El día llegó y Noemí completó su reto. Gran carrera y ¡prueba superada! ¡Enhorabuena! Sí, pero muchas veces caemos en el simplismo de valorar los retos solo por el objetivo que habíamos planteado, como cuando nos recuerdan constantemente en nuestra famosa ruta jacobea, “el camino es la meta".
Por supuesto que ha sido una gran carrera y que merece todas nuestras felicitaciones, pero no las merecen menos todos los esfuerzos realizados para llegar hasta aquí, con la condición, la confianza y la convicción que da un trabajo bien hecho. Enhorabuena Noemí y enhorabuena Martín. El camino ha sido duro dado el corto plazo y las condiciones de entrenamiento (viaje va, viaje viene), pero la disciplina ha ido marcando una progresión que, al final, ha permitido acometer y realizar la carrera con tan espectacular resultado.
Recuerdo cuando al principio hablábamos de “entrenar la hidratación" y sonaba un tanto “¿raro?"; pero gracias a eso, ahora en la carrera hemos conseguido llevar a cabo esa hidratación de la manera correcta y de forma casi automática. Lo que nos puede echar por tierra una maratón es no hidratarnos adecuadamente (a pesar de que la nutrición los días previos haya sido la correcta) y sufrir una deshidratación o, lo que sería peor aún, hasta fatal, un golpe de calor. Por desgracia, la sed es una señal tardía, insuficiente. En los entrenamientos tenemos la oportunidad de controlarlo, de pesarnos antes y después y así poder comprobar si nuestra hidratación ha sido correcta e ir ajustando esos hábitos hasta llegar a esa óptima ingestión de líquidos.
Por otra parte, sabemos que la hidratación no es solo una cuestión de agua, ya que también perdemos sales. Por ello, queremos y podemos aprovechar ese momento para incorporar algunos nutrientes que nuestro organismo necesita especialmente durante el ejercicio. Es una gran oportunidad de aportar nutrientes en su justa medida ya que, si no, frenaríamos la absorción de agua y, además, la afluencia de sangre en nuestros músculos no permitiría un funcionamiento al 100% de nuestro sistema digestivo. Ese pequeño aporte de nutrientes puede marcar la diferencia.
¿Qué podemos aportar? Pues inicialmente esas sales (sales de sodio básicamente, pero también de cloro y potasio), algunos minerales como el magnesio y vitaminas, sobre todo del complejo B (que son las que intervienen en los procesos de obtención de energía). Incluso le podemos hacer llegar a nuestros músculos algo de energía en forma de hidratos de carbono para ayudarle a mantener los niveles de glucosa y que no aparezca el terrible “muro". En el mercado existen bebidas de rehidratación de varios tipos. Las más habituales son las que intentan cubrir todo esto de la mejor manera y además son agradables de beber. Aunque en ocasiones podemos optar por otras en las que no añadimos esa energía, bien sea porque la prueba es muy corta y no lo necesitamos o bien porque estamos entrenando y queremos quemar grasas. En otras situaciones necesitaríamos bebidas con una carga extra de energía e incluso con un pequeño aporte de proteína porque nos enfrentamos a eventos con mayores necesidades energéticas o en los que tenemos que repetir esfuerzos un día tras otro.
En el caso de una maratón, podemos optar por bebidas sencillas o con una pequeña carga de hidratos, sobre todo si hemos hecho la correcta combinación de entrenamiento y nutrición los días previos (la puesta a punto de la que hablábamos en los artículos anteriores), y hemos llegado con nuestros músculos “cargados de gasolina". Y eso también lo hemos ido descubriendo con los entrenamientos, probando las distintas bebidas además de aprender cuánto teníamos que beber y cómo teníamos que recargar nuestros músculos tras cada entrenamiento (el famoso batido de recuperación). Hemos aprendido que la comida más importante del entrenamiento es la que viene después porque es la que va a permitir a nuestros músculos recomponerse del daño sufrido e incluso transformarlo en una mejora de nuestro rendimiento.
Por eso, cuando acabamos la maratón, lo primero que nos pide el cuerpo es un batido de recuperación, porque, en el fondo, la sentimos como un entrenamiento más, como un nuevo escalón en nuestra mejora que no queremos detener. Como una prueba superada, sí, pero que, no solo no cierra la historia, sino que nos posibilita y nos abre y nos estimula a plantearnos nuevos retos. Por eso entendemos esa buena recuperación tras la carrera como el primer paso del nuevo reto que vendrá, donde seguiremos aprendiendo de nutrición y entrenamiento y seguiremos mejorando y haciéndonos “capitanes de nuestra alma y dueños de nuestro destino".