantan por el chaleco, que es el único que mantiene la posición vertical y las vías de respiración fuera del agua. Incluso algunos de ellos permiten regular el nivel de flotación.

Y mucho ojo con los grandes inflables. Para los niños son irresistibles (este año el unicornio está arrasando en las playas españolas) pero atención que también tiene su peligro ya que no son raros los rescates que tienen que hacer a aquellos que se han adentrado tanto en el mar, muchas veces por culpa de las peligrosas corrientes, que son incapaces de volver.