- Respeta tu horario. Los españoles tendemos a quedarnos en nuestro puesto de trabajo más horas de las que nos corresponden, pensando que así trabajamos más o hacemos mejor nuestro trabajo. ¡Todo lo contrario! Cuando trabajas más horas de las que deberías o no te pones un horario límite, la tendencia es a perder más el tiempo o a no estar lo suficientemente concentrado. En los países con índices de productividad más altos está mal visto quedarse más horas de las correspondientes en nuestro puesto de trabajo.
- Desconecta. ¿A que cuando haces series no sigues corriendo a toda velocidad durante los descansos? Seguro que tampoco haces unas dominadas entre un ejercicio y otro durante un HIIT, ¿verdad? Eso es porque tienes claro que descansar es imprescindible para mantenerte al máximo nivel. Pues exactamente lo mismo ocurre con tu trabajo, si te pasas el tiempo de descanso consultando el mail o dándoles vueltas a los problemas del trabajo, va a ser muy difícil que llegues al día siguiente en plena forma a la oficina.
- Tómate descansos. Hacer una pausa de 5 minutos para estirar las piernas cada hora mejora tu salud y tu productividad. Volverás a tu ordenador con las ideas mucho más claras. Si tienes ocasión, aprovecha la pausa de la comida para hacer un poco de deporte o al menos dar un paso al aire libre.
- Organiza el trabajo. Es un clásico: muchas veces estamos tan absortos en resolver los temas urgentes que nos olvidamos de los importantes. Y uno de los fundamentales tomarnos el tiempo necesario para organizarnos con nosotros mismos y con nuestros compañeros. Distribuyendo bien las tareas en el tiempo, aprovechamos mejor la jornada y no duplicamos las tareas, ¡es una gran inversión!
- Aíslate. Si interrumpes constantemente tus tareas para atender al mail, al teléfono a un compañero que te habla… es muy difícil que puedas llegar a ser realmente productivo. No tengas el mail o el Whatsapp permanentemente abierto. Prueba a establecer unos horarios para contestar a todo que te dejen al menos 50 minutos de cada hora para realizar tu trabajo principal. ¡A no ser que trabajes en un centro de atención al cliente!
- Busca buenos ejemplos. Hay personas que inspiran la productividad y que afrontan sus tareas de un modo práctico y positivo y otras que, por el contrario, se pasan el día quejándose de la gran cantidad de trabajo que tienen (cada vez más, porque si no lo haces, se acumula). Trata de aislarte –al menos mentalmente- de este segundo grupo y sigue el ejemplo de los que hacen su trabajo de un modo alegre y diligente.
- Establece un plan. Coge un folio y escribe cuáles son tus objetivos (no los de tu empresa o tu jefe, los tuyos propios). Tener claro a dónde te diriges o que quieres conseguir a medio plazo facilita que el camino resulte mucho más ligero.