Si hay una constante que se ha sucedido a lo largo de la actual crisis que estamos viviendo es que según ha ido evolucionando la pandemia, y los diferentes resultados de su contención, han ido variando los protocolos, obligaciones y consejos hacia la ciudadanía.
Vaya por delante que los expertos son los únicos en poder determinar qué es lo más aconsejado en cada situación, pero hay mucho que los ciudadanos podemos hacer para ayudar a que esta situación evolucione de la manera más rápida y con el resultado más satisfactorio posible; cuando nos dijeron que nos quedásemos en casa, esa era nuestra mayor aportación, pero en el momento que podamos ir regresando escalonadamente a la normalidad (término ahora mismo un tanto difuso) deberemos seguir adoptando nuevos patrones y normas de conducta para conseguir el más rápido avance pero, sobre todo, evitar una regresión hacia la difusión del COVID-19.
La crisis de las mascarillas
Ha habido rotura de stock con el papel higiénico, después con el tomate frito, más adelante con la pasta, ahora no hay harina ni levadura… a medida que ha evolucionado la crisis hemos ido encontrando la falta, de manera casi generalizada, de algunos productos de consumo habitual pero, desde el primer día, lo que siempre ha estado escaso han sido los elementos de los denominados EPIs (Equipos de Protección Individual). Para un profesional de la medicina un EPI está compuesto por un traje especial, un gorro, un sistema de protección del sistema respiratorio y los ojos… mientras que para un ciudadano de a pie un EPI está formado por guantes y mascarilla. Desde el comienzo de la pandemia las mascarillas han sido un bien escaso o inexistente, por lo que la “sapiencia" popular ha emprendido el camino para solventar estos inconvenientes.
La polémica de las mascarillas caseras
De la misma manera que no utilizarías en tu coche un cinturón de cuero para ajustarte al asiento, no deberías utilizar una mascarilla que no estuviera homologada. Ya te hemos relatado qué tipo de mascarillas hay bajo los diferentes epígrafes de homologación y cuál es su nivel de protección, pero ahora nos vamos a centrar en todo lo relacionado con la confección de una mascarilla casera.
Como era de esperar, todos los órganos oficiales y oficialistas han salido al paso informando que el uso de mascarillas artesanas carece de la efectividad necesaria como parta poder aconsejar su utilización, pero también muchos personajes autorizados, como es el caso del Dr. Juan José Badiola, del Departamento de Enfermedades Emergentes de la Universidad de Zaragoza, ha confirmado que, ante la falta de material específico, cualquier barrera que utilicemos para protegernos y proteger a los demás será eficaz, no en el porcentaje del consegudi por el material homologado, pero sí puede que en un grado muy alto.
Como siempre dependerá de los materiales utilizados, de la pericia del “fabricante" y, sobre todo, de la correcta utilización de una de estas mascarillas de fortuna.
Por cierto, y este es un dato de usuario: la comodidad de una mascarilla casera es insuperable por el resto de las comerciales, algo a tener muy en cuenta si nos vemos obligados a utilizarlas durante muchas horas o muchos días... veremos cómo termina nuestro confinamiento.
¿Decorativa o eficaz?
Ha tardado muy poco tiempo en comenzar a verse en los diferentes canales de vídeo un sinfín de tutoriales sobre cómo fabricar una mascarilla de protección: desde las más prácticas y eficientes (con filtro, tejido de microfibras…) hasta las más “pintonas" (de flores, estampadas…). Nosotros hemos querido investigar aún más sobre este asunto y nos liamos la manta a la cabeza para fabricar nuestras propias mascarillas caseras.
Siguiendo los pasos que hemos visto en el vídeo que compartimos con vosotros, y que volvemos a insertar en estas líneas, procedimos a cortar (ver patrón adjunto) unos paños de tela de sábanas y, para lograr el mejor resultado, buscamos un material para confeccionar un filtro que insertaríamos en el interior de nuestra improvisada mascarilla. Tenemos la fortuna de poseer máquina de coser, pero también podríamos haberla cosido a mano, por lo que este bricolaje es asequible para la mayoría de vosotros.
La clave: el filtro
Si te fijas en el gráfico adjunto, la eficacia de nuestra mascarilla dependerá de los materiales que utilicemos. La tela de algodón dispone de un porcentaje de filtrado de un 50% (el 100% sería el plástico) pero si introducimos en su interior un filtro del papel procedente de una bolsa de aspiradora, de una toallita de bebe (previamente secada al sol), de un filtro de cafetera… conseguiremos elevar su capacidad de filtrado hasta límites bastante seguros.
Respecto a la prueba del spray que se ha difundido por las redes sociales, tiene una utilidad discutible: no sabemos qué líquido se debe utilizar, ni lo lleno que debe estar el envase (varía la presión del gas interior a medida que se acaba), porque no es lo mismo pulverizar laca, que un desodorante o cera para los muebles.
Un resumen de manual
Uno de los médicos más importantes del servicio de crisis italiano de salud, implicado en el seguimiento del COVID-19 ha resumido en una guía los tres tipos de mascarillas que se están viendo entre la población (el humor latino no deja lugar a dudas).
Mascarilla “Altruista" Son las que provienen de la confección artesana de los particulares, se asemejan mucho a las máscarillas básicas de quirófano y sirven para evitar proyectar nuestras gotas de saliva hacia el exterior. Sin duda son las más simples y solidarias con nuestros congéneres. Recibiría la catalogación FFP1.
Mascarilla “Egoista"
Son la mayoría de las denominadas FFP3 que impiden la contaminación del que las utiliza, pero no son nada seguras para los que tiene alrededor, porque filtra sobre un 98% el aire que entra, pero el uso de una válvula de salida impide que el aire que se exhala pueda filtrarse.
Mascarilla “Inteligente"
Reciben la homologación FFP2 y tienen capacidad de filtrar alrededor del 92% del aire que entra y sale a través de ellas. Son las más recomendables aunque, todo hay que decirlo, si nos las ajustamos bien, a lo largo de las horas, resultan incómodas.
Uso de mascarillas paso a paso
No debes olvidar las particularidades necesarias para manejar correctamente una mascarilla.
Antes de ponértela lávate las manos.
Después de quitártela, lávate las manos.
Poner y quitar la mascarilla siempre desde las gomas o cintas, nunca tocar el elemento filtrante.
Las mascarillas de papel pierden su efectividad después de 2 horas de uso continuado.
El filtro de las mascarillas caseras hay que cambiarlo después de cada uso.
Las mascarillas caseras hay que lavarlas con agua a 60 grados y jabón, con un chorrito de lejía, después de cada uso (fabricar al menos 2 por persona, para tener siempre una seca).
No intentar reciclar mascarillas de papel con soluciones caseras: se requiere de productos específicos y una tecnología de laboratorio para reutilizarlas.
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