Nuestro equipo de SPORT LIFE trabaja para manteneros en forma e informados y ahora, con la caída de los ingresos por publicidad, necesitamos más que nunca vuestro apoyo. Hazte Prémium, desde solo 1 € al mes (1º mes gratis) y estarás haciendo posible que sigamos elaborando estos contenidos, a la vez que disfrutas de artículos exclusivos, navegación sin anuncios y contenidos extra solo para suscriptores.
Cada vez hay más información sobre la evolución de la pandemia producida por el coronavirus, por lo que ya se empiezan a obtener los primeros datos sobre la interacción del virus SARS CoV2 en nuestro organismo. Desde el desconocimiento original sobre el porqué de los diferentes cuadros graves de la enfermedad, hasta la certificación de los que han podido ser los mayores grupos de riesgo, o la detección de un núcleo mayoritario de portadores asintomáticos, han existido infinidad de estudios de los que ahora conocemos las principales conclusiones.
La desgracia que ha supuesto la infección de millones de personas en el mundo, sin embargo ha jugado a favor de la ciencia, porque se han podido estudiar, en un plazo mínimo de tiempo, infinidad de casos reales sobre los que ahora se obtienen resultados aleccionadores que, a su vez, serán válidos para atajar, en el menor tiempo posible, otras futuras pandemias que pudieran volver a producirse.
Alerta digestiva
Desde el contagio hasta la manifestación de los síntomas agudos del COVID-19 se han atravesado diferentes estados: por ejemplo, se ha notificado que el 60 % de los afectados inicialmente padecían patologías gastrointestinales severas, como dispepsias, vómitos, dolor abdominal o diarrea, en las jornadas previas a que se manifestasen los síntomas respiratorios más evidentes, hasta llegar incluso a la neumonía.
La microbiota humana
Nuestro cuerpo está colonizado por una gran cantidad de microorganismos, denominados de manera genérica como la microbiota humana. La relación entre estos microorganismos y nuestro estado de salud es directa y depende de un buen equilibrio que exista entre los que tienen capacidad patogénica y los que nos protegen. Un claro ejemplo de ello es el balance existente en nuestro intestino entre hongos y bacterias. El equilibrio de los componentes de la microbiota es el que garantizará una mejor respuesta de nuestro sistema inmune.
El 60 % de los afectados por el COVID-19 inicialmente padecían patologías gastrointestinales severas
El COVID-19 desde la base
Una vez infectado un individuo, siempre que no resulte ser asintomático, el virus se asocia con determinadas proteínas y comienza a replicarse y a colonizar células de distintos sistemas del organismo. Entonces es cuando pueden registrarse disfunciones intestinales, cambios en la flora bacteriana y, como consecuencia, inflamación sistémica aguda.
El siguiente paso llevará al enfermo a mostrar problemas respiratorios y fiebre, pero el virus ya no necesita replicarse, porque ha causado una inflamación generalizada en nuestro organismo que es la responsable de una futura neumonía. Ya se ha demostrado, con las estadísticas hospitalarias, que los enfermos que padecieron cuadros digestivos agudos en las primeras jornadas fueron los que desarrollaron mayores complicaciones en las fases más avanzadas del COVID-19.
Hay personas infectadas que han conseguido eliminar el virus sin desarrollar patología alguna, o de muy leve representatividad, lo que apunta a que podrían disponer de un sistema inmunológico en completo equilibrio.
Alteraciones de la microbiota
El aumento de la inflamación causado por las alteraciones en la flora intestinal es el responsable de la tormenta sistémica de citoquinas (mega-inflamación en los pacientes más graves). También se ha detectado que las alteraciones orgánicas asociadas a la gravedad de la COVID-19 como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la vejez, están directamente relacionadas con la alteración de la diversidad microbiana en nuestro aparato digestivo: a menor diversidad, se produce una mayor respuesta inflamatoria.
El secreto puede estar en la dieta: probióticos
Es posible favorecer el buen estado de la flora intestinal modificando la dieta o utilizando probióticos específicos. Bacterias de la familia Bifidobacterium (bifidus…) o Lactobaccillus (lactofilus…) reducen la inflamación.
Corrigiendo la dieta se consigue mejorar la respuesta inmune en las primeras etapas de la infección por el SARS CoV2. En esta labor resulta beneficioso, además, ingerir fibra dietética (favorece el tracto intestinal y su descongestión) y, según ya se ha demostrado en diferentes estudios (ver apéndice), las vitaminas A, D, C o E y los ácidos grasos omega-3 favorecen que las bacterias intestinales fermenten subproductos que ayudan a la respuesta antiinflamatoria.
Material consultado:
- Las bacterias de nuestro sistema gastrointestinal, aliadas contra el COVID-19 - Sonia Villapol, Houston Methodist Research Institute.
- Alteraciones en la microbiota intestinal de pacientes con COVID-19 – Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
- Relación entre patologías digestivas y COVID-19 – American Journal of Gastroenterology.
- Estudios sobre la microbiota humana – Natura Weekly Journal of Science
Suscríbete gratis a nuestros PODCAST y no te perderás ningún episodio, estamos en IVOOX, en SPOTIFY y en APPLE PODCASTS.