A lo largo de los años, bien como deportista o como terapeuta, me he enfrentado a muchísimas lesiones derivadas directa o indirectamente del pie. Nuestros pies son la base de nuestro aparato locomotor, los pilares de nuestro rendimiento, pero son los grandes olvidados a la hora de cuidarnos, quizá porque los consejos publicitarios cubren otros aspectos de la salud más directamente relacionados con la estética.
En este artículo intentaremos darte una imagen global de cómo cuidar tus pies a distintos niveles, y de cómo aprender a escuchar "señales" que nos transmiten la idea de que "algo no funciona bien" en nuestros pies. Estas señales no están siempre centradas en los propios pies, pueden aparecer incluso en tobillos, rodillas caderas y espalda.
Para cuidar bien nuestros pies, debemos hacerlo a tres niveles: dermatológico, como estructura articular en movimiento (patomecánico) y de calzado.
El cuidado de la piel de nuestros pies es muy sencillo… tan sencillo, que sencillamente no lo hacemos. Todos debemos dedicar a diario un tiempo al cuidado de nuestros pies.
Piel
La ducha es importante. Debemos usar un jabón neutro respecto al pH de nuestra piel (más aún si la persona es diabética). Es muy importante lavar los pies con detenimiento entre todos los dedos y posteriormente secarlos con atención y mimo.
La sudoración es un mecanismo necesario para la refrigeración de nuestro cuerpo, más aún cuando estás realizando una actividad deportiva que eleva tu temperatura corporal. Pero nuestros pies están frecuentemente "encerrados" en calzado que evita que esa humedad se evapore, lo que nos obliga a extremar los cuidados. Un exceso de sudoración, bien por práctica deportiva o por "hiperhidrosis" puede provocar una maceración de la piel (se pone "blanda" y blanquecina). Cuando se produce este proceso, la piel, un órgano fundamentalmente defensivo, se debilita y está expuesta a la colonización por distintos agentes etiológicos patógenos como hongos y bacterias. Por eso son tan comunes entre corredores y otros deportistas las infecciones bacterianas y patologías como "pie de atleta".
Ante la duda, visita a tu podólogo, que optará por el tratamiento más efectivo. Es muy importante que no optes por automedicarte estos problemas, un medicamento inadecuado no es efectivo y además se crean resistencias.
Uñas
Las uñas también son un motivo a nivel dérmico muy común en la consulta. La afectación ungueal por microtaraumatismos continuados es muy habitual en deportistas. Esto es lo que se conoce como "uñas traumáticas", que suelen estar acompañadas por sobreinfecciones de naturaleza micótica.
Al igual que en el caso anterior, la visita al especialista es crucial para el tratamiento y la prevención de estas lesiones. Haciendo un inciso, diremos que la mayor parte de las lesiones ungueales en el deportista se deben básicamente a 3 factores:
1. Calzado deportivo excesivamente estrecho, tanto en longitud como en altura de la pala y mala sujeción del mismo, de forma que durante la actividad deportiva el dedo grueso, que no gordo, choca directamente contra el calzado provocando la lesión.
2. Acortamiento de la cadena posterior y aumento de tensión del sistema Aquileo-calcáneo-plantar. Traduciéndolo a términos que todos conocemos: no estamos estirando lo suficiente, y al no estirar, nuestro pie tiende al "equino" y por tanto a tropezar. Uno de "chivatos" de este problema son, para los que nos dedicamos a la patomecánica y la biomecánica, las lesiones en el dedo grueso. Nuestro cuerpo hace lo que puede para evitar que tropecemos y la elevación del dedo grueso, así como la flexión dorsal del resto de los dedos, las marchas en "guadaña" (con los dedos flexionados) y la flexión de cadera son algunos de los mecanismos a los que recurre, que suelen venir acompañados de muchas patologías.
3. Corte de las uñas con alicates, cortaúñas o tijeras contaminados, que suele ser motivo de lesión ungueal, debilidad de la lámina ungueal y por tanto lesiones.
Las consultas de los podólogos se están llenando de personas que nunca han realizado deporte y que han decidido, ya de adultos, comenzar una vida más activa. Se trata de una magnífica decisión, pero conlleva ciertos problemas que debemos abordar con precaución.
