Los insectos pueden ser el alimenot del futuro, al ser una de las mejores fuentes de proteína para una alimentación alternativa y sostenible para el futuro, pero no pongas cara de asco todavía, existen alternativas para consumirlos en forma de harinas y barritas de rico sabor y un alto contenido en nutrientes.
¿Por qué los insectos pueden ser el alimento del futuro?
Principalmente, por su alto contenido en proteínas, contienen entre el 50% y el 75% de proteína en su peso seco, lo que los convierte en una excelente fuente de proteína, una buena alternativa a las fuentes tradicionales de proteína, como la carne roja, pollo o pescado. Además, la proteína es de alta calidad, ya que contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo humano necesita.
También son ricos en grasas saludables. Muchos insectos contienen ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), especialmente ácido linoleico y ácido linolénico, que son importantes para la salud cardiovascular. También contienen niveles significativos de ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), que también son beneficiosos para la salud cardiovascular.
Contienen varios minerales esenciales, como hierro, zinc, calcio y magnesio. El hierro es especialmente importante para la producción de glóbulos rojos y la oxigenación de los tejidos, mientras que el zinc es esencial para el sistema inmunológico y la curación de heridas. El calcio es importante para la salud ósea y el magnesio es esencial para la función muscular y nerviosa.
Y aportan vitamina B12 y la vitamina A. La vitamina B12 es esencial para la producción de glóbulos rojos y la salud del sistema nervioso, y sólo se encuentra en los alimentos de origen animal, de ahi que las personas vegetarianas o veganas deben tomar suplementos de estas vitaminas. La vitamina A es esencial para la visión y la salud de la piel.
Y contienen fibra, que es importante para una digestión saludable y el control del peso. La fibra también puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón, diabetes y ciertos tipos de cáncer.
A todos estos beneficios nutricionales, hay que sumar que se pueden producir de manera ecosostenible, en granjas que requieren poco espacio y un consumo muy pequeño de agua, energía y nutrientes, reduciendo tanto el gasto como la contaminación que generan las granjas tradicionales de animales de tierra o de pescados de agua.
Su consumo puede ayudar a mejorar la salud y prevenir enfermedades. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los insectos no deben consumirse crudos ya que pueden contener parásitos y bacterias.
¿Son los insectos el alimento del futuro? Prepárate para ponerlos en tu plato porque son una fuente de proteína saludable y sostenible que se puede consumir en harina o barritas.
Pero ¿comerías insectos? La pregunta del millón y si realmente estamos preparados para consumirlos, ya que la mayoría de las personas sufren rechazo y asco ante un plato de insectos con patas o gusanos blanditos. Este el principal inconveniente para apostar por su consumo como alimento del futuro, y los expertos se han preguntado qué se puede hacer para conseguir que cambiemos de opinión, y aumentar la aceptación a su consumo.

Un estudio del grupo de investigación FoodLab de la UOC ha estudiado e identificado los parámetros que contribuirían a mejorar la aceptación del consumo de insectos.
La mayoría de las personas, un 58 %, que han participado en una encuesta como parte de un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) sobre el consumo de insectos, opinan que en el futuro podrían ser una fuente alternativa y sostenible de proteína y, por lo tanto, piensan que su integración en la dieta se podría convertir en una realidad. Los resultados del estudio Consumers' Acceptability and Perception of Edible Insects as an Emerging Protein Source se han publicado en abierto en el International Journal of Environmental Research and Public Health. Este estudio forma parte de la tesis de la estudiante de doctorado Marta Ros, dentro del programa de doctorado de la UOC de la Sociedad de la Información y el Conocimiento.
Curiosamente, su consumo no es algo nuevo, la entomofagia, nos desvela que han sido y son alimento por los humanos y los animales, era una práctica común entre nuestros ancestros, desde China hasta el Imperio romano, hace mucho tiempo que se abandonó, aunque el consumo se mantiene en países como China, Tailandia, Japón, Colombia, México, Perú, Brasil y algunos países de África.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) promueve la necesidad de examinar las prácticas modernas de la ciencia de los alimentos para aumentar el comercio, el consumo y la aceptación de insectos. Varios estudios han probado los efectos positivos su consumo para la salud en animales y humanos.
En estudios en humanos, han demostrado mejorar la salud intestinal, reducir la inflamación sistémica y aumentar significativamente las concentraciones sanguíneas de aminoácidos.
