La tendinitis es la inflamación de los tendones, ocasionada fundamentalmente por una mala postura, un movimiento repetitivo o un sobreesfuerzo. Normalmente, la tendinitis se puede tratar con farmacología o ejercicios específicos, sin embargo, si la ignoramos y no le ponemos tratamiento a tiempo, podemos requerir cirugía si la inflamación del tendón pasa a ser rotura.
Relacionadas con el deporte, las tendinitis más habituales suelen ser el codo de tenista, el hombro del nadador y la que afecta al tendón de Aquiles.
Detecta una tendinitis fijándote en estos síntomas
Ante un dolor, siempre deberíamos acudir a un especialista médico para que determine qué lo está causando, en lugar de atiborrarnos a analgésicos, que no son más que una solución temporal. El problema hay que atajarlo de raíz. Por ello, el diagnóstico de la tendinitis es fundamental para curar la inflamación y no sufrir problemas futuros.
Nosotros mismos tenemos la capacidad de darnos cuenta de que estamos sufriendo una tendinitis. Entre los síntomas más habituales, la tendinitis puede empezar con dolor, que irá aumentando de intensidad conforme va pasando el tiempo si no le ponemos solución. En ocasiones el dolor es constante, mientras que otras veces es intermitente, apareciendo sobre todo por la noche. Normalmente, el dolor se concentra en la unión entre el hueso y el tendón.
También podemos sufrir una pequeña hinchazón en la zona afectada, como reflejo de la inflamación que está soportando el tendón, o incluso la emisión de calor en un punto concreto. Esto nos puede indicar dónde se encuentra exactamente la tendinitis.
Cómo tratar una tendinitis
En casa, podemos aliviar los síntomas de una tendinitis tomando analgésicos o antiinflamatorios, además de haciendo reposo y evitando la actividad que ha propiciado su aparición.
Sin embargo, es fundamental que acudamos a un doctor para que evalúe el tipo de tendinitis que sufrimos y que, en consecuencia, emita un tratamiento. Este puede incluir fármacos, sesiones de fisioterapia, inyecciones de cortisona o, en los casos más graves o crónicos, cirugía.