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A través de su portal en Internet, la Organización mundial de la Salud ha querido salir al paso de las falsas informaciones que asocian el uso de mascarillas quirúrgicas de protección con una posible intoxicación de CO2 o la deficiencia de suministro de oxígeno.
De momento con mascarilla
En el Real Decreto aprobado el 9 de junio de 2020, donde se han especificado algunas de las normas a cumplir por toda la población durante la fase denominada “nueva normalidad", que quedará establecida al finalizar la Fase 3 de todos los territorios, uno de los puntos inamovibles es el uso obligatorio de mascarilla de protección a todos los mayores de 6 años, tanto en espacio cerrados como abiertos, mientras no se pueda garantizar la distancia de seguridad (1,5 m).
El deporte y la mascarilla
Muchos son los que hacen deporte moderado con la mascarilla puesta; otros han decidido rebajar la intensidad del entrenamiento para conseguir practicar deporte sin quitársela pero, en todos los casos, la sensación de falta de ventilación es evidente: algunos la soportan, pero otros muchos sienten agobio y pueden somatizar problemas respiratorios inexistentes.
Frente a estas inquietudes sociales, la OMS ha querido atajar las dudas certificando que no hay ningún riesgo de padecer intoxicación por dióxido de carbono ni, mucho menos, deficiencia en el suministro de oxígeno a nuestros pulmones.
Las nuevas certezas
El desconocimiento generalizado sobre la metodología exacta del proceso de contagio del coronavirus SARS CoV2 había llevado a lanzar alarmas desproporcionadas sobre las posibilidades de contagio. Hasta el punto de vivir casi en un estado paranoico en el que evitábamos tocar cualquier cosa ajena, lavábamos hasta las pastillas de jabón, nos protegíamos como si los que entrásemos en un quirófano fuéramos los ciudadanos de a pie… y ahora se ha determinado que la metodología para autoprotegernos es bastante lógica y relativamente fácil de aplicar:
- Mantener siempre la distancia de seguridad de 1,5 m.
- Utilizar mascarilla de protección tanto en espacios cerrados como al aire libre.
- Lavarse las manos con frecuencia.
Espacios cerrados y transporte
A medida que se va haciendo seguimiento a nuevos casos y a los ya confirmados se ha descubierto que 3 de cada 4 casos de contagios se han producido en ambientes cerrados y con poca o escasa ventilación, como centros de trabajo, celebraciones o transporte comunitario. Todos los rebrotes que hemos visto en nuestro país en las últimas semanas provienen de fiestas, celebraciones, eventos masificados… siempre en espacios cerrados.
En un lugar cerrado tenemos 18,7 veces más posibilidades de contagiarnos que en un espacio al aire libre.
Del miedo original a que nos proyectasen partículas de saliva directas sobre nuestra cara o a infectarnos por tocar el pomo de una puerta, se ha determinado que es más peligroso el contagio por aerosoles (masas de aire con virus que fluctúan en el aire de espacios cerrados), ya que resulta complicado defendernos de algo que no vemos. Los aerosoles no sobreviven en el exterior: cualquier racha de viento, por muy leve que sea, los descompone, perdiendo su capacidad contagiadora.
Los datos publicados por Gwen Knight, investigadora del Centre for Mathematical Modelling of Infectious Diseases han sido contundentes: en un lugar cerrado tenemos 18,7 veces más posibilidades de contagiarnos que en un espacio al aire libre. Sobre 188 casos de contagios masivos estudiados tan solo el 3,7% tiene como origen una actividad realizada exclusivamente en exteriores.
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