¿Mejor ducha caliente o fría?

¿Qué es lo que nos aporta más ventajas a los deportistas?

Redacción Sport Life

¿Mejor ducha caliente o fría?
¿Mejor ducha caliente o fría?

Antes de ponerte debajo del chorro, habrá que saber que entendemos por una ducha de agua fría y caliente. Se considera una ducha caliente cuando la temperatura es superior a los 37 grados centígrados; de la misma manera decimos que nos duchamos con agua fría cuando está por debajo de los 35 grados. Entre 37 y 35 grados no hay efectos por la acción de la temperatura.

Las duchas calientes se utilizan para relajar los músculos y para recuperar la musculatura después de un esfuerzo físico al favorecer la llegada de la sangre oxigenada. También eliminan mejor las toxinas producidas durante la actividad física e inducen el sueño.

Por su parte, las duchas frías estimulan el sistema nervioso autónomo simpático, mejoran el retorno venoso hacia el corazón, reducen las inflamaciones y mejoran los problemas de estreñimiento.

Después del ejercicio se recomienda una ducha caliente por que ayuda a los músculos a relajarse y evitar así las contracturas. Terminar la ducha con unos segundos de agua fría contribuye a reactivar el cuerpo. Si el entrenamiento o la competición ha sido especialmente intensa un buen truco es darnos agua fría en las piernas lo que contribuirá a acelerar la recuperación y evitar las agujetas.