Podemos ver en parques, caminos e incluso aceras, cientos de personas de diferentes edades, pesos y morfologías practicando running. El problema está en que no todo el mundo tiene la condición física adecuada y la mayoría no son conscientes de que correr puede resultar muy lesivo si no se hace correctamente. Igual que darte una "paliza" a correr cuando no has estás entrenado para ello puede resultar muy peligroso a nivel cardiovascular, también puede afectar gravemente a nuestra biomecánica si corremos demasiado o no lo hacemos correctamente.
Casi todos empezamos a correr sin la supervisión de un entrenador, pero a mí me gustaría recalcar que es uno de esos deportes en los que la figura del entrenador es fundamental, puesto que el entrenamiento de la técnica de carrera va a ser clave tanto en la prevención de lesiones como en nuestra evolución como corredores. Para el corredor también es clave el papel del podólogo. A la hora de prevenir lesiones son fundamentales un estudio de la pisada correcto y la prevención en base a tu actitud mecánica.
El tipo de calzado que usamos en nuestro día a día y en la actividad deportiva es muy importante para la salud de nuestros pies. En los últimos años el calzado ha evolucionado de forma frenética. Han aparecido innumerables sistemas de amortiguación y estabilización en grados muy diversos y con formas de lo más variadas (algunos de efectividad más que discutible). La oferta es tan diversa, y las justificaciones a veces tan contradictorias, que para los deportistas y especialmente los corredores, elegir zapatillas puede convertirse en un auténtico dilema. Como experto, yo siempre aconsejaré lo mismo:
Elige un calzado sencillo, sin excentricidades, suela de media densidad, acordonado, contrafuerte rígido, y flexible solo donde ha de serlo, a nivel metartarsal. No olvidemos que el objetivo del calzado es protegernos de elementos externos y dar estabilidad, por lo que todo lo que se salga de estos dos factores podría acarrearnos algún tipo de problema.
Los excesos de amortiguación provocan inestabilidad y por tanto rangos de movimiento mayores que podrían desencadenar lesiones por sobrecarga, fundamentalmente cuando empezamos a correr, hasta que nuestro pie se entrena, pudiendo quedarse el problema ahí o evolucionar a lesiones de mayor gravedad.
Ten en cuenta que el calzado es estándar, aunque se intente personalizar, por actividad, peso corporal, tipo de pisada… nunca conseguirá cubrir las necesidades acomodativas y terapéuticas a la vez si por cualquier motivo te desvías de un "estándar". La pisada, como las huellas dactilares son "únicas en cada individuo" no existen dos pisadas iguales, en esto se basa la "podología forense". Teniendo esto en cuenta, cuando padeces un problema buscar "terapia" en un calzado "por sí mismo" es insuficiente y ahí es donde entra en escena la imagen del podólogo, que debe intentar personalizar el tratamiento. No olvides que para que se trate de un auténtico "tratamiento" debe existir un diagnóstico previo, bien preventivo o bien terapéutico, para cada persona en base a su necesidad.
Consejos previos a la actividad deportiva
Una vez has elegido el calzado adecuado y has recibido tratamiento ortopodológico si fuese necesario, hay unos últimos detalles a tener en cuenta antes de empezar a hacer deporte:
El deporte es salud
Llevar una vida sana, basada en el deporte y una buena alimentación, es el mejor seguro para gozar de buena la salud. Pero la práctica deportiva desmedida, sin control ni evaluación, puede ser muy problemática, también para tus pies. No todos podemos lanzarnos a practicar cualquier deporte (por ejemplo, la carrera) sin atender a nuestra edad, nuestro peso, nuestra morfología… si lo hacemos, aunque nuestra condición física sea buena, tendremos mucha suerte de no acabar lesionados.
Por suerte. disponemos de grandes profesionales médicos, podólogos, fisioterapeutas y entrenadores que pueden ayudarte a encontrar la "receta deportiva" más adecuada para ti. Nuestros pies son la base de nuestro cuerpo, bien atendidos y entendidos mejorarán exponencialmente tu calidad de vida.
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