La especie humana no ha cambiado mucho en los últimos 30.000 años desde el punto de vista evolutivo, si tuviéramos que distinguir de qué época procede un cuerpo desnudo de Homo sapiens, sería imposible porque ni nos han salido antenas telepáticas ni un segundo pulgar acoplado al ratón del ordenador.
Hasta hace 10.000 años los humanos eran cazadores-recolectores, después vino la agricultura y el gran cambio en la vida de los humanos, el inicio de las primeras civilizaciones, las ciudades y de ahí a nuestra época puede que te parezca que ha llovido mucho pero en cuestión de evolución no ha habido cambios y probablemente el cuerpo de un ser humano de hace 10.000 años sería mucho más atlético y mejor formado que el de un ajetreado hombre o mujer de negocios actual, y por ahí van los tiros de la Paleodieta, los defensores de esta forma de alimentación creen que la dieta de la Edad de Piedra es la mejor para la especie humana, especialmente para las personas deportistas que mantienen un nivel de actividad muy similar a los primeros cazadores-recolectores.
- ¿Qué comían nuestros tatatatatata-tatarabuelos?
Es sencillo, comían lo que tenían a mano, desde semillas, frutas y verduras que podían recolectar fácilmente con sus manos a pequeños animales y peces que podían cazar y pescar a mano o con trampas y animales más grandes que abatían en grupos con arcos y flechas.
Puede que te parezca una dieta muy primitiva, pero era una dieta bastante saludable rica en vitaminas, minerales y fibra. Si no te convence, piensa que con la dieta del paleolítico sobrevivimos a las grandes glaciaciones antes del comienzo de la Agricultura y la Ganadería.
Y aunque la edad media de nuestros ancestros era de unos 25 años, no hay razones para pensar que fue la mala alimentación la causa de esto. Hay que recordar que estamos hablando de una media estadística en una población con una gran mortalidad infantil y con una gran probabilidad de morir por accidentes, durante la caza o por la falta de medicinas y las duras condiciones de vida. En realidad, se han encontrado esqueletos de humanos que vivieron hasta los 60 años o más, por lo que es obvio pensar que los que conseguían sobrevivir a la crudeza de su vida podían envejecer tranquilamente y con salud, quizá mejor cuidados que nuestros mayores porque eran valorados por su experiencia y sabiduría y se les alimentaba con cariño.
Además estaban libres de la gran epidemia de obesidad de nuestra sociedad, no tenían que temer a los problemas cardiovasculares, diabetes, ateroesclerosis, problemas circulatorios, etc. Y aún hay más, parece que el cáncer no era un tan común en su época con la vida al aire libre y la alimentación natural que llevaban.