En un hecho, la mayoría de las personas jamás han comido insectos
El estudio realizado por la UOC se basa en las respuestas de 1.034 personas que han participado en la encuesta sobre su consumo. Una inmensa mayoría, el 86 %, responde que nunca ha comido insectos, y solo un 13 % los ha probado. La principal razón que aducen para no consumirlos es el asco (38 %), seguida por la carencia de hábito (15 %), las dudas sobre su seguridad (9 %) o razones culturales (6 %), entre otras.
La reticencia a comer insectos también se pone de manifiesto cuando a los encuestados se les plantea si estarían dispuestos a incluirlos en su dieta habitual. Solo un 16 % responde que sí, mientras que un 82 % asegura que no lo haría. También una mayoría, el 71 %, afirma que no los cocinaría en casa, mientras que un 28 % contesta que sí. Preguntados sobre si ofrecerían platos con insectos en un restaurante, el 73 % dice que no, mientras que un 25 % responde positivamente. La mayoría, un 81 %, opina que el público general no recibiría bien estos platos, pero un 16 % cree que sí.

¿Cómo conseguir introducir los insectos en nuestra dieta?
A pesar del rechazo, en determinadas condiciones la valoración de su consumo mejora. De hecho, según los datos, casi el 50 % de las personas encuestadas piensa que disponer de información sobre el potencial que tienen los insectos como alimento sostenible alentaría a consumirlos, mientras que un 48 % dice que no. El optimismo respecto al futuro se pone en evidencia cuando se les pregunta si creen que el consumo de estos podría ser una práctica futura. Una clara mayoría, el 58 %, responde afirmativamente, mientras que un 38 % opina lo contrario.
La mayor parte de los encuestados indican que la manera en la que puedan ser preparados para ser consumidos es importante a la hora de atraer a los consumidores. En este sentido, un 70 % de las personas manifiesta que una preparación de modo que no se pudieran reconocer, haría que su consumo fuera más agradable. Así mismo, un 10 % considera que, si la forma se hiciera visible, su consumo disminuiría. De manera muy mayoritaria, los encuestados opinan que el formato de harina sería el más interesante (23 %), seguido por el de galletas (6 %) o barritas (5,8 %).
El estudio ha permitido identificar los parámetros que pueden mejorar la aceptación del consumo de estos para introducirlos como fuente sostenible de proteína en la dieta del futuro. Las respuestas han contribuido a estudiar las áreas que tienen que ver con la aceptación: neofobia, normas sociales, familiaridad, experiencias de consumo y conocimiento de beneficios. Las autoras del estudio destacan que los hombres se muestran más abiertos a consumirlos que las mujeres, y también se ha puesto de relieve que el grupo de edad más receptivo a probarlos es el de 40 a 59 años.
¿Ya lo tienes claro? Los insectos son una alternativa ante el aumento de población hacia el 2050
El aumento considerable de población en el mundo que se prevé hacia el 2050 debido a la mejora de las condiciones de vida en la mayoría de los países, obliga a buscar alternativas en cuanto al abastecimiento de proteína. El incremento del coste de la producción de proteína animal y la creciente presión ambiental en la agricultura y la ganadería nos abocan a encontrar otras opciones productivas y técnicas innovadoras para la obtención de alimentos que tengan en cuenta la dimensión nutricional, ambiental y sociocultural de la sostenibilidad alimentaria.
El uso de insectos como alimento de consumo humano, destaca el estudio de la UOC, podría reunir estas demandas y demostrar ser una estrategia válida para mejorar la seguridad alimentaria global. Se debe tener presente que pueden crecer en restos orgánicos (actuando como bioconvertidores), ocupar un menor espacio de producción y generar menos gases invernadero. Además, comparando la obtención con la de carne de vacuno, la emisión de gases invernadero es un 95 % inferior y el consumo de energía cae un 62 %. Los beneficios que pueden aportar los insectos comestibles, y en concreto con respecto a la salud planetaria, se habían abordado anteriormente de una manera más amplia en el artículo "Edible Insect Consumption for Human and Planetary Health: A Systematic Review", en el que también participan algunas de las autoras del estudio sobre la aceptación del consumo.
Las autoras del estudio son Marta Ros, doctoranda y profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud, Anna Bach y Alicia Aguilar, profesoras e investigadoras del grupo de investigación FoodLab.